Es el escenario que ningún hotelero quiere vivir: mantener cerradas las puertas de su hospedaje durante medio año. Habitaciones vacías. Piscinas sin actividad. Fogones de restaurantes apagados. Solo silencio. Para Angela Targarona, gerenta central del hotel Viñas Queirolo, en Ica, sobrellevar el 2020 ha sido el momento más exigente de toda su carrera. Pero ahí donde estaba el reto, también estaba la oportunidad.
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