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Rusia 2018

La leyenda que exhibe el hincha de la fotografía en la Plaza Roja, resume el sentir de los miles de peruanos que están en Moscú: Todos somos Perú. Nuestro país ha congregado una de las hinchadas más numerosas entre las que asisten al Mundial Rusia 2018. En ese rubro estamos entre los primeros en la tabla de posiciones. En toda calle, plaza, estación de metro o locales de comida siempre se ve a un peruano ataviado con la camiseta del equipo o un uniforme completo, una casaca, una gorra, una bandera. Siempre un signo distintivo va con ellos. Algunos más audaces han optado por vestirse como incas y de inmediato se le acercan los ciudadanos moscovitas o de otros países pidiéndoles una selfie y medios extranjeros se les acercan en busca de una nota. El inca de la fotografía es un ex infante de Marina que se fue a los Estados Unidos hace 19 años cansado de trabajar de guardaespaldas y sostiene que su sueño de ver a Perú en un Mundial lo ha llevado a llegar ataviado como un inca. Para la prensa internacional es un deleite porque el hombre da notas en un fluido inglés. Digamos que la vestimenta quechua y el idioma inglés, cuasi universal, se dan la mano para mostrar que existimos tras una ausencia demasiado extensa en este evento universal que congrega nacionalidades, razas, idiomas y costumbres de todos los lados. Pero, por encima de todo, reúne fraternidad y alegría expresada en todas las lenguas posibles. 

Lo impresionante es el peregrinaje de los miles de hinchas peruanos. Quienes hacen cálculos aseguran que bordean los 30 mil. Algo así como el Estadio Nacional a punto de colmarse. Y cada uno de ellos tiene una alegría y un orgullo que los desborda. Lo emocionante es constatar que la mayoría de seguidores son peruanos modestos, trabajadores cotidianos, muchos provincianos, que han hecho sacrificios enormes para sus economías y se han lanzado a la aventura de recorrer más de doce mil kilómetros para llegar con escalas, en algunos casos, de tres o cuatro días porque accedieron a un boleto menos caro. Son los que sostienen al país día a día y esta vez se han convertido en el sostén anímico de nuestros jugadores. 

Esa emoción que los desborda parece dotarlos de una energía especial que hace que su alegría no se pierda ante las contrariedades de un idioma imposible de descifrar, policías adustos que no están dispuestos a indicar nada y se limitan a que todo esté en absoluto orden, taxistas de la calle que, en el mejor estilo de la urbe limeña, inflan las tarifas aprovechando la barrera del idioma. Pero ahí están arreglándoselas de la mejor manera y demostrando la inventiva peruana que puede ser vulnerada una o dos veces pero luego de conocer el territorio empiezan a descifrar los códigos básicos de supervivencia. Por ejemplo, comprar un chip telefónico a 1,800 rublos (treinta dólares, a un tipo de cambio de 62 rublos por un dólar) que permite tener Internet y con ello el acceso para los mensajes y llamadas vía whatsapp y, sobre todo, para descargar el salvador traductor Google, la herramienta que les permite empezar a dialogar con los moscovitas o caminar guiados por el Google Maps. Sin duda, si los viera manipulando con destreza sus celulares, se sentiría orgulloso Serguéi Brin, uno de los creadores de Google, nacido en esta ciudad. Si hay algo que caracteriza a los peruanos es que, en materia de hacerle frente a las dificultades, vamos varios mundiales adelante. Imagine usted su primer almuerzo y la carta le dice Zolotaya kuritsa s kartofelem ?cómo se las arregla? cuando lo único que usted desea es un pollo dorado con papas. Y si busca una farmacia jamás ha escuchado la palabra apteka, entonces, cómo pedirle a un ciudadano que le indique el lugar. 

Ahora, el peregrinaje tiene otro objetivo: la ciudad de Saransk, donde el sábado ocurrirá el debut mundialista de la Selección peruana. Es una ciudad situada a 648 kms. de Moscú. En avión, a un precio desproporcionado que bordea los mil dólares, se puede llegar en apenas treinta minutos pero en tren se tarda nueve horas y media. Es un misterio la lentitud del tren. Algunos deducen que será un tren caletero con varias paradas. Lo cierto es que todos sus horarios de mañana, tarde y noche están saturados de pasajeros ataviados de blanco y rojo que han arrasado con los boletos. Los hoteleros están felices y por las escasas habitaciones disponibles ponen precios que suben cada hora según las urgencias. Nunca en Saransk un hotel sencillo cobró 150 dólares por una noche pero esta vez les encanta esa tarifa. 

Esta tarde del 14 de junio, la Selección partió en vuelo charter que despegó del aeropuerto de Sheremetyevo a las seis de la tarde, pero el éxodo de hinchas se inició desde la mañana y ante la ausencia de boletos en tren, varios moscovitas con ojo para los negocios ofrecieron camionetas que empezaron a partir atestadas de peruanos cantando Como no te voy a querer. Y hubo quien dijo "guarda que manejen como el chosicano" pero allí van de blanco y rojo con la esperanza al tope. 

La travesía será festiva y llena de canciones que harán posible soportar la temperatura que oscilara entre una mínima de 7 grados centígrados y una máxima de 17, significa que el partido con Dinamarca, que se iniciará a las 19 horas locales tendrá una temperatura de 10 grados que los hinchas peruanos sabrán encender con su entusiasmo. Alguien dijo en Perú hace un mes que era verano en Rusia. Lo es. Pero olvidaron detallar que un país cuyo invierno es de 20 y 30 grados bajo cero, disfruta de un verano de 7 a 22 grados en su momento más caluroso. 

Hasta aquí estas líneas. Hay que partir hacia la estación del tren para el viaje a Saransk. Y Moscú a las seis de la tarde es como Lima: un tráfico infernal, pero en pistas impecables. Así estamos todos sintiendo, pensando y diciendo como el hincha que inicia esta crónica Todos somos Perú. Pero sigamos siéndolo a la medianoche de este sábado sea cual fuera el resultado. Nuestro orgullo es que existimos.

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