Editorial: Copiar y pegar
Editorial: Copiar y pegar

La semana pasada, el congresista Yonhy Lescano anunció que presentaría un proyecto de ley para controlar las operaciones de concentración empresarial. Es decir, para que una entidad (Indecopi) evalúe si es conveniente o no que dos empresas se fusionen, con la finalidad de evitar los monopolios u oligopolios en el mercado. Una iniciativa impulsada en el Congreso pasado por Jaime Delgado y que no prosperó. 

Ante los pedidos insistentes de un sector de la prensa, algunos representantes del Parlamento y del Gobierno (incluyendo al primer ministro Fernando Zavala) han invitado a sostener una discusión sobre este tema. El debate, sin duda, es saludable, aunque debería venir precedido por la debida sustentación de parte de quienes buscan poner el tópico en agenda: ¿Por qué es importante que en el Perú tengamos una ley de control de concentraciones? La respuesta, sin embargo, no parece estar a la par del entusiasmo de los proponentes.

De hecho, dado que ya se ha descartado que semejante ley fuera un requisito indispensable para ingresar a la OCDE, el único y por demás pobre argumento que abriga a los promotores es el reiterado mantra de: “pero los demás [países] lo tienen”.

Por eso, antes de apurarnos en comprar la sugerida ley, sería bueno revisar cuánto cuesta y cuánto la necesitamos, y preguntarnos, más bien, si no deberíamos invertir en alternativas menos onerosas y más útiles para generar más competencia, como por ejemplo, la eliminación de barreras burocráticas. 

Como se sabe, los monopolios no están prohibidos por nuestra Constitución, porque se comprende que estos son el resultado de sus propias eficiencias y, además, porque si una empresa dominante aprovechara su posición para subir sus precios, se pondría ella misma en una situación vulnerable al atraer a más competidores a percibir esa oportunidad de negocio y  disputarle el trono. Esa es la maldición del monopolio y la razón por la cual la mejor forma de combatirlo no es prohibiéndolo, sino reduciendo las barreras de ingreso al mercado y generando más competencia.

Por ello, preocupa que la ley propuesta termine teniendo el efecto contrario y desincentive la competencia y muchas operaciones que podrían resultar más favorables para el mercado y para los consumidores, como resultado de las sinergias y ahorros en costos que puede generar una fusión. Y el sustento se encuentra en el hecho de que ningún estudio de análisis de impacto posregulatorio haya podido demostrar fehacientemente que el rechazo de una fusión haya generado mejoras en el mercado o en los consumidores. 

Cuando dudamos de su utilidad, además, nos apoyamos en el hecho de que la mayoría de fusiones y adquisiciones que se someten a evaluación son aprobadas en el mundo. Un estudio de la ONG Contribuyentes por Respeto del 2013 mostraba que menos del 2% de estas operaciones eran rechazadas en países iberoamericanos.

Cuando sostenemos que es un instrumento bastante costoso es porque en casi todos los países donde se ha implementado, la complejidad de la tarea ha requerido que las agencias de competencia destinen la mitad de sus recursos humanos y económicos exclusivamente a ella. Es decir, 50% menos personas y presupuesto para perseguir cárteles y abusos reales de posiciones dominantes, de los que dispondría el Indecopi, ello sin considerar los recursos que se dejarían de invertir en labores de comprobada efectividad como la eliminación de barreras burocráticas.

Y cuando afirmamos que generaría incertidumbre y desincentivaría inversiones, lo hacemos teniendo en consideración el tiempo que puede tomar esta labor al Indecopi. Basta con mirar el reciente caso de abuso de posición de dominio resuelto por la Sala de Defensa de la Competencia del Indecopi que enfrentaba a Arcos Dorados (Mc Donald’s) con el Jockey Plaza. Un litigio que empezó y culminó en setiembre, pero ¡9 años después!

Aquí hemos desarrollado algunas de las principales razones por las que no resulta apropiado importar al Perú un control de concentraciones. Lo que faltan son los argumentos para querer copiar y pegar algo que no parece muy conveniente.