¿No estaremos exagerando?, por Óscar Vidarte
¿No estaremos exagerando?, por Óscar Vidarte
Óscar Vidarte A.

¿Por qué en América Latina existe tanta preocupación por lo que va a implicar la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos? Es muy probable que el gobierno de Trump signifique un retroceso en una serie de temas a nivel internacional en los cuales la potencia mundial, durante el gobierno de Barack Obama, tuvo un papel clave, tales como la lucha a favor del medio ambiente, la reducción de la amenaza nuclear en el mundo y la construcción de un orden basado en una dinámica multilateral. Sin embargo, más allá de estar frente a lo que puede ser un mal gobierno –como se ha pensado en Estados Unidos de muchos otros presidentes antes de asumir el cargo–, en función de nuestros intereses como latinoamericanos, ¿no estaremos exagerando? 

Cuando nos referimos al muro que Trump ha prometido construir, ¿acaso no existe ya una división física entre Estados Unidos y México? En gran parte de la frontera, sobre todo en aquella donde hay un mayor movimiento de personas, se halla una reja, valla o como se le quiera llamar. Y, si bien no caen bien sus referencias a los latinos como violadores o traficantes de drogas (aunque sea cierto que las drogas provienen principalmente de esta parte del mundo), considerando su público objetivo durante la campaña, ¿podríamos estar frente a un discurso populista, utilitario solo para fines electorales, que refleja la terrible percepción de una gran parte del país? 

Por otro lado, también existe gran inquietud por su propuesta de deportación masiva de los inmigrantes ilegales, entre los cuales, los latinos constituyen el grupo más importante. ¿Pero acaso el gobierno demócrata no ha sido uno de los que más ha deportado en los últimos 30 años? No obstante Obama ha buscado, aunque no ha podido, implementar una política más favorable para los inmigrantes ilegales, si Trump continúa el mismo ritmo de las deportaciones, sin esperar mucho de él en favor de aquellos que se han visto obligados a migrar sin respetar las formas, no van a darse muchos cambios de los que ya conocemos hasta hoy.

Asimismo, tratándose del futuro del comercio con nuestra región, más aun teniendo en cuenta que Estados Unidos constituye el principal socio comercial de muchos países de América Latina, existe mucho temor por el discurso proteccionista que mostró Trump durante toda la campaña. Señalar que buscará renegociar los tratados comerciales, haciendo énfasis en el tratado de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México (TLCAN), constituye una alerta para países como Chile, Colombia y el Perú, con TLC vigentes con la potencia mundial. ¿Pero realmente la economía estadounidense se va a ver beneficiada con el cierre del comercio con nuestros países? La respuesta es no. Asumiendo que Trump es un empresario por naturaleza pragmático, y el hecho de necesitar del apoyo de un ‘establishment’ republicano favorable al libre comercio, por qué no creer que no hará grandes cambios al respecto. Además, revisar tratados comerciales de inicios de los noventa como el TLCAN parece algo racional, a tal punto que incluso los gobiernos de México y Canadá se han mostrado favorables a ello; por no decir que empujar a nuestro continente a los brazos de China, país que se muestra como el reemplazo de Estados Unidos en América Latina, parece poco inteligente en función de sus intereses.

Seguramente con Trump en la Casa Blanca tendremos que andar con mayor cuidado, como siempre lo hemos hecho con la potencia mundial, pero queda claro que América Latina no será relevante en los próximos cuatro años para Estados Unidos, como no lo ha sido para los últimos gobiernos de dicho país.