Andréa Becker

Matt Lavallee estaba en la universidad cuando supo que su novia estaba embarazada. “La noticia me asustó”, cuenta, reconociendo que un embarazo involuntario representaba un panorama aún más abrumador para su novia. “Pero no había duda de que el era la mejor opción para nosotros”.

Ahora, muchos años después, comparte su historia en las redes sociales. Si su novia no hubiese tenido ese aborto, está seguro de que la vida de ambos se habría visto drásticamente afectada.

“Es fácil para los hombres ver esto como el problema de otra persona, pero no es así”, dice Lavallee. “Sin el derecho al aborto, nuestra vida sería mucho peor”.

No solemos escuchar con frecuencia historias de aborto de parte de hombres, incluso cuando son ellos los responsables de la mayoría de embarazos no planeados y cuando a menudo se benefician de un aborto. Más común nos es el esfuerzo que se hace por reducir el aborto alentando a un grupo de mujeres a contar sus historias.

La ciencia de la salud reproductiva se ha concentrado también en la persona que aborta. Pero varios investigadores hemos dedicado nuestras carreras a examinar no solo a la persona que aborta, sino también su experiencia, qué barreras debe superar y cómo el hecho de tener un aborto altera la trayectoria de vida de esa persona. Estas investigaciones han descubierto que el acceso al aborto está asociado con una mejor salud física y mental, y está correlacionado con un nivel educativo superior y mejores logros económicos, tanto para las mujeres como para sus hijos.

Aun así, hay algunas preguntas que persisten: ¿cuál es el efecto en los hombres cuando el embarazo en el que han participado termina en un aborto? ¿Y quiénes son estos hombres?

La data sobre quién aborta es extensa. Sabemos que una de cada cuatro mujeres en los Estados Unidos tendrá un aborto, que alrededor del 60% de ellas son veinteañeras, que el 75% tiene bajos ingresos y que más de la mitad ya son madres.

Por el contrario, la data sobre los hombres es escasa. Una de las pocas científicas sociales que ha dirigido una investigación sobre hombres adultos involucrados en abortos es Jennifer Reich, profesora de sociología de la Universidad de Colorado. “Todos se benefician cuando los individuos pueden controlar su propia reproducción, pero el beneficio para los hombres puede ser invisible, ya que ellos no absorben los riesgos de un embarazo y este no queda inscrito en sus cuerpos”, sostiene Reich.

En entrevistas que realizó para un estudio del 2008, los hombres dijeron que el aborto hizo posible que continuaran con sus metas educativas o profesionales y les permitió “evaluar si esta era la relación con la que querían tener una conexión de por vida”.

El Dr Brian T. Nguyen, profesor adjunto de obstétrica y ginecología en la Universidad del Sur de California, estableció el laboratorio Emerge para comenzar a llenar los vacíos de lo que sabemos sobre el rol de los hombres en el cuidado de la salud reproductiva. Su equipo ha estimado que aproximadamente uno de cada cinco hombres ha estado involucrado en un aborto, lo que probablemente sea una subestimación, ya que algunos hombres podrían no reportar sus casos debido al estigma sobre el aborto o porque no estuvieron al tanto del mismo. “Los hombres pueden y deben involucrarse en el cuidado de la salud sexual y reproductiva, y seguiremos haciendo este trabajo hasta que quede claro que es un problema que nos concierne a todos”, afirma Nguyen.

Aún así, estudios como estos representan apenas una ínfima fracción de las investigaciones existentes en torno del aborto. La falta de enfoques en el rol de los hombres en el aborto y en cómo este los afecta refleja que hay un problema a gran escala en la forma en la que la sociedad considera la salud reproductiva.

Este vacío en el conocimiento refuerza la idea de que la salud reproductiva es un asunto exclusivo de las mujeres, lo que coloca sobre sus hombros toda la responsabilidad.

Es fácil imaginarse el beneficio de cambiar el foco sobre el rol de los hombres en un aborto. Sin embargo, existe también una tensión inherente en la pregunta sobre qué rol debe tener el hombre en la decisión de la interrupción de un embarazo. Si bien la data sugiere que todas las partes se benefician del acceso al aborto, la embarazada es la que carga exclusivamente con los peligros físicos del embarazo y el parto que, en Estados Unidos, es 14 veces más mortal que el aborto.

A su vez, echar más luces sobre los invisibles beneficios del aborto para los hombres podría ser una poderosa oportunidad para combatir el prejuicio y convocar a más personas a luchar por los derechos reproductivos. Después de todo, las mujeres han estado contando sus historias de aborto durante años.

–Glosado, editado y traducido–

© The New York Times

Andréa Becker Doctora en sociología