En las hojas de la literatura peruana hay un hueco. Ningún autor ha tenido el antojo de abarcar la gastronomía peruana como eje de alguna de sus ficciones. ¿Qué ingredientes faltan para escribir sobre nuestra comida?

Alonso Rabí señala que la literatura peruana tiene un carácter realista, que abarca principalmente la violencia y las desigualdades. Pero, si de verdad fuéramos realistas, sabríamos que la comida está en toda nuestra cultura. Nuestro lenguaje cotidiano, de por sí, está repleto de alimentos: ‘causa’, ‘papaya’, ‘palta’, ‘piña’, ‘zanahoria’, ‘lenteja’, ‘yuca’, ‘churro’, ‘choro’ y demás. Cada plato tiene una historia que contar y es que la comida está relacionada con la historia, pero en la literatura la quitan del plato.

Aunque no tengamos ese plato en el menú, tenemos algo que puede suplantarlo. Lo más sabroso de la gastronomía está en la no ficción. El periodismo, y sobre todo las crónicas, se han apropiado de la gastronomía peruana. La investigación y publicaciones académicas también han florecido últimamente abordando distintos aspectos, como, por ejemplo, los ingredientes, el rescate de recetarios antiguos, historias de la gastronomía, entre muchos otros.

Nos queda esperar que algún autor tenga buena pluma y buen diente para que nos otorgue un plato hasta ahora inexistente. La literatura está arraigada a la cultura, por lo que es importante y necesario tener a nuestra comida representada, ya que es un vehículo por el que se aprende de un país.

Puede ser que todo esto tenga un poco de sentido al final: si lo que manda en nuestra literatura es el realismo y la gastronomía no tiene un espacio, tal vez nuestra comida y el fenómeno culinario peruano es algo irreal para nuestros narradores.



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Joaquin Cárdenas Moncada es estudiante de Comuinicaciones en la Universidad de Lima