Venezuela, democracia y alternancia, por Alberto Quintanilla
Venezuela, democracia y alternancia, por Alberto Quintanilla
Alberto Quintanilla

La hermana República Bolivariana de Venezuela atraviesa una grave crisis política, social y económica. Su economía se encuentra paralizada y existe un creciente desabastecimiento de productos de primera necesidad, incluyendo medicinas. 

Al fallecer el 5 de febrero del 2013 el presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, se convocó a elecciones generales para elegir a su sucesor y resultó elegido Nicolás Maduro Moros el 14 de abril del 2013. 

Nicolás Maduro, del Partido Socialista Unido de Venezuela, fue elegido con alrededor de siete millones y medio de votos, equivalente al 50,61% de los votos válidos, frente a los siete millones trescientos mil votos de Henrique Capriles, de la Mesa de Unidad Democrática, que obtuvo un 49,12%. 

Las fuerzas de la oposición que controlan actualmente el Congreso de Venezuela cuentan con 112 congresistas, de un total de 167, y denuncian que el gobierno de Nicolás Maduro ha devenido en una dictadura, y que hace todo lo posible por retrasar –cuando no impedir– el referéndum que podría declarar la vacancia de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. 

En el plano político, el gobierno en manos del Partido Socialista Unido de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, es acusado de haber encarcelado a opositores políticos como Leopoldo López, condenado a catorce años de prisión. 

En este contexto, el secretario general de las Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon, sostiene: “Estoy muy preocupado por la situación actual, en la que las necesidades básicas no pueden ser cubiertas, como la comida, el agua, la sanidad, la ropa, no están disponibles. Eso crea una crisis humanitaria en Venezuela. Toda esta situación está creada por la inestabilidad política. Y antes que nada tiene que haber estabilidad política. La ONU está lista para ayudar, pero las potencias y los organismos regionales ya están comprometidos”. 

En el ejercicio de la autoridad y el poder desde la constitución de los estados, se presentan los males de la corrupción y el abuso del poder, a los que se pretende combatir o limitar con mecanismos democráticos, como elecciones periódicas, alternancia en el poder, limitación de las reelecciones, respeto a las minorías, cifras repartidoras, entre otras. 

El proceso de referéndum impulsado por las fuerzas de la oposición política venezolana para declarar la vacancia de la Presidencia de la República enfrenta una serie de trabas y dificultades, con las que el gobierno de Nicolás Maduro pretende que no se lleve a cabo hasta el 2017, buscando así evitar las elecciones complementarias para elegir a su sucesor y lograr que su reemplazo sea el actual vicepresidente Jorge Alberto Arreaza Monserrat.

La alternancia en el poder, como le propuse directamente a dirigentes del MAS de Bolivia, le  permitirían al presidente Evo Morales dejar el poder para que ingrese otro grupo de gobernantes de su mismo partido o de otro, fortaleciendo la democracia y el país altiplánico. Lo mismo se debió y debe aplicar en todos los países, incluidos Venezuela y Cuba. 

La alternancia, además de construir otros liderazgos complementarios o alternos, permite una fluida fiscalización del ejercicio del poder, limitando así la posibilidad de cometer actos de corrupción o de abuso del poder. 

Las reelecciones indefinidas, además de antidemocráticas, debilitan la institucionalidad y la democracia en los países que las permiten. 

Nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, en defensa de sus libertades democráticas, en contra de las actitudes antidemocráticas y dictatoriales en que está cayendo su gobierno.