Cholo con plata, por Marco Sifuentes
Cholo con plata, por Marco Sifuentes
Marco Sifuentes

La última vez que la vi, en Pachacútec, Ventanilla, Keiko Fujimori se trasladaba en una Toyota Prado perteneciente a Ofisoft, una de las tantas empresas de quien, en el papel, es el principal financista de Fuerza Popular: el aún congresista Joaquín Ramírez. 

Después de una muy efectiva reunión con 200 dirigentes de la zona, Fujimori retornó a su cuartel general: una amplia residencia en Camacho, La Molina. Como reportó este Diario, el inmueble está a nombre de Lima Ingeniería y Construcción S.A.C., que tiene como fundador y actual gerente general al mismo Ramírez. 

En esa casa, transformada en oficinas personales de la candidata, ella solía reunirse, una vez a la semana, con todos sus congresistas. Pero con quienes tenía reuniones diarias allí, si se encontraba en Lima, era con su impenetrable círculo personal: su ideólogo, Pier Figari; su mano derecha desde hace 20 años, Ana Herz, y, por supuesto, Joaquín Ramírez. Nadie más. Ellos son los que decidieron quién iba y quién no en la lista al Congreso, por ejemplo. ¿Cómo accedió Ramírez a ese círculo tan íntimo? Nadie, ni siquiera los congresistas más antiguos del fujimorismo, lo sabe.

Ramírez ha declarado que empezó como cobrador de combi, que se hizo solo y que las sospechas que caen sobre él se deben a que es un “cholo con plata”. Pero algo no cuadra. En realidad, la verdadera historia de éxito es la de su tío, Fidel, que pasó de ser un suboficial del Ejército (sueldo: 400 soles) a dueño de la Universidad Alas Peruanas. 

La historia de esta universidad es la del clan Ramírez. Fundada en 1998 por un grupo de suboficiales, con un capital de mil soles, tuvo un crecimiento modesto hasta que, según publicó “Perú21”, en el 2006 recibió una inyección de casi 135 millones de soles. 

Al año siguiente no solo le pagaba viajes a congresistas apristas y magistrados, sino que hasta financiaba una película, en convenios firmados con el general Donayre, para contar “la verdad de la lucha contra el terrorismo”. Actualmente es la universidad con más alumnos del país (120 mil estudiantes).

¿Cuánto de la súbita prosperidad de Fidel Ramírez rebotó en el éxito empresarial del sobrinísimo Joaquín? Esa misma pregunta se está haciendo la DEA, que investiga los vínculos de ambos con Miguel Arévalo Ramírez (a) ‘Eteco’, uno de los capos de la droga en el Perú, según reveló Ojo Público. Después de todo, no es que los Ramírez sean una familia poco solidaria. En la mejor tradición tipo Acuña, en el próximo Congreso, el hermano de Joaquín, Osías Ramírez, ocupará su escaño. 

Si todo lo descrito no les parece profundamente preocupante en un país cuya escalada de violencia está innegablemente asociada al narcotráfico, adelante, voten por Keiko. Total, no sería la primera vez que voten por un Fujimori con un asesor acusado públicamente de estar vinculado al narcotráfico.