DALE PLAY PARA ESCUCHAR LA NOTA AQUÍ ABAJO. Ilustración: Kelly Villarreal / Somos.
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Luciana Olivares

Hace poco, convocada por la reconocida psicóloga y empresaria Cristina Quiñones, participé, junto con algunos estrategas de Latinoamérica, en un hackatón (una maratón, pero de mentes para solucionar problemas) con el propósito de encontrar las principales tendencias de las personas en el 2021. Una de las reflexiones que más se repetían entre los participantes era cómo las personas de distintas partes del mundo estamos en modo revancha frente a la vida. El encierro, la vulnerabilidad y el estar tan cerca de la muerte nos han hecho mucho más conscientes de no dejar para mañana lo que puedes hacer hoy, en términos de estudiar algo nuevo (la educación online se ha disparado), replantear nuestra situación sentimental (se incrementaron los divorcios en el 2020) o hasta caer redonditos en la tentación del último lanzamiento de nuestra marca favorita (el 9 de diciembre de 2020 Apple ya anunciaba sus recientes AirPods Max, que valen la módica suma de 549 dólares, agotados en toda tienda o portal de Estados Unidos). Estamos en modo YOLO (you only live once) y cada vez estamos más dispuestos a sacarnos ese clavo.

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Sin embargo, hay un momento decisivo que puede cambiar el sueño a un plan concreto para luego convertirse en realidad. Y ese momento es comenzar poniendo la primera piedra o loseta de la remodelación de tu casa, la primera palabra de ese libro que siempre quisiste escribir, el primer kilómetro para poder correr esa ansiada maratón. Romper la inercia y atreverte a comenzar es clave, y para ello hay dos cosas que debemos tomar en cuenta:

1. Que nuestro sueño o proyecto no sea resultado de una decisión tomada en una situación de estrés. Escuchaba hace poco un podcast a Katherine Milkman, experta en la ciencia del comportamiento y reconocida profesora de Wharton. Luego de una serie de estudios realizados en estos últimos meses, reconocía que la mayoría de personas en el mundo están tomando decisiones chicas pero, sobre todo, importantes desde el territorio del estrés. Esto es muy peligroso porque, como bien sabemos, cuando estamos estresados lo emocional gana a lo racional.

2. Comienza chiquito, comprométete con ganar pequeñas batallas que te den autoconfianza y experiencia antes de mandarte a la guerra. En el mundo de la innovación y del emprendimiento esto sería una suerte de MVP (mínimo producto viable). Desde Amazon hasta Uber comenzaron con un primer producto que les permitió dar el primer paso, conocer a sus clientes, recibir información y poder volver con una mejor solución. Recuerdo que dos de mis sueños más grandes eran poder escribir un libro y una obra de teatro. Probablemente ambas cosas me habrían parecido demasiado grandes e inalcanzables si no hubiera aplicado mi versión de MVP.

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Hace 13 años, cuando Fernanda nació y por primera vez en toda mi vida estaría cinco meses alejada de mi oficina, decidí que era el momento de cumplir mi primer sueño: escribir un libro. Pero claramente no aquel de 500 páginas con esa novela que me haría escribir día y noche. Ese tiempo era para Fer, así como mis madrugadas. Inspirándome en mi nuevo rol de madre y mi arte de sacarle chanchitos cada vez que tomaba leche, nació La familia Chanchín, mi primer cuento para niños, ilustrado por el gran Fito Espinosa. Sin los chanchines no me habría atrevido ni habría tenido la disciplina de escribir luego cuatro libros de marketing. Pero de los chanchos de leche me fui al vodka para cumplir mi segundo sueño: escribir una obra de microteatro llamada Unos vodkas, que estrené en el 2016. La protagonizó y dirigió Paul Vega, con la actuación de Denise Arregui. Todas las semanas tuvimos funciones agotadas. Microteatro, un formato fantástico para disfrutar buen teatro en versión snack, me dio la oportunidad de escribir en 15 minutos una historia sobre mantener la llama de la pasión encendida y que hasta el día de hoy me sigue sorprendiendo. De hecho, a raíz de la pandemia, Microteatro Lima la lanzó en versión streaming. Mientras miraba la grabación de la obra, comprobaba la deliciosa sensación de que nadie ni nada me va a quitar lo bailado, lo escrito y todo lo que me provoque hacer.

No dejes un solo sueño en tu almohada, comienza chiquito, con tu MVP, pero piensa en grande, sácate ese clavo y déjalo para tener colgados tus cuadros, no tus sueños. //

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