La ex primera dama Nadine Heredia ha viajado esta semana a Europa para asumir el cargo de directora de la Oficina de Enlace de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Ginebra (Suiza); y su partida ha causado preocupación y suspicacia en diversos sectores políticos y en la opinión pública en general por varias razones.
En primer lugar, porque tiene una investigación fiscal en curso por presunto delito de lavado de activos. En segundo lugar, porque a pesar de que se trata de un nombramiento que se venía preparando desde hace meses, ella guardó absoluta reserva al respecto. En tercer lugar, porque difícilmente puede asumirse que han sido sus credenciales académicas y profesionales las que han motivado la designación. Y por último, por lo que ella misma declaró acerca de la posibilidad de dejar el país a la mitad de una investigación cuando se le dictó originalmente el impedimento de salida, ahora vencido.
Vayamos por partes. La señora Heredia, como se recordará, está sometida efectivamente a una investigación del Ministerio Público que parte de la hipótesis de que ella, su esposo y otras trece personas habrían conformado una organización para desviar parte del dinero que llegó al Partido Nacionalista para financiar las campañas electorales del 2006 y el 2011. Según supone la Fiscalía, ese dinero habría provenido de dos fuentes ilegítimas: el tesoro público de Venezuela (a través de las empresas Kaysamak CA y Venezolana de Valores) y los presuntos actos de corrupción de constructoras brasileñas durante los sucesivos gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) en ese país.
De otro lado, como los correos divulgados ayer por el congresista Jorge del Castillo sugerirían, la señora Heredia estuvo desde febrero en comunicación con José Graziano da Silva, director general de la FAO y ex ministro del cuestionado gobierno del PT encabezado por Lula da Silva, ultimando los detalles de su nombramiento (uno de cuyos antecedentes puede rastrearse hasta una reunión de noviembre del 2015 del entonces presidente Humala con Graziano, en Roma). La ex primera dama, sin embargo, no informó públicamente sobre sus intenciones de aceptar el encargo, a pesar de la evidente sensibilidad que existía en la ciudadanía con respecto a su disposición a contribuir con las investigaciones.
Por lo demás, las trayectorias de la esposa del ex presidente Humala como política o comunicadora no constituyen la mejor carta de presentación para una labor tan técnica como la que se apresta a asumir, por lo que daría la impresión de que todas las consideraciones sobre su antiguo rol de ‘embajadora de la quinua’ –en las que Graziano ha abundado– son solo argumentos artificiosos para justificar una designación que, en realidad, persigue otro propósito. En ese sentido, podría decirse que el reclamo de la FAO en torno a que el nombramiento ha sido ‘transparente’ declara una gran verdad.
Finalmente, cabe recordar lo que la propia señora Heredia sentenció en su cuenta de Facebook el 11 de junio pasado, cuando se conoció la orden de impedimento de salida que pesaba sobre ella. “Permaneceré en el Perú y enfrentaré las investigaciones que se presenten: siempre he estado y estaré en el Perú para responder [sobre] estas investigaciones, continuaré aquí para dar la cara como corresponde y [eso] servirá para aclarar las dudas que tiene la Fiscalía respecto a este tema. Quienes huyen son los cobardes. Permaneceré en el Perú al lado de mi esposo, mis hijas y mi familia para enfrentar y demostrar mi inocencia de los cargos que se me formulan”, escribió entonces.
Y ahora no solo ha viajado a Suiza de forma sorpresiva, sino que su defensa ha pedido a la justicia que pueda cumplir con el control biométrico al que está obligada cada 30 días, así como con otros requisitos propios de su situación legal, desde el extranjero. Es decir, como quien se prepara para una estadía larga e indefinida. Transparente, sin duda.