Rolando Arellano C.

El motivo de la conversación central hoy en las reuniones entre amigos, luego de hablar de algún partido de fútbol y del celular que le acaban de robar a un conocido, es el de los que se vislumbran para las del 2026.

No es demasiado temprano para hacerlo, pues muy pronto se acaba el plazo para que los candidatos a presidente de la República se inscriban en un partido político. Pero, siendo válido preocuparse por la lista de postulantes que tendremos, olvidamos que el mayor problema no estará en ellos, sino en la capacidad que tengamos los votantes para escoger al “ganador”. Esto, sustentado en dos evidencias sumamente concretas.

Una, que se prevé que habrá al menos 40 candidatos para el puesto de presidente y, por lo tanto, como en el mercado cuando existen muchas variedades de un producto, el problema se complica para quien debe elegir.

De hecho, al lector le es mucho más simple escoger tomates, donde hay dos o tres variedades, que papas, donde la oferta es mucho más amplia y diversa. ¿Será que debo escoger amarilla, huayro, canchán, cañetana, tomasa, yungay, serranita, huamantanga u otra?, se habrá preguntado quien ha tenido esa tarea.

La segunda es que la mayoría de los peruanos no sabemos escoger bien. La muestra más clara de ello son las pasadas elecciones, donde elegimos al candidato con menor capacidad de gobierno de todos los que se presentaron.

Y si ese fue un caso extremo, no son excepcionales elecciones como las de Alejandro Toledo o de Ollanta Humala, a los que hicimos presidentes sin que hayan tenido la mínima experiencia de gobierno ni administrado una empresa siquiera mediana. Y sin averiguar si eran verdaderos sus estudios en Harvard o su rebelión en Locumba.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos para enfrentar esta situación? En primer lugar, hacer ver a todos los que podamos que el problema principal por resolver en las próximas elecciones no será la calidad de los candidatos, sino la capacidad de elegir de los votantes. Y habiendo aceptado esa situación, motivarlos a empezar desde hoy a capacitar a los ciudadanos de su entorno sobre cómo hacer la mejor elección.

¿Es eso muy complicado? Es algo muy serio, pero que en sus bases no difiere mucho de la manera como le enseñaríamos a alguien a elegir en el mercado a la mejor variedad de papas, que implica saber bien para qué la necesita, reconocer bien sus atributos y diferenciar sus calidades. ¿Implica fomentar en ellos nuestra orientación política? No está mal hacerlo, pero si solo lográsemos tener votantes más preparados y conscientes de sus votos, independientemente de sus ideologías, tendríamos mejores autoridades.

Dr. Arellano, ¿por qué puso usted más arriba “ganador” de las elecciones entre comillas? Porque, mirando la lista de expresidentes con juicios o en la cárcel, el que sean elegidos si no están preparados para cumplir lo que prometen, más que una victoria, parecería ser una condena suspendida. Pero eso será objeto de otra columna. Les deseo un buen fin de semana.



*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Rolando Arellano C. es CEO Arellano Consultoría para Crecer