Editorial El Comercio

Resulta imposible no ver las imágenes del altercado con periodistas protagonizado esta semana por el congresista (Perú Libre) en Amazonas y no pensar automáticamente en el exlegislador fujimorista . En mayo del 2018, como se recuerda, este último arremetió en Lambayeque contra un reportero local que lo inquiría sobre las compras de frigobares y televisores que la entonces Mesa Directiva que él presidía había aprobado. “Vamos a aprobar una ley para que se saque la publicidad de algunos medios ‘mermeleros’. […] La ley de los medios ‘mermeleros’ vamos a aprobarla de todas maneras”, respondió entonces.

En ese momento, quizá sin proponérselo, Galarreta estaba revelando que, a contracorriente de lo que aseguraban sus promotores, la iniciativa conocida como ‘ley Mulder’ no buscaba salvaguardar los recursos públicos (para ello, al menos, había otros caminos más eficaces y menos lesivos, como varios especialistas habían advertido), sino servir para castigar a los medios. A los mismos medios que habían destapado el carnaval de adquisiciones que el Congreso del que él entonces era titular había ordenado.

Esta semana, en la región de la que es representante, el legislador Montalvo utilizó el mismo calificativo que Galarreta que le preguntaban por su producción legislativa. Hay que decir que, en este punto, el parlamentario tiene mucho que aclarar, pues varias de sus iniciativas han sido fuertemente cuestionadas por múltiples especialistas, como aquella que busca endurecer las penas por difamación y calumnia en nuestro ordenamiento jurídico o esa otra que apunta a en Lima y el Callao.

“No sabes leer”, le dijo Montalvo a un reportero que lo cuestionaba por no haber promovido leyes para su región, Amazonas, y minutos después cargó contra otro: “Esta es la clase de periodistas que tenemos: chantajistas, periodistas que reciben su mermelada, ya sabes quién te paga”. Para luego retirarse del lugar escoltado por policías y entre las preguntas de los locales por el abanico de denuncias penales y papeletas que registra, tal y como informó semanas atrás.

Al congresista Montalvo, ciertamente, las interrogantes de los reporteros pueden resultarle incómodas (y, de hecho, está bien que así sea). Pero él como autoridad no puede dedicarse a insultar a los periodistas ni mucho menos atribuirles rótulos para descalificar la labor que estos vienen realizando. En su caso, además, el episodio reviste una especial importancia por el tipo de ley que viene promoviendo: la conocida como ‘mordaza’.

Desde este Diario nos hemos referido al riesgo que este proyecto entraña. Al riesgo, esto es, de que políticos a los que no les guste cierta cobertura utilicen la legislación para perseguir y procesar a hombres y mujeres de la prensa, tal y como, de hecho, hemos visto que ha ocurrido en los últimos años, en los que fiscales y jueces sin criterio han abierto investigaciones y sentenciado a periodistas por haber puesto de relieve el interior de asociaciones como el Sodalicio de Vida Cristiana o el pasado de políticos como el excandidato presidencial César Acuña. Pero, además, al riesgo de que los periodistas se autocensuren para evitar ser procesados penalmente y, en consecuencia, la ciudadanía se pierda de información que pueda resultar relevante para ella.

Mucho se ha dicho que es una ley que busca proteger el honor de las personas. Pero, como ha anotado más de un especialista, para lograr este fin existen caminos menos gravosos que el que quiere recorrer Montalvo apoyado por que aprobaron este despropósito en primera votación.

No nos engañemos. El objetivo de esta norma no es otro que castigar a la prensa y limitar su expresión, a la misma prensa incómoda a la que esta semana el legislador Montalvo ha atacado dejando claro lo que todos intuíamos: que es, en efecto, una ‘ley mordaza’. Y los parlamentarios deberían estar advertidos de esto.

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