La sombra de una duda, la columna de Cecilia Valenzuela
La sombra de una duda, la columna de Cecilia Valenzuela

Cuando la sombra de una duda se cruza en el camino, todo lo demás se oscurece. En estos días la fiscalía investiga el vergonzoso y deplorable incidente del audio manipulado y propalado en un programa de televisión, rentado a Panamericana, con el objetivo de invalidar a un testigo que había declarado contra en otro programa de América.

El principal sospechoso es , la segunda cabeza de Fuerza Popular. Chlimper entregó el audio original, en el que el testigo se ratificaba en su acusación contra Ramírez, por lo que se hace muy difícil creer que haya indicado que se propale sin adulterar.

El delito contra la fe pública en su modalidad de adulteración o uso de un documento falsificado (un audio es un documento digital) se paga hasta con cuatro años de cárcel. Pero al margen de lo que concluya la investigación fiscal o determine el juez dentro de unos años –así demora la justicia en nuestro país– el suceso ha embestido contra el nuevo fujimorismo. La práctica ha vuelto la mente de un gran sector de los ciudadanos al pasado; y para una creciente opinión pública, amenaza un nuevo montesinismo.

Quizá por eso la frase “tú no has cambiado, pelona”, espetada por PPK en el último debate, ha tenido tamaño éxito y ha renovado las esperanzas tanto de los ppkausas  como de los opositores al fujimorismo.

El poder económico de los Ramírez ha dañado, políticamente, a Keiko Fujimori como no lo había hecho nada ni nadie en los últimos cinco años. Ninguno de sus allegados se explica por qué Chlimper se jugó su prestigio e involucró hasta complicarse penalmente por defender a Joaquín Ramírez.

Aun si el fujimorismo ganara las elecciones el próximo domingo, la sombra de la duda perseguirá a la cúpula de Fuerza Popular impenitentemente. Sin la confianza de un buen sector de la población, les sería muy difícil gobernar.

La familia Ramírez, tan cuestionada como investigada por las autoridades, peruanas y norteamericanas especializadas en lavado de activos y narcotráfico, se ha dado maña para infiltrarlo y coparlo todo.

Según la base de datos del Ministerio Público, la cabeza de todos, Fidel Ramírez Prado, tío de Joaquín, tiene 20 denuncias pendientes en la fiscalía de Lima, cinco en Ica, una en Junín, una en La Libertad y dos en Lambayeque. Casi treinta denuncias graves y ni un solo proceso.

La mayoría de las denuncias o han sido archivadas o se encuentran paralizadas. Hasta el momento ningún juez ha investigado al tío Fidel. Si no fuera por las denuncias de las procuradurías de lavado de activos y de narcotráfico, los Ramírez pasarían piola.

Desde la época de la fiscal de la Nación, Nelly Calderón, pasando por el período de José Peláez Bardales y aterrizando en la administración de Pablo Sánchez, Fidel Ramírez ha usado la Universidad Alas Peruanas para meterse al bolsillo a la fiscalía; ha firmado convenios con el Ministerio Público, que incluyen estudios con las tarifas más bajas de esa universidad, a nivel nacional, para los fiscales y sus familiares.

El 22 de enero del año pasado el Ministerio Público firmó la última prórroga del convenio con la Universidad Alas Peruanas. “En las diferentes filiales de todo el país, se otorgará la categoría más baja en la pensión mensual a pagar” dice a la letra. Es decir, el investigado financia la universidad de los familiares de quienes lo investigan.

¿Es inevitable la presencia de corruptos poderosos en el fujimorismo? ¿Qué ha propuesto Keiko para borrar la sombra de la duda que, otra vez, se levanta sobre su agrupación? Podría comenzar por pedir a los dirigentes de su partido, involucrados en la adulteración del audio, que confiesen; confirmar, para los próximos cinco años, en su puesto de procuradora antidrogas a Sonia Medina y anunciar como procuradora nacional a Julia Príncipe. ¿Podrá hacerlo?

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