La kombucha es una bebida probiótica que se obtiene a través de té, un scoby (también conocido como hongo del té) y un endulzante. Hace unos años, esta bebida ha logrado tener un demanda significativa en el Perú, gracias a sus beneficios nutricionales y burbujas, que te dan las sensación de estar tomando gaseosa sin todos los aditivos de una real. Hace algún tiempo, nació en el valle sagrado de los Inkas una kombucha llamada Qambu que tiene el balance perfecto de sabor, dulzor y acidez. A continuación te contamos su historia.
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El maestro kombuchero de Qambu es Guillermo Ramos, quien con otros jóvenes peruanos, buscan que la kombucha pueda llegar a todos los rincones del país y brindar así la salud y beneficios que tiene.
La historia
Guillermo tuvo su primer acercamiento con la kombucha cuando era apenas un niño, pero no sabía que lo que su mamá tenía podía generar esta bebida, solo la conocía como el hongo del té y la tenía para que hubiera suerte y fortuna en casa. Mucho tiempo después, este joven peruano empieza a conocerla y a probar cómo hacerla. La primera vez que probó una en Cusco, gracias a una amiga, le pareció que tenía demasiado ácido para su gusto, pero este nueva experiencia le llamó mucho la atención.
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El verdadero punto de inflexión llegó en el verano de 2019, cuando su hermano Ernesto lo introdujo a la Kombucha saborizada en Barranco, Lima. La experiencia de probar sabores como piña y kión fue reveladora para él, quien quedó fascinado por la idea de darle sabor a esta bebida saludable.
A partir de entonces, Guillermo comenzó a experimentar con la Kombucha por su cuenta, aunque inicialmente de manera casual y sin tomarlo demasiado en serio. “Acá en Cusco, también encontré el Scoby (hongo del té) y empecé a hacer mis primeras pruebas, pero solo para consumo propio”, comenta.
Sin embargo, durante la pandemia, su enfoque en la Kombucha se intensificó, ya que se vio obligado a dejar de lado otros proyectos debido a las restricciones y desafíos económicos. Aunque enfrentó dificultades financieras y tuvo que renunciar a algunos proyectos, Guillermo le propuso a su hermano Ernesto hacer esta bebida fermentada, porque ya habían visto que en Estados Unidos era una tendencia y en el Perú cada vez crecía más. Poco a poco se fueron uniendo más socios, que cómo él, aman la kombucha y le ven mucho potencial.
Con la experiencia de Ernesto en gestión empresarial y el apoyo financiero de sus nuevos socios, el equipo se inició con la creación de su propia marca de Kombucha. Según indica Guillermo, decidieron centrarse en sabores distintivos y utilizar ingredientes locales para darle a su producto una identidad cusqueña única. Es por ejemplo, que todas las kombuchas tiene como base la muña, una hierba muy tradicional en el Cusco. Además, las mezclaron con otros sabores como fresas, aguaymantos, coca, chicha mora y maracumango.
Pero este camino ha sido nada sencillo. Enfrentaron muchos contratiempos, como la demora en la entrega de equipos, que hicieron que recién en el 2022 tuvieran los primeros fermentadores y así poder enfermar la producción de Kombucha a gran escala. Pero las máquinas para la línea de envasado recién llegaron en marzo del 2023, en donde por fin, el círculo estaba cerrado y pudieron vender sin mayor problemas.
Una vez que tenían el producto terminado con todos los detalles listo, tocaba lo más difícil: vender. Según revela Guillermo comenzaron a vender su Kombucha en Cusco, inicialmente enfocándose en restaurantes que reciben a muchos los turistas y luego expandiéndose a markets.
El maestro kombuchero destacó el gran desafío que fue introducir un producto relativamente desconocido en el mercado cusqueño, pero con el tiempo lograron captar la atención de los consumidores locales y turistas por igual.
El equipo de Qambu también logró colocar su producto en supermercados cusqueños, marcando un hito al ser la primera Kombucha en estar disponible en estos establecimientos en la región. Además, establecieron relaciones con distribuidores y tiendas ecológicas en Lima, ampliando su presencia. Actualmente, están disponibles en varios restaurantes limeños, en ecotiendas y aspiran – por qué no– entrar a algún supermercado.
Los sabores
Con respecto a los sabores de su Kombucha, Guillermo explicó cómo seleccionaron combinaciones únicas y representativas de la región, como Maracumango del valle, Fresa de los Andes, Chicha de altura y Coca ancestral.
“Decidimos ya hacer las primeras pruebas de sabores. El sabor maracumango era un sabor medio exótico. Tratamos también de romper un poco los sabores que están ya muy trillados, no como el de jengibre, el de flor de jamaica, y entonces decidimos hacer sabores diferentes tratando de usar insumos de de la región, o sea, darle una identidad cusqueña era nuestro objetivo”, añade. “Entonces por eso todos nuestras kombuchas tienen como base la muña, que es algo muy de la sierra de acá”, indica.
Aunque algunos consumidores mostraron cierto recelo hacia el sabor de la coca, sentían que era un sabor icónico que debían tener en su catálogo, porque seamos sinceros no es un viaje al Cusco sin un buen mate de coca, así que por qué no tenerla en una versión refrescante y con burbujas.
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