“Hemos desarrollado felizmente la conciencia moral sobre muchas mujeres utilizadas y abandonadas por hombres poderosos”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“Hemos desarrollado felizmente la conciencia moral sobre muchas mujeres utilizadas y abandonadas por hombres poderosos”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
Alonso Cueto

El caso de nos recuerda que hace apenas algunas décadas este tipo de noticia no ocupaba ningún espacio público. A diferencia de lo que ocurre hoy, los periodistas de buena parte del siglo pasado nunca cubrían los asuntos de la vida privada (o secreta) de los líderes políticos. El fenómeno era mundial y un repaso por la historia de la vida sexual de los presidentes estadounidenses y su cobertura por la prensa puede servir de ejemplo.

Uno de los casos memorables es el de la relación que el presidente John F. Kennedy mantuvo con la actriz Marilyn Monroe. Esta se hizo evidente con la famosa interpretación de “Happy Birthday” que ella cantó el 19 de mayo de 1962 en el Madison Square Garden, cuando el presidente cumplía 45 años. Kennedy fue a esa reunión, a la que asistieron 15 mil personas, sin su esposa Jackie, que ya sabía de la relación entre Marilyn y su marido. Para impresionar al mundo (y al presidente), Marilyn Monroe se había puesto un traje de seda con más de dos mil incrustaciones de cristal, dando la impresión de que estaba desnuda. El traje resultó tan ceñido que habían tenido que coserlo mientras ella ya lo tenía puesto. Al día siguiente, Kennedy la invitó a un viaje en el que iba sin su esposa.

Nada de esto fue reportado por la prensa de entonces. Sin embargo, los periodistas ya sabían que Kennedy era un mujeriego compulsivo y que mantuvo relaciones con Mimi Beardsley (una practicante de apenas 19 años) y con Mary Pinchot Meyer (que fue misteriosamente asesinada en 1964). También de su relación con Judith Campbell, que había sido antes pareja de Frank Sinatra y luego amante del líder de la mafia de Chicago, Sam Giancana. Tratando de emular a su predecesor, el presidente Lyndon Johnson, al parecer, se ufanaba de haber tenido más amantes que él. Johnson mantuvo una larga relación con Alice Glass sin que le importara el modo como eso afectaba a su esposa Lady Bird.

Lo mismo puede decirse de la vida secreta del presidente Franklin D. Roosevelt, que tuvo una relación extramatrimonial de 30 años con su secretaria Lucy Mercer, a quien conoció en 1916. Aunque hubo rumores en su momento, las noticias del ‘affaire’ se hicieron públicas 50 años después. Su esposa Eleanor Roosevelt, por otro lado, una mujer extraordinaria en la política estadounidense, no tuvo problemas en vivir una larga relación sentimental con la periodista Lorena Hickock. Nada de eso se hizo público en esos tiempos. El primer caso de un escándalo sexual y político en Estados Unidos es el de Bill Clinton con Monica Lewinsky en la última década del siglo pasado. Durante los últimos años, en Europa se destaparon también los casos de François Hollande y Silvio Berlusconi, y entre nosotros los ya conocidos.

¿Por qué la prensa no reportaba estas relaciones? Según algunos, los periodistas de antes no consideraban que esos ‘affaires’ fueran noticia. Creo que hay otra razón. Hoy en día tenemos una relación más horizontal con los líderes, lo que nos autoriza a investigarlos. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología ayuda a evidenciar y difundir las conductas de los políticos. Por último, hemos desarrollado felizmente la conciencia moral sobre muchas mujeres utilizadas y abandonadas por hombres poderosos.

García Márquez dijo en alguna entrevista que todos tenemos una vida pública, una vida privada y una vida secreta. Hoy en día la vida privada ha desaparecido y la vida secreta puede muy bien estar en camino de desaparecer para algunos. La vida pública es la única que queda cuando alguna cámara apunta.