Disparates en el lote 192, por Hugo Guerra
Disparates en el lote 192, por Hugo Guerra
Hugo Guerra

Los disparates en torno al son la guinda sobre un pastel de ineficiencia, perversión ideológica, carencia de liderazgo, cinismo, corrupción e intereses ocultos del gobierno humalista. Pero eso no es tan grave como la complicidad de un buen sector de la clase política que privilegia su afán electorero por sobre los intereses nacionales.

A partir del sereno análisis de Carlos del Solar, el gran especialista petrolero peruano, vale la pena hacer un recuento: el lote 192 fue descubierto hace casi medio siglo. Llegó a producir 120 mil barriles diarios en la década de 1980 y hoy menos de 55 mil, porque la reserva está en declinación. Además, aporta crudo pesado con precio por debajo de US$30 por barril.

El libro de reservas del de diciembre del 2014 da solo 134 millones de barriles a ese campo. Mientras tanto, está virtualmente quebrado. Como precisa Del Solar, “en el 2014 perdió más de 100 millones de soles y, leyendo sus estados financieros, veo con preocupación por ejemplo que no han cumplido con contabilizar el deterioro de activos detectado”. 

Por otro lado, Petro-Perú no está técnica ni económicamente en capacidad de asumir una operación de exploración o producción, porque, aun cuando pudiera tercerizar operaciones, no tiene cuadros para supervisar y gerenciar ningún proyecto.

¿Entonces en qué se basa la decisión congresal para que Petro-Perú opere el lote 192 comprometiendo S/.700 millones? ¿Y por qué la bancada oficialista literalmente se rebela contra el Ejecutivo tras haberse firmado el contrato con Pacific Stratus por dos años? 

El humalismo ya demostró que es torpe e ideológicamente errático en el tema minero y energético. A las incongruencias de Conga y Tía María, entre otras, se suma el interés estatificante de desperdiciar más de US$3.500 millones en una nueva refinería en Talara bajo anacrónicas justificaciones “estratégicas”.

Además, el Estado se ha metido al proyecto del gasoducto sur arriesgando unos US$7.000 millones en un proyecto cuestionado desde su licitación, sobrevaluado y que no tiene objetivos claros porque no se sabe si abastecerá un complejo petroquímico o solo venderá gas a Chile. 

Frente a esto, es reprobable que el toledismo se pliegue al disparate para buscar votos. Asimismo, es censurable que el fujimorismo tome banderas estatistas confundiendo economía social de mercado con populismo. En cuanto a , da lástima que su posición haya sido tibia, mientras solo el Apra ha tenido claridad jurídica y económica para oponerse al problema de fondo: la concesión peligrosa ante la oclocracia, esa degeneración de ceder el gobierno a la exaltación de la muchedumbre. 

Conste que este fenómeno no es solo por la reacción del pueblo loretano (literalmente abandonado por el humalismo), sino porque se quiere pasar de contrabando las perversiones izquierdistas de la consulta previa y la conversión de las comunidades en socias de las empresas.

Es hora, entonces, de impedir que pase la modificatoria de la Ley 30130. Para ello, Ollanta Humala –a quien ahora critica hasta su ex escudero Daniel Abugattás– debe asumir un mínimo de liderazgo y entender que el final de su pésimo gobierno no solo puede ser turbulento, sino catastrófico. Si le quedan dudas, que analice el ejemplo de Guatemala.