“Hontanar” quiere decir origen. El Diccionario de la Lengua Española dice que es el sitio en el que nacen fuentes y manantiales. Ha habido muchos hontanares en la historia en los que nacieron civilizaciones. Por ejemplo, Caral, Mesopotamia, Egipto, la India, China y los mayas.

En Occidente, sobre todo los historiadores ingleses, se habla de “hontanar helénico”, considerando a la cultura griega como el origen más remoto de la cultura occidental. Por eso decimos que fue la fuente, el “hontanar de la ”, de una democracia sólida e institucionalizada. Fue un pueblo que se autogobernó y vivió en libertad.

Pero ¿cuándo y cómo surgió esta democracia? Empezó a formarse entre el 507 y el 508 a.C. Fue el resultado de un proceso revolucionario para esa época que produjo, además de cambios políticos, también económicos, sociales e ideológicos. El principal protagonista de este cambio fue Solón (594 a.C.), considerado por Platón como uno de los siete sabios de Grecia. La condición fundamental para que surgiera la democracia en esa ciudad-Estado fue la “emancipación de los siervos”. Estos se convirtieron en hombres libres debido a una transformación económica e ideológica, que luego devino política: dejaron el campo, librándose del sometimiento que les imponían los aristócratas, huyeron a las ciudades del Ática –región de la que formaba parte Atenas– y se dedicaron a la industria, la marina mercante y empezaron a cuestionar no solo el de los aristócratas, sino que dejaron de creer en “el poder divino de los reyes”.

Es en este contexto en el que se yergue la figura de Solón como un gran estadista, pero las trompetas que anunciaban el cambio sonaron antes que él, cuando muere el rey Codro y el poder es asumido por una nueva magistratura llamada el “arcontado”. Había caído la monarquía en Atenas. También continuó otra institución monárquica: un consejo llamado el “areópago”, que tenía la función de controlar el poder absoluto del rey. Antecedieron a Solón, Megacles, miembro de la familia de los alcmeónidas. Luego de Megacles gobernaron Cilón y el famoso Dracón, del que viene la frase “leyes draconianas”.

Ya en el poder, Solón, que no tenía ambición política –tanto es así que, ante una crisis a finales de su gobierno, abandonó el arcontado–, tomó una serie de medidas aceptando los reclamos del “demos”. Reunió a los cuatro “demos” (una especie de barrios) y los convocó en asamblea o “ecclesia” para que tuvieran poder (“kratos”). La reunión de los pueblos en la “ecclesia” sirvió para que los atenienses se expresaran libremente y les permitió tener poder. He allí el origen de la palabra democracia, la unión de dos vocablos: “demos” (pueblo) y “kratos” (poder). Lo que derivó en su significado actual: poder del pueblo. La “ecclesia” fue deliberante y electiva. Esta asamblea elegía a un consejo, llamado “bulé”, que estaba compuesto por 400 representantes. Este consejo fue deliberante y legislativo, y a veces hasta podía elegir a los arcontes, que fueron dos. El arconte epónimo, dedicado a los asuntos civiles, y el arconte polemarca, encargado de los temas militares. Esta forma de gobierno se llamó diarquía, que significa “dos en el gobierno”. También hubo una reforma jurídica. Se fundaron los tribunales populares. Fueron tres jueces elegidos por el “demos”. Finalmente, estuvieron los “strategoi” o estrategas, que eran diez generales elegidos por el pueblo, pero que una vez electos continuaban en sus cargos. En Atenas no hubo reelección, porque los atenienses no querían que una persona permaneciera mucho tiempo en el poder, ya que podía convertirse en tirano.

Años después de esta reforma, Clístenes realizó otra al ampliar el consejo a 500 miembros para que los atenienses del campo tuvieran representación. Hubo otras instituciones en esta democracia inicial, pero las mencionadas son las más importantes. Posteriormente el arconte Efialtes introdujo el sorteo para que cualquier ateniense pudiera acceder, por lo menos una vez en su vida, a un cargo público.

La democracia ateniense sucumbió ante el poder de Filipo de Macedonia, padre de Alejandro el Magno. Fue cuando el orador Demóstenes, que era arconte en ese momento, pronunció su famoso discurso contra Filipo, conocido como “las filípicas”.

Bajo el imperio de Alejandro, la democracia ateniense se debilitó y luego fue presa fácil de los romanos. Así murió “la más hermosa locura inventada por el hombre”, como llamó a esta gran creación política el historiador inglés George Douglas Howard Cole. Los atenienses fueron los primeros en dividir el poder, la principal característica de la democracia junto con la elección, la participación ciudadana y la deliberación.



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Francisco Miró Quesada Rada Exdirector de El Comercio