Rezando por un gol, por Gino di Dudas.

Una cosa es ver un mundial de fútbol.
Otra es ver a Perú en un mundial de fútbol.
Y aún más importante que las dos anteriores es celebrar un gol peruano en un mundial de fútbol.

Por que el tuyo ante Polonia, querido Guillermo Tanque la Rosa, allá en el lejano España 82, no fue una celebración. Fue la vieja ceremonia del honor. Fue el premio consuelo.

Por eso es que me acerco, con respeto y fe, a la pequeña y sagrada capilla de la Madre de Dios de Iveron, en el kilómetro cero de Moscú, a la entrada de la Plaza Roja, para prender una vela por ese gol en Rusia que aún no llega.

No hemos venido a rendirnos.

No hemos esperado en vano.

Volveremos a ser locales en Ekaterimburgo, camino a Siberia.

Estamos listos para gritar ese gol.

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