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Forbes
Pedro Suárez Vértiz

vive hace décadas, en el tope femenino de la industria musical. Su pico se concretó en los años 80 y 90, pero su imagen está tan bien publicitada, sobre todo en áreas extramusicales como la moda y la alta sociedad británica, que incluso hoy, con 60 años, sigue siendo lo suficientemente relevante como para llenar conciertos. Este estatus hizo que ella esté presente como estrella mayor en el festival Eurovisión 2019, el pasado 18 de mayo. Solo que, a diferencia de otras ocasiones, esta presentación sí fue olvidable.

Los 200 millones de espectadores que disfrutaban del evento en vivo, vieron a cantar Like a Prayer, de 1989; y luego su nuevo single, Future, de su próximo álbum, Madame X. Pero desde los primeros segundos se oyeron notas desafinadas en la cantante y una falta de energía nada común en ella.

Muchos artistas desafinan en vivo, incluso algunos llegan a ser reconocidos por ello. Pero en Eurovisión el problema recayó en la reputación que tiene de hacer shows extremadamente perfeccionistas, con múltiples cambios de vestuario, bailarines y varias escenografías. Por eso el mínimo error resaltaría y esta vez ocurrió.

“Esto puede sorprender a quien nunca la ha visto en directo, pero los fans están muy acostumbrados. Estar fuera de tono nunca ha sido un problema para ella. Britney Spears y Katy Perry son famosas por sus destempladas voces en directo”, mencionó Javier A. Fernández, del diario español El País.

Pero el problema esta vez no radica en que Madonna haya flaqueado frente a quienes le perdonan todo. El problema es que lo hizo frente a las nuevas generaciones, que, obviamente, no han cultivado una admiración de años hacia ella ni entienden sus rebeldes actitudes, revolucionarias en los 80 y 90, pero ya obsoletas en el presente.
La cereza del pastel fue el hecho de que Madonna subió el video de la presentación a su canal de YouTube, pero con la voz arreglada.

Madonna: ¿producto del talento o de la vigencia?, por Pedro Suárez-Vértiz.
Madonna: ¿producto del talento o de la vigencia?, por Pedro Suárez-Vértiz.

Aquello solo alimentó más el fuego. Recordemos que Elton John, años atrás, denunció que la cantante usaba pistas para hacer fonomímica en vivo y que eso no tenía otro nombre que estafa. Madonna nunca se pronunció al respecto. Así que su maquillaje de voz en YouTube revivió la afirmación de que la ‘Chica Material’ siempre fue un producto de estudio.Pero como toda mala suerte viene en racha, durante la canción Future, en Eurovision, aparecieron dos bailarines con las banderas de Palestina e Israel en sus espaldas. El gesto proponía la paz entre las naciones. Sin embargo, el acto se consideró como una manera de ocultar el conflicto. Incluso Miri Regev, ministra de Cultura de Israel, calificó como un “error” dicho suceso, alegando que “no se puede mezclar la política con un evento cultural”.

Luego del devastador documental Leaving Neverland, sobre cómo Michael Jackson abusaba de niños, la opinión pública en su mayoría culpa al cantante, pero Madonna dijo que “nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario”, olvidándose que en estos tiempos hay redes sociales.

Hasta hace 15 años, los famosos podían decir lo que se les venía en gana porque sus detractores no tenían oportunidad de expresarse. Hoy ya no. Madonna cantó Papa Don’t Preach, una canción con interpretaciones confusas acerca del aborto e incluso proyectaba imágenes del papa Juan Pablo II en sus conciertos cuando la cantaba. También lanzó un videoclip con cruces quemándose en fuego y, en los MTV Music Awards del 2003, Madonna besó en los labios a Britney Spears y Christina Aguilera en plena presentación.

Madonna no puede dejar de hacer esas cosas porque ese ha sido su bastión para figurar, ya que no tiene clásicos musicales como los tiene ABBA, U2 o los Beatles. Ella vive de estar vigente a toda costa. Como dijo Mick Jagger: “Madonna es una gota de talento en un mar de ambición”. //

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