Si se privilegia la urgencia, olvidando la importancia de sembrar para el mañana, se atenta contra el futuro de la sociedad. Aquí, siete ejemplos en diversos rubros de que eso puede estar ocurriendo.
1. Si antes las empresas sacrificaban ganancias para invertir en crecimiento posterior, hoy muchas se miden solo por los resultados del año. Por eso, no invierten en grandes proyectos, que las fortalecerían, y así facilitan el ingreso de competidores más osados y visionarios.
2. Cada vez más estadistas con visión de desarrollo integral son remplazados por dirigentes que, lejos de defender ideas y generar tendencias trascendentes, se guían solo por las encuestas y la opinión pública. Se genera, así, un círculo vicioso de obras pequeñas y políticos.
3. Muchos preferimos productos de corta vida, como refrigeradoras y ropa de moda descartable, en vez de los aparatos y prendas durables que antes atesorábamos. Con ello, las empresas no generan marcas fuertes, los consumidores no aprovechamos bien los recursos y el medio ambiente se ve inundado de desechos.
4. Las empresas que buscaban lanzar productos impecables, para impresionar y retener a sus clientes, hoy los lanzan muchas veces inacabados. Así, con cada producto defectuoso entregado decepcionan a su público, creyendo que recuperarán su confianza con las mejoras posteriores. No entienden que, como en el amor, toda decepción deja heridas indelebles.
5. Muchos medios y líderes de opinión se empeñan en mostrar lo malo que ocurre, sin también presentar lo bueno que existe y lo que se puede mejorar. Ignoran que la sangre y la basura impresionan, pero también, como todo olor desagradable, se impregnan en la sociedad y en la imagen de quien las difunde.
6. Creyendo que es justicia, muchos aplaudimos el encarcelamiento preventivo de personas. Así, vamos contra la base de la justicia misma, de que todos debemos ser libres mientras no se pruebe lo contrario. Y al aceptar el ‘por si acaso’ para otros, aprobamos que mañana toquen nuestra puerta para hacernos lo mismo.
7. Muchos hoy se desviven por 15 minutos de fama en redes sociales, por dar una gran primera impresión, y se entusiasman con cada tecnología de moda. No ven que la primera impresión no vale si no hay un sustento real de la imagen, y que lo realmente exitoso es lo que puede resistir el paso del tiempo.
En fin, lo bueno es que para corregir estos siete casos no se precisan grandes inversiones, tecnologías sofisticadas y ni siquiera acuerdo ciudadano. Se necesita que cada quien entienda lo poco que gana mirando el corto plazo, lo mucho que pierde ignorando el mañana, y que actúe en consecuencia. Que tengan una gran semana y un mejor futuro.