Verónika Mendoza, Gregorio Santos, Vladimir Cerrón y otros líderes de izquierda se reúnen en Huancayo (Junín), en el encuentro "Voces del Cambio", el pasado enero. (Foto: Lino Chipana).
Verónika Mendoza, Gregorio Santos, Vladimir Cerrón y otros líderes de izquierda se reúnen en Huancayo (Junín), en el encuentro "Voces del Cambio", el pasado enero. (Foto: Lino Chipana).
Josef Zielinski

A propósito del encuentro Voces por el Cambio II, hay una serie de hechos que deberíamos tener en consideración con miras a la actuación de la izquierda de cara al 2021.

En lo coyuntural, no debemos dejar de considerar algunos detalles anecdóticos del encuentro: marchas separadas de militantes de los grupos participantes; peleas e insultos en su desarrollo, principalmente dirigidos contra ; la ausencia de Zenón Cuevas, etc. Todo esto nos hace pensar que la unidad se ha puesto “cuesta arriba” dentro de la izquierda, dado que –como siempre– nuevamente las diferencias se están imponiendo a las coincidencias.

Por otro lado, no obstante una por Datum daba como suma de intención de voto a los diversos grupos de izquierda un nada despreciable 33% (partidos de izquierda radical 10%, Frente Amplio 9%, Nuevo Perú 8% y Partido Nacionalista 6%), esto puede resultar engañoso. Todos estos grupos, de manera independiente, tenían un antivoto superior al 80%. De esta manera podemos preguntarnos: ¿Acaso el simpatizante de NP votaría necesariamente por esta agrupación si se alía con Perú Libre o el MAS, o viceversa? Ese idílico techo de 33% que tienen los radicales en nuestro país debe ser analizado con mayor profundidad.

Por otro lado, no debemos dejar de lado ciertos hechos ocultos bajo la alfombra dentro de estas agrupaciones (la aún no resuelta de mientras era gobernador regional de Cajamarca y la desastrosa situación económica que allí dejó, la presunta letra de Mendoza en las agendas de , la cercanía de con ), hechos que definitivamente les pasarán factura en el 2021.

Asimismo, hay aspectos estructurales de los socialismos derivados del marxismo que no podemos soslayar. Como bien señala Norberto Bobbio, todo enfoque marxista trata –dentro de su concepción– de imponer su orden explotando las contradicciones internas en la sociedad (consecuencia del determinismo marxista). Si el marxismo utiliza esta mecánica para lograr sus objetivos en la sociedad, ¿acaso un grupo marxista no intentaría aplicar lo mismo dentro de sus mismas alianzas o incluso sus agrupaciones menores?

La izquierda peruana (al igual que casi toda nuestra clase política) todavía no ha madurado lo suficiente como para hacer la política que nuestro país necesita. Urge que no solo la izquierda, sino los partidos políticos en general vuelvan a ser conscientes de su función elemental; la de ser legítimos interlocutores de los deseos, aspiraciones y necesidades de la comunidad ante el Estado, incluso si para lograrlo es necesario dejar de lado ciertos aspectos ideológicos. Se supone que esto es el principal motor que explica su intención de hacer política.