Derechos para todos, por Pablo Sánchez Nassif
Derechos para todos, por Pablo Sánchez Nassif

El pasado 15 de febrero, la organización Todos Tenemos Derechos y el Instituto Político para la Libertad anunciaron el inicio de la campaña Derechos para Todos, que busca que cualquier pareja, independientemente de su orientación sexual, pueda crear una unión de hecho –o concubinato– estable en el Perú.

Nuestra campaña tiene el objetivo de recolectar al menos 5.000 firmas para presentar una acción de inconstitucionalidad por omisión ante el . Lo que se quiere es eliminar el discriminatorio requisito de la heterosexualidad para que las parejas puedan constituir uniones de hecho conforme al artículo 326 del Código Civil y al artículo 1 de la Ley 30007, que reconoce derechos sucesorios a las uniones de hecho. Actualmente, dichos artículos limitan las uniones de hecho a aquellas parejas conformadas “entre un varón y una mujer”. Con solo eliminar estas palabras, cualquier pareja, sin importar el sexo o la orientación sexual de quienes la integran, podría constituir una unión de hecho.

Un aspecto muy interesante de esta alternativa es que no depende del Congreso, por lo que la igualdad podría alcanzarse mucho más rápido, incluso este mismo año. Una acción de inconstitucionalidad no requiere de comités técnicos, discusiones congresales o votaciones de ‘petit comité’. Tampoco depende de partidos políticos que estén a favor o en contra. Su fuerza es mucho más básica, elemental y legítima: la sociedad civil, organizada y empoderada, clama justicia ante su máximo tribunal para que este reconozca sus derechos y ponga cese a una situación discriminatoria lesiva de derechos fundamentales.

Es, además, una propuesta congruente. Si bien los derechos fundamentales no son monopolio de las mayorías, lo cierto es que los peruanos sí están de acuerdo con reconocerles derechos a las parejas homosexuales. Según una encuesta de Ipsos Perú realizada en el 2014, al menos el 54% de los peruanos cree que las parejas del mismo sexo deberían tener acceso a un seguro de salud; el 52% considera que un miembro de la pareja debería poder tomar decisiones en emergencias médicas y prácticamente la mitad opina que ambos deberían poder formar un patrimonio económico común, que les permita heredar si su pareja fallece.

Desde el punto de vista social, esta acción conquistaría una verdadera igualdad. No es posible que las personas homosexuales, única y exclusivamente por tener una orientación sexual distinta, tengan un derecho a la propiedad restringido (pues se encuentran impedidas de conformar un patrimonio común) y un derecho a la identidad y libre desarrollo a la personalidad limitado (al no poder ser como quieren ser). A la ley no debería interesarle nuestra orientación sexual, color de piel ni religión. Para la ley todos deberíamos ser iguales.

El cambio traería además ciertas ventajas económicas. Por ejemplo, de aprobarse esta medida se sincerarían muchos patrimonios comunes, hoy ocultos en la informalidad. También se reducirían varios costos de transacción, pues dichas parejas dejarían de verse en la necesidad de acudir a argucias legales –como hoy muchas hacen– para proteger sus intereses. Es tan cierto lo que decimos que en Nueva York el reconocimiento legal de las parejas homosexuales generó más de US$259 millones en apenas un año.

Una demostración de la legitimidad de esta acción es la forma como nos ha acogido la sociedad civil. En apenas un mes ya muchas personas, espontáneamente y de forma totalmente gratuita, han recogido su planillón para pasarlo entre amigos y familiares. Y acorde con los nuevos tiempos, las tradicionales tienditas de campaña distritales han sido reemplazadas por redes sociales, eventos, conciertos y fiestas nocturnas. Antes nuestro miedo era quedarnos sin firmas. Ahora más bien es quedarnos sin planillones.

El compromiso mostrado hasta ahora es alentador. No se trata de la primera batalla y seguramente tampoco será la última, pero ciertamente es una que demuestra que el tesoro del Perú no solo es su gastronomía, sino también, y muy especialmente, su gente.