"Otra cualidad que caracteriza a los peruanos más admirados es su generosidad". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Otra cualidad que caracteriza a los peruanos más admirados es su generosidad". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Alfredo Torres

El Perú despierta en estos días sentimientos de orgullo, amor a la patria y esperanza. Según las encuestas de El Comercio-Ipsos, muchos más peruanos comparten esos sentimientos que los que sienten pena, rabia o vergüenza. Además, aunque la corrupción, la delincuencia, la injusticia y la violencia siguen generando malestar, las expresiones positivas se han incrementado con respecto al año pasado.

Esta imagen esperanzadora puede resultar difícil de asimilar cuando uno revisa las noticias. El Perú cuenta con un gobierno débil, con serios problemas de gestión y grandes limitaciones para imponer su autoridad. El Congreso está entrampado, con solo una minoría con actitud positiva y demasiados parlamentarios que solo se distinguen por su incompetencia, sus mentiras o su mezquindad. Y, lo que es peor, un sector de la población que, incapaz de convocar marchas multitudinarias en respaldo de su posición (como sí ocurrió esta semana en Puerto Rico, por ejemplo), recurre a sujetos enmascarados para bloquear carreteras y arrojar piedras a valientes policías cuando estos se abocan a despejar las vías.

Como telón de fondo, la enorme decepción que ha representado ver a expresidentes, empresarios, jueces, gobernadores y otras autoridades envueltos en una corrupción mayúscula. Aunque, es preciso reconocer –como suele recordar Andrés Oppenheimer– que en el Perú la lucha contra la corrupción avanza, mientras que en países como Venezuela sigue enquistada en el poder o en otros, como Argentina, amenaza con retomarlo. Con sus excesos y errores, lo cierto es que en el Perú ya la fiscalía ha formalizado acusación penal contra Alejandro Toledo y Ollanta Humala, además de otras exautoridades.

Para entender el orgullo y la esperanza es necesario tomar distancia y ver al Perú más allá de la política. Por ejemplo, ninguno de los cinco peruanos que generan más admiración es un político. Según la encuesta de El Comercio-Ipsos estos son: Mario Vargas Llosa, Paolo Guerrero, Gastón Acurio, Juan Diego Flórez y Eva Ayllón. Son admirados no solo en el Perú. Son los primeros nombres de peruanos que afloran en el extranjero con expresiones de reconocimiento y simpatía. Son nuestros mejores embajadores.

Además de ser notoriamente talentosos, los cinco comparten virtudes que los hacen estupendos referentes para la juventud peruana. Vargas Llosa, por ejemplo, no habría tenido la vasta producción intelectual que lo llevó a recibir el Premio Nobel o el homenaje que se le ha brindado esta semana en la Feria del Libro, cuyo tema es el universo Vargas Llosa, sin una enorme dosis de tesón y disciplina. Tampoco habría llegado tan lejos si no hubiese tenido el valor de romper con ideas preconcebidas y decidir abrir camino por rutas inexploradas.
Historias parecidas de esfuerzo, valor y liderazgo se pueden contar del gran capitán de la selección de fútbol, Paolo Guerrero; del cocinero y empresario Gastón Acurio, que puso al Perú en un lugar destacadísimo en el mapa de la gastronomía mundial; del tenor Juan Diego Flórez, que brilla en los más exigentes escenarios de la lírica en el mundo; y de Eva Ayllón, la máxima exponente de la música peruana.

Otra cualidad que caracteriza a los peruanos más admirados es su generosidad. Son innumerables los testimonios de novelistas de varias generaciones que cuentan de esmerados consejos recibidos de Mario Vargas Llosa, para no mencionar donaciones como la de su biblioteca personal a Arequipa. El ‘boom’ de la gastronomía peruana no habría sido posible sin el empeño de Gastón Acurio por convocar y compartir con lo que él llama “la gran familia de la cocina peruana”, incluyendo su instituto Pachacútec. Y en la música, son miles los niños y jóvenes que vienen saliendo de la pobreza y la violencia gracias a la institución Sinfonía por el Perú que preside Juan Diego Flórez.

El Perú necesita más referentes como ellos para salir adelante. Los Juegos Lima 2019 son una excelente oportunidad para que surjan nuevos ejemplos. La impecable organización lograda por el equipo presidido por Carlos Neuhaus –la villa olímpica y las 21 sedes todas listas, la ceremonia de inauguración de talla mundial– son ya un gran motivo de orgullo. Los deportistas que participan en estos Juegos no han llegado hasta ahí sin esfuerzo, disciplina y espíritu competitivo. En el deporte se cultiva además el respeto a las reglas, el trabajo en equipo y la no discriminación. El Perú tiene mucho que aprender de sus deportistas panamericanos y parapanamericanos. Ojalá su ejemplo se extienda. ¡Felices Fiestas Patrias!

*El autor es presidente ejecutivo de Ipsos Perú. La firma ha realizado estudios para los Juegos Panamericanos. Las opiniones expresadas en el artículo son estrictamente personales.