Rodrigo Cruz

Es mejor dejarlo claro desde un inicio: la no es –ni debe ser– la agencia de Inteligencia del Gobierno, por más que la administración de se esmere en demostrar lo contrario. Esta dirección, la más importante del sector Interior en el , sirve al Estado y su trabajo va más allá de lo táctico y operativo. Su deber es el de producir y coordinar información de Inteligencia estratégica que permita al presidente y a sus ministros tomar mejores decisiones, anticipar y mitigar amenazas no solo las relacionadas al crimen organizado y la corrupción. También, por ejemplo, a la delincuencia del día a día, la afectación del medio ambiente y la seguridad digital. En definitiva, un trabajo netamente técnico en beneficio de todos los peruanos, lejos del manoseo con fines políticos.

Hoy estamos viendo lo contrario y eso debe de preocuparnos. Desde que Castillo llegó a Palacio, la Digimin ha alcanzado el triste récord de ser una de las entidades más inestables del Estado. En estos 13 meses, ha tenido ya nueve jefes. Cinco de ellos no llegaron ni a los 21 días de gestión. Aunque ya no importa mucho saber si pronto designarán a uno nuevo, pues a estas alturas lo que está haciendo el Gobierno con esta dirección está claro: quieren una agencia de Inteligencia particular. Que el presidente Castillo cuente con sus propios espías, hoy más que nunca, que las investigaciones fiscales lo están acorralando.

Y eso es lo grave: el uso político que se le está dando a esta entidad. Como han advertido exministros del Interior en los últimos días, se viene mal utilizando recursos de Inteligencia (abundantes, pero poco fiscalizables, por cierto) de esta dirección para una finalidad que no les corresponde y aparentemente al margen de la ley. Las renuncias del sábado pasado del anterior jefe de la Digimin junto con su director de Inteligencia (el único que se mantiene es el de Contrainteligencia) grafican bien el panorama sombrío en el que se encuentra este organismo.

Como denunció ayer este Diario, el coronel PNP (r) Juan Asmat y el general PNP (r) Ricardo Trujillo renunciaron ante las presiones que recibían para obstaculizar el trabajo del equipo del coronel PNP Harvey Colchado. Pero eso no es todo. Se menciona también que se estaría reforzando la Dirección de Contrainteligencia con presupuesto y personal para precisamente actuar en contra de quienes investigan al presidente.

La institucionalidad de la Digimin hoy pasa por su peor momento de los últimos años, como resultado de un gobierno que ha entendido que el sector Interior debe estar sometido a sus intereses particulares y no a la finalidad por la que esta dirección fue creada. Lo creyeron desde un inicio. La diferencia es que ahora actúan con total descaro.

Rodrigo Cruz es periodista