Elecciones cercanas al Primer Mundo, por Rolando Arellano
Elecciones cercanas al Primer Mundo, por Rolando Arellano
Rolando Arellano C.

A pesar de los muchos problemas conocidos por todos, como el cambio súbito de reglas en la primera vuelta, creemos que la manera en que se desarrollaron estas elecciones nos acerca un poco a las de los países con mayor experiencia democrática. Veamos las razones.

Entendiendo que las heridas frescas y sensibles hacen difícil aceptar este razonamiento, pensamos que estas han sido quizá las elecciones más respetuosas de los últimos tiempos. No hubo pintado indiscriminado de paredes, ni enfrentamientos físicos, ni insultos racistas, comunes en otras campañas. El repliegue responsable de Fuerza Popular ante los mítines contra su candidata, las disculpas de Pedro Pablo Kuczynski por sus adjetivos fuera de lugar y el silencio de Alan García ante las palabras de Fernando Olivera son una muestra de esta mejora relativa.

En segundo lugar, fueron elecciones con gran cantidad de información. El Pacto Ético que publicó las hojas de vida de los candidatos, las redes sociales que vigilaban las movidas turbias y una prensa moderada por la presión social fueron claves. A diferencia de las cuatro elecciones anteriores, en las que siempre hubo un ‘outsider’, esta vez se eligió entre dos candidatos de los que se conocía todo, lo bueno, lo malo y lo peor. 

Además, esta vez el esfuerzo fue más importante que el azar y la improvisación. Keiko Fujimori visitando innumerables pueblos y Pedro Pablo Kuczynski armando su propio partido durante años mostraron que la carrera hacia la presidencia es una maratón y no un ‘rush’ de 100 metros. Ciertamente el azar intervino, pero ayudó más a quienes más trabajaron que al improvisado que soñaba ganar por sorpresa.

Y el elegido triunfó sin disfrazarse por tácticas electorales. El ‘gringo’ mayor se presentó tan desgarbado como era, no cambió su equipo para hacerlo más popular, ni se cuidó de opinar contra la mayoría (“es inhumano hacer cárceles en la altura”). Tampoco hizo alianzas para ganar y si obtuvo adhesiones, fue porque “los enemigos de sus enemigos” no tuvieron otra opción. Esa “mala campaña” que desesperó a sus asesores y seguidores, le dio la ventaja posterior de no tener hipotecas que pagar a terceros. Y le da libertad para tender puentes a quien sea conveniente, en especial a Fuerza Popular, que representa a la mitad del país. Ojalá esa sea su primera tarea.

Para terminar, es importante señalar otro aspecto que nos acerca a las elecciones del Primer Mundo, el que hayamos podido escoger el lugar de votación. Eso, que pudiera parecer un detalle menor, es en realidad un gran cambio de actitud de la burocracia, que por primera vez subordina su comodidad a la del votante, como ocurre en los países con un Estado realmente al servicio de los ciudadanos. Estamos avanzando.