Gilbert Violeta no se quiere bajar del cuy [PERFIL]

Lo ves siempre detrás de PPK, soplándole datos, solapa nomás, para que no lo pillen las cámaras apagadas con los micrófonos prendidos. A veces se sienta al lado de su líder en las conferencias de prensa, como corresponde a una sombra empoderada. Acaba de dejar –las cosas están movidas en el PPKausismo– la jefatura de la campaña, pero se queda al mando del partido que lleva las siglas de Pedro Pablo Kuczynski: Peruanos por el Kambio.

Gilbert Violeta se ha fajado por la ‘kausa’ desde que Augusto Loli, abogado de PPK y dueño del estudio donde Gilbert trabajaba, los presentó en el 2008. “Pedro Pablo le pidió a Loli que le recomendara a una persona que lo ayudara. Y me recomendó a mí. Vi que era un hombre muy inteligente. Pedí licencia, pero al tercer día me di cuenta de que quería quedarme a trabajar con él. Nos hicimos amigos”. Además de la amistad y la política, ¿es tu mentor? “De alguna manera, ha sido eso”.

El chinchano Violeta había conocido la política estudiando Derecho en San Marcos. “Allí solo existe de rojo para colorado. Yo era rojo muy moderado. Dirigí un movimiento universitario, Unión Estudiantil. Era un joven de izquierda pero con un perfil académico, hasta que en el 95 se produce la intervención civil de la universidad. En la portada de un diario aparecí en una foto de las protestas, como un revoltoso. Era el único que salía claramente identificado. Al día siguiente me expulsaron. Hicimos una huelga de hambre y un gran paro estudiantil hasta que retomamos el control de la universidad y me revocaron la expulsión”.

Su pequeña épica sanmarquina no lo distrajo de la carrera. Ganó una beca para estudiar cursos en Salamanca y, a su vuelta, se metió de lleno a la abogacía. Con unos socios fundó la empresa ABC Group y terminó enredado en un lío con el inefable Rodolfo Orellana. Lo ha explicado muchas veces, pero le pido que lo haga una vez más: “No he tenido ningún vínculo ni laboral ni amical ni empresarial con él. Formé una empresa y unos meses después se incorporó una señora cuyo abogado era Orellana. Tuvimos un conflicto legal con ella y le vendimos la empresa. Años después terminó en manos de Orellana e hizo sus fechorías con ella”. Trabajar para un candidato presidencial era más atractivo que litigar con imponderables inmobiliarios.

¡Hagan el partido!
Le pregunto a Gilbert si, por su pasado de izquierdista sanmarquino, tuvo aprensión al conocer a PPK. “Tenía un prejuicio. No por el lado de gringo porque soy cholo y de chiquito me decían ‘Negrito’; entonces no voy a aplicar con él prejuicios étnicos. Era por el lado de la posición política. Siempre asumí que era un hombre de derecha dura, hasta que lo conocí y vi que tenía una gran sensibilidad hacia los problemas del Perú. Por ejemplo, PPK cree que hay que mejorar mucho más los programas sociales de este gobierno”. Le pido que desarrolle un ejemplo, ya que esta campaña carece de propuestas didácticamente explicadas: “Las ‘sierras verdes’ o ‘cosechas del agua’ consisten en pagar a la comunidad para que foresten cerros pelados. En 8 años tendrán madera y entrarán en una cadena productiva. Además se fortalecerá la capacidad de tener agua para la costa árida. Y ganamos un bono verde que se puede cambiar en el mercado internacional”.

Quiero que me cuente cómo nació la idea de hacer un partido. “En la elección anterior intentamos hacerlo pero nos ganó el tiempo y no teníamos los recursos, así que hicimos la alianza de 4 partidos con PPK al frente. Terminó la elección y le dijimos: ‘Pedro Pablo, es hora de hacer el partido’. Y él dijo: ‘Bueno, vamos, comiencen a hacerlo’. Tres grupos distintos sacaron kits y el grupo de Salvador [Heresi] llevaba ventaja. [...] Ahora Salvador es el secretario general del partido, yo soy el vicepresidente ejecutivo, Pedro Pablo el presidente”.

