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Enrique Planas

Una joven limeña fascinada por la Ciudad Luz, por las novelas de Georges Simenon y, especialmente, por el inspector Maigret, encuentra en un café parisino una fotografía aparentemente imposible: la de su tía Emilia, quien nunca salió del país, en una instantánea que la ubica frente al cine club Lumière. Así, lo que parecía un paseo turístico, una vuelta por museos imprescindibles, se convierte en una investigación insólita.

Yeniva Fernández nos ofrece un relato detectivesco de presa inasible, siguiendo a un fantasma que va dejando pistas que se desvanecen al contacto. La narradora de su relato, sin saber bien por qué, se empeña en dar con una mujer cuyo parecido familiar parece ser solo una casualidad, y en el desarrollo de la aventura van surgiendo una insólita serie de duplicidades. Las hipótesis de la investigadora amateur sirven de poco. Más bien configuran la silueta del asombro.

Anacrónicos cafés parisinos, persecuciones de ancianos que se dan a la fuga, fantasmas que parecen apropiarse de la memoria de nuestros familiares desaparecidos. Leer a Fernández nos devuelve una tradición fantástica clásica, la búsqueda del fenómeno inexplicable propia de los relatos de Maupassant o de discípulos más cercanos: nuestro Ribeyro y su obsesión con el fantasmagórico doble, o Cortázar con sus cruces de realidades a partir de un accidente, como en “La noche boca arriba”.

En los envolventes relatos de Fernández, el elemento insólito irrumpe en la realidad cotidiana para transformarla. Lo extraño nos confronta, nos cuestiona sobre la verdadera naturaleza de lo real. Es ese gozoso sentimiento de incertidumbre y vacilación que entusiasma tanto a los lectores que desconfían de las explicaciones racionales. Para la escritora limeña, la realidad puede confundirse con los sueños más extraños, como el de una mujer que vive en dos realidades distintas, sin percatarse de ello. //

SOBRE LA AUTORA: Yeniva Fernández (Lima, 1969) es licenciada en Bibliotecología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autora de los libros de cuentos: Trampas para incautos (2009) y Siete paseos por la niebla (2016).

La catadora de Hitler, de V. S. Alexander
Planeta
Durante cerca de dos años, la berlinesa Margot Wölk recorrió en autobús, acompañada por los soldados de las SS, la distancia que separaba la casa de sus suegros de la Guarida del Lobo, complejo militar desde donde Hitler dirigía sus tropas. Como parte de un grupo de mujeres, su trabajo era probar el almuerzo de Hitler antes que él para evitar que muriera envenenado por sus enemigos, sean reales o imaginarios. Inspirada en su vida, el escritor estadounidense plantea un final alternativo para el líder del Tercer Reich.

La sombra del Zorro, de Julie Kagawa
Gran Travesía
Inicio de una trilogía vertiginosa y explosiva, que mezcla acción, aventura y mitología japonesa. Yumeko, una muchacha capaz de transformarse en zorro, es criada por monjes en un templo escondido y entrenada para esconder este magnífico poder. Llegará el día en que su refugio sea arrasado por demonios que buscan un antiguo pergamino sagrado, y ella se vea obligada a huir, llevándose un fragmento de aquel tesoro. Asociada a un misterioso samurái, ella deberá cumplir con la última orden de su maestro. Un fantástico Japón feudal para amantes del género.

Una madre, de Alejandro Palomas
Destino
Con un largo camino recorrido en Europa, para el escritor catalán de madre chilena llegar a los lectores de Sudamérica era una tarea pendiente. Por ello llega con algo de retraso esta novela originalmente lanzada en 2014, inicio de una trilogía a la que añade Un perro y Un amor. La familia como microcosmos para reflejar el mundo todo.

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