En la película de 1986 Heartburn, dirigida por la extraordinaria Nora Ephron y protagonizada por los no menos celestiales Meryl Streep y Jack Nicholson, existe una versión de espagueti carbonara que resulta difícil de olvidar, y con justa razón. En una escena, el personaje de Streep lo prepara y lo lleva a la cama para comerlo en pijama junto a su marido, interpretado por Nicholson. Ambos lo hacen directamente de la olla, valiéndose tan solo de dos tenedores. No encuentro mejor imagen referencial para graficar lo que sería un domingo perfecto, sobre todo en invierno.
Casi seis meses atrás, en marzo de este año, una sartén de cobre presentada en la mesa de la Trattoria di Mambrino me hizo recordar aquella cinta. Esta vez había dentro un ‘fettuccine magnífico’, preparado con prosciutto, aroma de trufa y parmesano. Lamenté no haber estado en pijama (poco podría hacer presagiado que pasaría el resto del año usándola buena parte del día) pero aproveché para comer la pasta directamente de la olla. En aquel momento el local acababa de presentar su nueva carta, generosa en sabores del mundo y menos convencional que antes. Una serie de eventos organizados en la terraza del local de Pardo y Aliaga, en San Isidro, habían convertido las noches de verano en un encuentro de aperitivos y experiencias gastronómicas. Todo eso, como ya sabemos, duró poco.
MIRA: ¿Cómo se convirtió Sandra Plevisani en la diosa de los postres?
Los tres locales que llevan el sello de la Trattoria di Mambrino –Pardo y Aliaga, Larcomar y Jockey Plaza– se mantuvieron cerrados desde entonces. No hubo deliveries; solo espera. Estos días el espacio del Jockey ha sido el primero en retomar la actividad, y encontramos algunas novedades en la propuesta que resultan interesantes. La más importante es, sin duda, la continuación del camino emprendido con la carta de verano: la de un ‘italiano’ que viaja por el mundo y prueba distintos sabores sin perder su esencia. Hay mucho mediterráneo, con ciertos toques acriollados que enriquecen la experiencia.
“Por supuesto, no hubo mucho tiempo de que la gente pudiese probar los nuevos platos”, explica Giancarlo Carreras, chef al mando de la cocina de la Trattoria. “Hemos mantenido muchos de ellos, pero también nos hemos adaptado a la coyuntura. Hay algunos ingredientes que no se pueden conseguir, sobre todo los perecibles, y esto nos invita a manejar el producto de otra manera”, añade.
MIRA: ¿Cierra el Haití? Esta es la verdadera historia contada por sus dueños
El delivery está contemplado para más adelante, como también la eventual apertura de los siguientes locales. De momento, la marca solo manejará la atención al público en el Jockey Plaza, así como la opción de take-out o comida con recojo en el propio local. Otra de las metas a futuro para este año sería la implementación de un market de productos –estrategia que ya se ha puesto en marcha en La Bodega de la Trattoria– con pastas y salsas con el sello di Mambrino. Mientras tanto, la mesa está servida.