El Perú vive una fiebre minera. Pero una que ha sobrepuesto a la minería ilegal como la principal economía ilícita que opera en el país, desplazando a otras como la corrupción y el narcotráfico, con una diferencia descomunal de miles de millones de dólares. Los datos reflejan la situación crítica, pero sobre todo lo que está en juego.

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