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Citroën C3 Aircross test

Una de las marcas que aprovechó el boom crossover SUV fue . Primero fue con el C4 Cactus, una variante del pequeño hatchback que lucía más musculoso y con algunos aditamentos que lo hacían lucir como un verdadero crossover. Luego, el C3, cuya última actualización dejó de lado su aspecto city car para convertirse en un hatchback con tintes de SUV.

Pero eso no fue suficiente. Si bien el C3 tenía pinta de crossover, se trataba de un hatchback al fin y al cabo. Así que en la marca francesa decidieron aplicar la misma fórmula que les funcionó con el C4 y nació el C3 Aircross, una versión más aventurera que no solo busca adueñarse de la ciudad, sino también de las zonas aledañas.

Más Cross

Si lo comparamos con el C3 convencional hay algunas diferencias para resaltar. Primero es que tiene una altura considerable: 1.637 mm y un despeje al piso de 175 mm. Además, se agregan elementos estéticos que aportan a que tenga este look off road, como los parachoques más ensanchados, pasos de rueda más marcados o las barras longitudinales en el techo.

Lo que me pareció algo raro es no encontrar los airbumps, las burbujas de aire que sí están presentes en el C3 convencional y en el primer C4 Cactus; en todo caso, le hubiera encontrado más sentido que el C3 Aircross las tenga en lugar de su hermano menor.

Hermanos de sangre

A la vista, el interior del C3 con su variante Aircross prácticamente son dos gotas de agua. El diseño es muy similar, salvo algunos puntos, como las formas de las salidas de aire, que en este caso son verticales en los lados, o el diseño del freno de mano, que toma la extraña forma característica en otros modelos de las marcas de PSA.

Por lo demás, todo igual, incluso la pantalla, de siete pulgadas, en la que se encuentran todas las funciones del auto, climatizador incluido, lo cual, insistimos, nos parece una distracción. Al menos dejaron la perilla para el volumen y ahora el sistema de infoentretenimiento es compatible con Android Auto y Apple CarPlay.

Confort asegurado

Lo que sí destaca sobremanera en el C3 Aircross es la habitabilidad en todas sus plazas. Hay mucho espacio a pesar de que podría parecer lo contrario por el diseño de la carrocería; de hecho, en las plazas posteriores podrían entrar adultos tres adultos sin mayores problemas.

La ergonomía de los asientos es buena y la posición de conducción se siente bastante bien, al margen de tener un casi inexistente soporte lateral. Por su parte, la capacidad de maletera también es generosa con 410 litros de capacidad que se pueden ampliar a 520, si es que adelantamos la segunda fila de asientos (sí, se pueden adelantar hasta en 15 centímetros), y hasta 1.289 si es que las abatimos.

Marcha destacable

A diferencia del C3 que (), que llevaba un propulsor turbodiésel de 1,6 litros que producía 91 HP, esta vez nos tocó probar una versión gasolinera que llevaba el premiadísimo motor tricilíndrico de 1,2 litros, también turbo, que eroga unos sobresalientes 110 caballos de fuerza. En este caso, este propulsor iba ligado a una caja automática de seis velocidades.

Se trata de un motor que va relativamente tranquilo a bajo régimen, pero que se vuelve más intenso a partir de la zona media, permitiéndonos circular a un buen ritmo en cualquier tramo. De hecho, se lleva muy bien con la caja automática, de convertidor de par, la cual se siente rápida de reacciones y que tiene una electrónica que ayuda a disminuir el consumo de combustible.

El gran acierto en el C3 Aircross, al igual que en su hermano menor, es el tratado que tiene la suspensión, cuya configuración es ultra blanda, lo cual nos otorga un andar confortable en terrenos urbanos, copiando bastante bien las imperfecciones del camino. La dirección también es muy suave, lo cual se agradece en la ciudad y para maniobras de estacionamiento, pero no tanto en caminos sinuosos, pues no hay una buena retroalimentación de lo que pasa en las ruedas.

Ahora, si es que queremos salir del asfalto, tenemos el sistema Grip Control, que mejora la capacidad de tracción de manera notable en superficies deslizantes. Ese sistema tiene cinco modos de conducción (normal, nieve, barro, arena y ESP Off) y actúa directamente sobre el control de tracción, modificando su respuesta dependiendo del modo en el que nos encontremos. A este sistema se le suma un asistente de descenso, el cual, una vez activado, nos da la posibilidad de bajar pendientes a velocidad constante sin tener que operar los pedales.

Si quieres conocer más detalles sobre el C3 Aircross puedes hacerlo en la de Ruedas&Tuercas.

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