Me queda claro que los jóvenes PPKausas fueron más entusiastas que PPK a la hora de construir el partido. Y tú, le digo a Gilbert, eres el número 2 en la lista por Lima y a la vez en el partido. Es un buen mensaje, ‘acá soy el número dos’. “[Ríe]. Legalmente es así, el vicepresidente es quien dirige la estructura política del partido porque el presidente es una figura de inspiración y está en campaña; alguien tiene que hacer la chamba”. En nombre de los militantes, tendrás que lidiar con personajes invitados como Meche Aráoz, Fernando Rospigliosi, Carlos Bruce. “Todos están invitados a ser militantes. En realidad, es Pedro Pablo quien tamiza las diferencias que puedan existir. Hay una comisión política y un comando de campaña donde están esos pesos pesados, ahí se conversa todo y decide el presidente”. Habrás discrepado algunas veces. “Tenemos pocas diferencias. Conozco su sensibilidad”.

Presumo que discreparon en la composición de la plancha. “Muchos han dicho que es una plancha inteligente. Martín Vizcarra viene del mundo de las regiones y Mercedes Aráoz es una técnica de gran experiencia que ha estado en el BID”. Le replico que estaría estupenda en el equipo técnico, pero que resta pluralidad a la plancha. “Pedro Pablo ha sido responsable dando lo que él cree que es correcto para el país y no buscando una Milett Figueroa o un ‘Zumba’ a ver si me da un votito más”. Recuerdo que fue Gilbert quien negoció la asesoría de Luis Favre. “A mi me tocó conversar mucho con Luis. Llegamos a tener una fórmula de entendimiento, que consistía en que íbamos a buscar los recursos para pagar el servicio, pero dada su dimensión, no pudimos y vimos que lo más sano era dejarlo libre. Ahora tenemos a Mario Elgarresta y equipos locales donde está Abel Aguilar, que creó el PPKuy. Hubo dos brasileños [Renato Pereira y Francisco Méndez] que ya no están”.

Ajuste en plena carrera
La intención de voto de PPK, según las últimas encuestas, ha experimentado una depresión. Los márgenes de error impiden precisar su magnitud; pero los ajustes no se pueden hacer esperar. Gilbert ha tenido que dejar la jefatura de campaña en manos de Martín Vizcarra. Ahora se concentrará en el partido. “Hay gente resentida que se queda en el camino. Se presentaron 420 personas para ser candidatos, usamos 3 filtros y aun así se nos pasaron algunos. Varios eran dirigentes del partido y tuvimos que dejarlos fuera. Uno en Puno dijo que lo habíamos sacado de la lista porque que le queríamos cobrar cupo, hizo conferencia de prensa y nos denunció. Esos son los costos de administrar un partido”. Dejamos a un lado la burocracia partidaria y del Instituto País (ONG fundacional del PPKausismo) para hablar de la campaña caliente.

“Queremos relanzar la campaña reconectando con la juventud y con nuestras bases partidarias. En la campaña pasada, PPK hablaba todos las semanas en un foro con jóvenes”. Según las encuestas, PPK está débil en el mundo rural, el sur y el norte. “Tenemos que hacer una combinación. No perder la plaza de Lima, ir a zonas periféricas. Y viajar por el interior. Hemos estado en Güepí, la triple frontera con Ecuador y Colombia. Allí la gente no tiene razón para ser peruana porque no tienen nada, pero se reclaman peruanos y recibieron a PPK con una caravana”.

Gilbert encaja con frialdad los temas difíciles. Sobre los plagios de Acuña, te oí decir, elegantemente, que el voto popular decidirá. ¿Dirías lo mismo ante el caso de Julio Guzmán en el JNE? No pierde la frialdad pero la respuesta tarda unos segundos: “En general, es obvio que el elector es quien tiene que decidir. Lo que exigimos es que la ley se aplique con igualdad para todos. No es posible que por presión, o por una encuesta o por un psicosocial o por plata, la ley se flexibilice para un partido y sea rígida con los demás. Si tengo una elección interna donde 55 personas tienen que votar y solo concurren 5, eso no es convalidable y si la fecha para poder decidir ya pasó, no hay forma de subsanarlo. Si el JNE es riguroso aplica la ley y eso no podrá ser subsanado. Ya no hablo como miembro de la campaña de PPK, sino como responsable de un partido al que nos cuesta una barbaridad tener todo en orden. Que haya un doble rasero es injusto”. El ‘kausa’ número dos no se baja del cuy.

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