Keiko Fujimori encabeza la lista de preferencias electorales pero tiene un empate técnico con Julio Guzmán. A ambos los supera la intención de voto en blanco y viciado. (Archivo El Comercio)
Keiko Fujimori encabeza la lista de preferencias electorales pero tiene un empate técnico con Julio Guzmán. A ambos los supera la intención de voto en blanco y viciado. (Archivo El Comercio)
Juan Carlos Tafur

Seriamente afectada la carrera política de –al menos en el corto plazo– , como es natural, traza una estrategia diseñada para recuperar el terreno perdido que su hermano le arrebató.

La última encuesta de El Comercio-Ipsos revela el profundo deterioro ocasionado por el cisma con su hermano y por la obtusa labor opositora desplegada respecto del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.

Hoy las coordenadas son distintas. Por eso, Keiko decide romper su silencio y reaparece en visitas al interior del país. Y no es casual que lo haga en el norte, el principal bastión fujimorista (en la primera vuelta del 2016, hubo provincias en las que Keiko llegó a obtener más del 70% de los votos).

Ya las encuestas muestran un cambio. El Congreso de la República, el poder fujimorista, tenía un nivel de aprobación en enero de 23%, en febrero 21% y en marzo 14%. Venía en caída libre. En abril ha obtenido un mejorado 25%.

Ello aún no percola hacia la lideresa del partido que controla el Congreso, como es Keiko Fujimori, quien muestra decrecientes niveles de aprobación (enero 30%, febrero 29%, marzo 23% y abril 19%), pero no tardará en hacerlo.

Los altos niveles de concordia y coordinaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo auguran un prolongado período de paz política. Y ello coadyuvará a una mejoría en los niveles de aprobación ciudadana de Keiko Fujimori (es una falacia pensar que la única manera de cosechar políticamente pasa por sembrar discordia con el gobierno de turno).

Kenji Fujimori le había empezado a arrebatar el centro fujimorista. En marzo tenía 27% de aprobación respecto de su hermana (23%), y en la misma fecha llegó a tener un 10% de intención de voto presidencial, solo superado por Keiko y por .

El terreno se muestra propicio para la lideresa de Fuerza Popular. Corre sola en pos de ese centro. Cuenta con el favor de sus supuestos adversarios políticos instalados en ese espacio. Julio Guzmán, el más fuerte, ha decidido no participar en la contienda municipal y regional. Para “fortalecer” su partido se abstiene de utilizar la mejor herramienta que existe para activar toda la maquinaria de una agrupación política, como es un proceso electoral que moviliza a decenas de miles de candidatos. solo asoma en circunstancias particulares (como en la caída de Kuczynski) y luego se esconde. Y Acuña, si bien va a participar de lleno en la jornada electoral de este año, no afina un mensaje capaz de lograr presencia determinante en la coyuntura política.

Keiko va a recuperar el centro perdido gracias a la crisis de su hermano y a la defección de los políticos naturales de ese sector del espectro ideológico. Y por si fuera poco, también cuenta con la resurrección de la izquierda radical, de la mano de Gregorio Santos y Antauro Humala, quienes vienen construyendo una alternativa electoral que espera dar algunas sorpresas en las regionales y municipales. Las propuestas extremistas solo abonan en favor de la línea dura de la que el fujimorismo se ha apropiado en el imaginario popular.

La del estribo: así fuera solo por su fotografía o su magnífica estética visual, es imprescindible darse una vuelta para ver “”, la excelente película de Óscar Catacora. Propone además un guion simple y potente. La dan en pocos cines y funciones. Hay que apresurarse para poder apreciar una de las mejores películas en la historia del cine peruano.