Paolo Guerrero va al Mundial.
Paolo Guerrero va al Mundial.
José Carlos Yrigoyen

La primera vez que te vi –quiero decir que te vi en serio, con la camiseta de la selección– fue por los últimos meses del 2004, en un partido de la era Autuori, en Lima, contra los chilenos. Estábamos arriba gracias a un gol de tu compadre Farfán cuando el profe se animó a hacerte entrar. Tenías el cabello enredado, lleno de trenzas, un look que te había hecho ganar el apodo de ‘Depredador’, mote que odiabas. Recuerdo todavía tu primer gol con la selección, saliendo al choque, valiente, contra la mole humana del veterano arquero Tapia. La pelota rebotó y entró, haciendo una extraña parábola, al arco.  

Fue un gol feo, horrible. Pero demostró mucho de tu temperamento. A diferencia de otros que se cuidaron las piernas toda la vida cuando jugaban por Perú, tú arriesgabas, te jugabas el todo por el todo. Tu ingreso esa noche no solo nos valió un gol importante, sino prometió, aunque no lo supiéramos todavía, el larval inicio de una nueva era. Has cometido errores, como todos: expulsiones tontas, tomatodos lanzados a hinchas inconformes y lenguaraces. Pero aprendiste a ser mejor y por eso estamos en un Mundial. Tú, el único capitán de la selección con el título de héroe junto a Héctor Chumpitaz, no mereces perdértelo. De una u otra forma, ahí estarás.

Esta carta fue publicada el 08 de diciembre del 2017 en la edición impresa de la revista Somos. 

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