Emilio Soyer, por Frederick Cooper Llosa
Emilio Soyer, por Frederick Cooper Llosa
Frederick Cooper Llosa

Ha muerto . Una muerte prematura, no porque en realidad alguna lo sea, sino porque vivió con una naturalidad que parecía permanente. Mucho antes de verse succionado por su fascinación por la arquitectura, desde cuando merodeaba apaciblemente por Miraflores y a través de sus años escolares en el Inmaculado Corazón y el Santa María, lucía una serena placidez que denotaba una personalidad contemplativa y anímicamente fervorosa.

Despertó a la activando silenciosamente aquella energía sumergida que, probablemente sin ser consciente, iría forjando en su interior un exigente sentido creativo. La fortuna de haber cursado sus estudios en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNI entre 1956 y 1961, cuando dicha escuela dispensaba una excelente formación profesional basada en un cuerpo docente abnegado, cultivado y exigente, fue despertando en él una pasión vocacional que no tardó en revelar su talento refinado, sensible y acucioso.

Comprometido con la complejidad de su oficio, la copiosa y siempre creciente calidad de su obra dio cuenta del progresivo asentamiento de una convicción que, afortunadamente, pudo ir profundizando y expandiendo a lo largo de un abanico de proyectos. Quién sabe por qué la demanda que surgía de su progresiva inmersión en la elaboración arquitectónica, asociada a la igualmente expansiva curiosidad que desplegó (tanto por los valores de nuestros ancestros culturales como por la evolución moderna del diseño), le exigieron precozmente un escrutinio exhaustivo de sus motivaciones formales. 

Destacó inicialmente en el diseño de viviendas en las que sincréticamente procuró conciliar los referentes artísticos, técnicos, funcionales, humanísticos y estéticos que habían poblado su imaginario desde que observaba los ficus en torno a la plaza Bolognesi del Miraflores de su infancia. Incluyó además un obsesivo interés y admiración por el paisaje y las manifestaciones de nuestro ancestro andino. Y, durante su formación universitaria, descubrió una modernidad que supo aquilatar con un admirable sentido de sensatez y equilibrio.

Por ello se hizo evidente, desde sus primeros tanteos arquitectónicos, una demanda creativa que lo llevó a urdir pausadamente una valoración de la formalidad tectónica que surgió como un arduo y misterioso camino hacia una belleza recóndita (cautivante, atávica y compulsiva). En realidad, Emilio Soyer accedió a esta belleza por sí mismo, desde la intimidad de un sentimiento estético que –pienso– nunca llegó a dominar completamente, al estar siempre insatisfecho con los logros de la inercia creativa que lo impulsaba, y cuya naturaleza esquiva le impuso la necesidad de instrumentar una poética que deviniera en el factor esencial de sus impulsos. 

Su experiencia arquitectónica sucede, por lo tanto, a aquella que formuló con tanta lucidez el filósofo alemán Martin Heidegger, quien en uno de los muchos escritos que publicó y a  través de los cuales procuró sustentar su convicción de que la arquitectura constituía la cima de las artes, se refirió al arte de construir como una forma de “habitar poéticamente”.

Sin haber leído a Heidegger (no pienso que su sensibilidad lo condujera a la lectura ensayística para alcanzar aquellas esencias de la arquitectura que presentía con una claridad deslumbrante), Emilio Soyer trazó a lo largo de su vida un derrotero creativo impulsado por el convencimiento de que hacer arquitectura le imponía transmutar a un edificio un sentido poético que había cultivado de manera inconsciente, apasionada y ardua. 

En efecto, sus obras más notables revelan complejos espaciales, tensiones volumétricas, luminosidades subyugantes, estructuras sorprendentes y materialidades exquisitas que se funden en recorridos fascinantes. Se trata de un conjunto de valores formales que trasuntan la restringida identidad del rol que le compete a cada uno en la orquestación de una poética. Eso hizo de Emilio Soyer uno de los grandes innovadores de nuestra contemporaneidad tan crítica.