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no-madres por elección
Nora Sugobono

SHEILA ALVARADO
(artista plástica, 38 años)

Tu decisión sobre la maternidad no es reciente.

Fue a la par de la elección de mi carrera. Cuando a mis primas o a mi hermana les preguntaban qué querían ser de grandes, ellas decían que se iban a casar y tener hijos. Yo decía que quería tener libros.

Hay opciones para postergar la maternidad: la congelación de óvulos, por ejemplo.

En los últimos años escucho a mucha gente que lo está haciendo. Sobre todo mujeres que han tenido que optar entre su carrera y su vocación de madre. 

¿No se pueden compaginar?

Creo que nos dijeron demasiado que no se podía, y ese es el gran problema. Pero esto va más atrás: desde cuando en el colegio te dicen que la familia está formada por el papá, la mamá y los hijos. Y nunca nos hablaron de las familias diversas. Nunca nos dijeron que dos mujeres son una familia y que ellas pueden adoptar, pueden inseminarse. O que una familia pueden formarla una mujer y un hombre que no tienen hijos.

Para muchas parejas es un estigma social.

Tengo muchas amigas que están casadas, quieren tener hijos y no han podido. La frustración es enorme. El no poder concebir o parir no debería ser tan duro para una mujer.

En tu caso, ese no es el temor.

Nunca vi la maternidad como un eje para mi vida. Con el tiempo algunas cosas han ido cambiando.

¿De qué manera?

Me di cuenta, casi a los 35 años, que si bien nunca había pensado en casarme y tener hijos, sí me gustaría tener una familia. Podría adoptar o, si mi novia quiere, podría inseminarse. Estoy totalmente abierta a la idea de una familia.

Pero no a llevar un embarazo.

No. Nunca estuvo en mí la idea de parir.

Dar a luz no es el único camino a la maternidad, en cualquier caso.

Exactamente. Los hijos macen en tu corazón, no en el útero.

CARMEN ESCOBAR
(periodista y escritora, 37 años)

¿Cuándo decidiste que no serías madre?

Fue hace un par de años.

Estuviste casada antes.

Me casé a los 27. No era un tema que me planteara con mi ex esposo: ni si sí, ni si no.

¿No te sentías lista?

No tenía interés. Por alguna razón nunca discutimos eso. Y cuando nuestro entorno empezó a tener hijos, tampoco. 

¿Te sentías cómoda ahí?

La sociedad, en general, siempre está esperando cosas de nosotras. Que nos casemos, tengamos hijos, seamos flacas, socialmente responsables, buenas amantes, buenas profesionales. Hay muchas expectativas en torno a la mujer que tienen que ver esencialmente con lo que haga con su cuerpo. 

Diferente de cómo se aborda la paternidad.

Que yo sepa, a ningún hombre que conozco le preguntan cuándo va a tener hijos. A nosotras nos lo preguntan todo el tiempo. Ahí te queda solamente explicar –si le tienes suficiente cariño a la persona que pregunta– que no es algo que te planteas. O decirle que no es su asunto.

Se suele asumir que es por algo malo. ‘Pobrecita, no tiene hijos’, por ejemplo.

Son las expectativas que se han generado en un sistema que nos ve como máquinas de reproducción. Si tú creces en un escenario donde desde niña las muñecas son tus ‘hijitas’, hay una presión constante.

¿Cómo jugabas tú con tus muñecas?

No eran mis ‘hijitas’, sino mis amiguitas, mis alumnitas. Eran mis acompañantes. 

Muchos pensarían que una mujer que no quiere hijos lo decide por la ausencia de una pareja. Tú siempre la has tenido.

No tiene nada que ver. No me imagino estando con alguien que quiera ser papá. 

¿Lo hablaste con tu pareja actual desde el inicio?

Fue muy rápido todo: vivimos juntos rápido y esta conversación también salió rápido. Los dos coincidimos. Eso es mostro, porque puedes construir algo más sólido sabiendo que ambos buscamos lo mismo. 

¿Crees que podrías sentirte sola más adelante?

Soy hija única. Mis padres y yo tenemos Navidades donde solamente somos los tres. Yo me llevo bien conmigo misma. Voy sola al cine, a un concierto.

¿Qué piensan tus padres?

Mi madre me presionaba mucho cuando estaba casada. Le tuve que decir que pare, porque me causaba fastidio. Creo que esto de tener hijos para que te ‘cuiden de vieja’ es una tontería: yo no estoy cuidando a mis papás. Mi mamá me dijo que los hijos eran prestados. Los crías y al mundo.

Es más fácil tomar esta decisión cuando tienes 24, por si te arrepientes. A los 37 estás casi al límite, digamos.

Esta idea de tu ‘última oportunidad’ nuevamente tiene que ver con las expectativas que hay sobre las mujeres. A mí me parece muy curioso que a la gente le preocupe tanto si tienes o no hijos, y no les preocupe si estás contenta con tu trabajo, que vayas a recorrer el mundo, que hagas algo por tu país. Nada de eso. Mi realización va por caminos totalmente diferentes.

MARIELLA CRUZADO
(diseñadora de interiores, 37 años)

¿No tener hijos es una decisión feminista?

Claro. A los 21 o 22 años me empecé a meter mucho en temas de género y derechos de la mujer. Me di cuenta de cómo la sociedad nos moldea y cómo me había moldeado a mí. Me pareció muy injusto. Empecé a abrir los ojos a las cosas que nos eran impuestas.

¿La reproducción lo era?

Sí. Si tener hijos era una opción –no algo obligatorio–, entonces no lo quería hacer. 

¿Cuál fue la razón?

Me parece muchísimo trabajo, físico y emocional. Tu relación con tu hijo va a ser permanente.

¿Qué hay de quien piensa que esa es una visión egoísta?

La gente te puede decir mil cosas. Pero es una cuestión de aceptar que mi vida es completa tal y como es.

¿Y quienes dicen que, como no eres madre, no puedes saber de lo que te estás perdiendo?

Respeto mucho eso. Obviamente, no lo entiendo porque no lo soy; nunca he estado embarazada. Pero no me llama la atención averiguarlo. 

¿Estar fuera lo hace más fácil?

Incluso en EE.UU., cuando le digo a alguien que no quiero tener hijos, tal vez reaccione con sorpresa. Mientras más joven la mujer, más sorprendidos quedan, pero se acepta mucho más rápido que en el Perú, donde hay tanta intolerancia. Es una falta de educación ni siquiera cuestionárselo. 

El aborto legal ya es un gran tema de discusión aquí. ¿Te sorprende que este también lo sea?

Puedes echarle la culpa a la religión, a la realidad en sí. En las clases de Educación Sexual nos hablan de reproducción, pero no del cuerpo de la mujer. Primero nos piden que retrasemos el sexo lo máximo posible. Luego que nos apuremos en tener hijos. Y, si no los tenemos a tiempo, que seamos precavidas en congelar. Nadie te dice que también es una opción para ti no hacerte de esa responsabilidad.

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