Para alcanzar la santidad no hay un camino fácil. Tienes que haber muerto y haber tenido una vida virtuosa. Realizar gracias o milagros que serán comprobados por una persona designada por la Iglesia. Se abrirá un expediente con el acopio de testimonios y llegarán a Roma para continuar con una serie de minuciosos procesos. Pasarán varias décadas y hasta siglos antes de ser declarado santo. El caso de Santa Rosa de Lima (1586-1617) fue distinto.
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Solo 54 años después de su muerte, en 1671, nacía la primera santa del Perú y América. “El proceso fue relativamente rápido. En el mismo siglo que muere, ya la habían declarado santa. Obviamente, no podemos negar que había cierto interés de la orden dominica y de la Iglesia americana porque era una manera de demostrar que la evangelización daba tan buenos resultados que se tuvo una santa en muy poco tiempo”, explica el Dr. Rafael Fernández, rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). Isabel Flores de Oliva, su nombre secular, era seguida y venerada aún en vida. Sus ayunos ex tremos y penitencias sobre su cuerpo, en favor de su fe, asombraban a todos por su entrega total. La buscaban desposeídos y enfermos, ayudaba a los esclavos. Era del pueblo y el pueblo se la adueñó.
Es sabido que en su funeral, se paseó el cuerpo delicado de Rosa por las calles de Lima provocando un encuentro multitudinario nunca antes registrado. Causó tal furor que sus fieles quisieron conservar algo de ella y arrancaban pedazos de su vestimenta, flores y hasta sus cabellos. Se dice que en el afán de tener un recuerdo suyo, le cortaron un dedo del pie. Antes de ser canonizada por el papa Clemente X, ya existía un conjunto de arte pictórico en torno a la santa, incluso, el mismo día de su muerte el pintor italiano Angelino Medoro eternizó el rostro de Rosa, con su corona de espinas y los ojos entrecerrados.
Según señala el investigador Stephen M. Hart, en su libro “Santa Rosa de Lima. La evolución de una santa” se lograron comprobar nueve milagros que le permitieron alcanzar la santidad. Varios de ellos sucedieron momentos antes de ser sepultada y tras usar la tierra de su sepulcro como método de sanación. Vivimos el siglo XXI y Santa Rosa de Lima sigue presente e icónica. No pasa de moda a pesar de los siglos. “Lo interesante de su popularidad —dice Fernández— es que lo es en una esfera muy amplia. La simpatía hacia ella muchas veces está acompañada de una gracia recibida. Es una mediadora eficaz”.
Furor a la peruana
Se podría afirmar con tranquilidad que el cineasta peruano Augusto Tamayo es un fanático de Santa Rosa. Reescribió el guion de la película que recogería su vida durante 40 años hasta que salió a la luz, en 2018, con el nombre de “Rosa mística”: “Es un personaje fascinante. Esta muchacha aparentemente frágil y solitaria decide cuál será el rumbo de su vida. A principios del siglo XVII, se impone ante todo el mundo. La mamá trata de dominarla a golpes, y nadie pudo hacerlo. Pero al mismo tiempo tiene la melancolía de los místicos y su aspiración a la trascendencia que admiro mucho”.
Para Tamayo, fue una figura rebelde que no se sometió ni al padre ni a la jerarquía de la Iglesia, pues se mantuvo laica, nunca se hizo monja ni tuvo un solo confesor como era la tradición. Sorprendido, nos dice que la ve en todas partes: túneles, calles, cooperativas o la encuentra pintada en las paredes: “Santa Rosita me persigue o me está cuidando”. ¿Es el personaje más popular del Perú? “Vargas Llosa se puede molestar conmigo, pero ella ha sido popular durante cuatro siglos, se hizo famosa con cartas y retratos que circulaban en barco por el mundo. Hay altares de Santa Rosa donde nadie debe saber quién es Vargas Llosa, lo digo con todo respeto”.
En todas partes al mismo tiempo
Existen más de 400 biografías sobre ella. Empresas de buses llevan su nombre, al igual que parques, colegios, asentamientos humanos. Está en el billete que más añoramos llevar en el bolsillo (“un santarrosita”) y protegiendo a la Policía Nacional en cada comisaría. Tiene el don de la ubicuidad. Se apareció en las Islas Filipinas y, en su honor, un pueblo cambió de nombre a Santa Rosa. Iglesias del mundo la veneran en sus altares. Y la lista continúa. Definitivamente, es un ícono de la cultura popular. Series, películas, arte urbano se la han apropiado. La moda tampoco escapa de sus gracias.
Así lo demuestra la marca peruana de ropa Delosantos. Sus diseñadores y creadores, Víctor Montalvo y Danilo Martínez, vienen de familias religiosas y transportan este aprendizaje iconográfico y fervor a sus diseños. La colección Altares está inspirada en los altares religiosos con los que crecieron en casa y tiene el sello de la Patrona de las Américas, Indias y Filipinas: “Le tenemos bastante devoción y fe porque desde pequeños hemos ido a visitarla al santuario”, nos comentan. “Hemos dejado nuestras cartas en el pozo”. Cuatro siglos después de su canonización, la Rosa de la colonia continúa paseándose en tiempos contemporáneos, regalándonos nuevos asombros y devotos. //
Rositas en todas sus formas
Jenny Varillas escribió “Rosita de Lima” (Panamericana, 2018) y se dirigió al público infantil basándose en los testimonios que la gente dio tras la muerte de Santa Rosa (mamá, papá, hermano, arzobispo y vecinos). Además, estos mismos testimonios fueron usados en su proceso de santidad. “Leer sobre Santa Rosa en primera persona es fuerte. Que cantaba y hablaba con los animales, y que controlaba a los mosquitos para que no piquen a la gente de su huerto; lo cuentan ellos”, recalca Varillas. Las ilustraciones son de Fátima Ordinola.
Sabores de rosas
La pastelería Fausta lanzó su tradicional ‘box’ De Rosas y Conventos para homenajear a la santa a propósito del 30 de agosto, su día central. Lleva limones rellenos, guargüeros de la abuela, alfajores con manjar blanco casero y sus impresionantes sabores elaborados con agua de rosas e infusiones de lavanda que se saborean —y huelen— en sus galletas de rosas con cramberry y macarons de rosas y lavanda.
Nuevas tradiciones
El WhatsApp de Santa Rosa (934 720 733) nació en la pandemia, cuando llegado el 30 de agosto era imposible salir de las casas y continuar con la tradición de dejar nuestras cartas al pozo de los deseos en el Santuario de Santa Rosa, Centro de Lima. Para sorpresa de todos, este sigue en actividad, además del correo electrónico santarosa.correo@gmail.com donde se envían los deseos y los llevan impresos hacia el pozo.
De boleto
Hay varias maneras de llevar a Santa Rosa en el bolsillo: en una estampita, un billete de 200 soles o en el boleto del micro. Así como existen nombres de colegios, calles o parques con nuestra santa, empresas de transporte público y buses interprovinciales encomiendan su razón social a la Patrona de las Américas, Filipinas y las Indias Orientales.
De colección
Estampilla conmemorativa por los 400 años del nacimiento de Santa Rosa de Lima. Salió a circulación en 1986. Hoy es un artículo de colección que se encuentra a la venta en páginas web. Por los 400 años de su muerte, en 2017, el BCR acuñó un sol con el rostro de la santa y solo se emitieron 5 mil unidades, esto con el propósito de promover la cultura numismática.