Áncash en la Fiscalía, por Federico Salazar
Áncash en la Fiscalía, por Federico Salazar
Redacción EC

Los capturados del Movadef habrían coordinado acciones con Sendero Luminoso y recibido dinero del narcotráfico. Su captura ha sido de las más importantes de los últimos años. La noticia, sin embargo, ha sido opacada por lo que ha sucedido en la fiscalía.

La elección como fiscal de la Nación de Carlos Ramos Heredia sucedió días antes, en medio de graves cuestionamientos.
 
Al fiscal supremo Ramos Heredia se le atribuye haber protegido a quien cambió a cuatro fiscales que investigaron casos de corrupción en la región Áncash. No investigó las denuncias sobre las irregularidades atribuidas al ex presidente de la Junta de Fiscales de Áncash, Hugo Farro Murillo.
 
Hay quienes acusan a Ramos Heredia de haber incluso sancionado a esos cuatro fiscales. Además, habría incumplido su misión de investigar, más bien, a Farro Murillo, de quien se dice protegía al presidente de la región Áncash.

No puedo decir si alguno de los imputados es culpable. Lo que sucede en la región Áncash, sin embargo, es revelador. La impunidad de los asesinatos y las tropelías presupuestales corresponden al más alto nivel de corrupción.

¿Cuánto puede avanzar la corrupción sin la ayuda de autoridades indolentes o venales? ¿Cómo una mafia se podría apropiar de un gobierno si hubiera quien detuviera a los corruptos?

El caso del coliseo Gran Chavín es emblemático. Se abrió una investigación en mayo y se cerró en diciembre. Al medio, nada. Ni una sola indagación o diligencia. Nada.

¿Quiénes protegen a los corruptos? ¿Quiénes persiguen (y hasta asesinan) a los denunciantes?

Se puede suponer que la mafia de Áncash extendió sus tentáculos hasta las más altas esferas del poder a nivel nacional. En la Fiscalía de la Nación se hicieron de la vista gorda durante demasiado tiempo en relación a lo que pasaba en la fiscalía en Áncash.

¿Cómo se podría investigar y delatar a esta red de corrupción, crimen y asesinatos? Tendría que hacerse desde el más alto nivel y con líderes de arraigo moral y valentía personal.
 
Lamentablemente, Carlos Ramos Heredia no cumple con estos estándares. No tiene en su historial ninguna acción destacada en la lucha contra los corruptos de Áncash.

De ahí a afirmar que sea parte de la red de corrupción hay demasiada distancia. Sin embargo, es inaudito que la Fiscalía de la Nación recaiga en quien tiene tamaños cuestionamientos.

Resulta, además, especialmente preocupante que cuatro fiscales supremos hayan elegido a Carlos Ramos Heredia como fiscal de la Nación. Como si no les importara lo que piensa o siente el resto del país.

No se trata de la inocencia o la culpabilidad. No se trata de la legalidad o la legitimidad de la elección. Se trata de la grave responsabilidad que se le entrega en este momento al fiscal de la Nación.
 
Quizá se trate de un inocente y quizá las imputaciones sean injustas. No puede, sin embargo, tener ningún liderazgo en semejante tarea quien empieza de antemano.