“La vida es incierta: cómete el postre primero” es una frase que puede aplicarse a muchos contextos pero que tiene una relevancia especial estos días. Atribuida a Ernestine Ulmer, autora estadounidense cuyo trabajo abarcó las primeras décadas del siglo XX, hay un significado que se mantiene universal, atemporal e inalterable detrás de esas palabras: el dulce siempre va a ser un refugio, una fuente de dicha incluso cuando las circunstancias no están a nuestro favor. Esa teoría se potencia -puedo dar fe- cuando el postre en cuestión está hecho por nosotros mismos.
El cocinero Ignacio Barrios de Urban Kitchen nos propone un dulce casero y reconfortante, como los postres limeños de siempre. No se necesitan muchos ingredientes: solo un poco de paciencia y buena mano.
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Una receta de manjar de lúcuma para comer tal cual, o para usar en otras preparaciones
Según explica Barrios, la idea es que veamos qué tenemos en casa tanto para acompañar la preparación como para darle nuestro toque personal al mismo manjar. Debemos ir viendo si nos gusta más espeso o quizá más líquido. Si usamos otras opciones de fruta, la chirimoya y la guanábana van muy bien, pero debemos reducir el contenido de leche eso sí.
Receta base manjar de lúcuma:
1 kilo de lúcuma
1 litro de leche
1 lata de leche evaporada
1 lata de leche condensada
1 taza de azúcar
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