La bióloga Fanny M. Cornejo (Lima, 1984) es la ganadora del Indianápolis Prize 2023.
La bióloga Fanny M. Cornejo (Lima, 1984) es la ganadora del Indianápolis Prize 2023.
/ Gerson Ferrer
Diana Gonzales Obando

La encontramos en su casa familiar en Lima, atareada por una fuerte agenda de entrevistas con medios de comunicación nacionales y de otras partes del mundo. No esperábamos menos. acaba de ser anunciada como la ganadora del Indianápolis Prize 2023, en la categoría Premio al Conservacionista Emergente, un reconocimiento de tal nivel que es considerado como el Nobel de la conservación de la fauna amenazada.

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No está acostumbrada a ser el foco de atención, pero aprovecha este momento para hablar de lo que más quiere: crear conciencia del peligro en que vive el mono choro de cola amarilla, especie endémica del Perú que se encuentra amenazada por la destrucción de su hábitat y el tráfico de fauna silvestre.

Transitar los bosques nubosos es parte del trabajo de Fanny Cornejo. En sus campamentos, nunca sintió miedo a pesar de la soledad.
Transitar los bosques nubosos es parte del trabajo de Fanny Cornejo. En sus campamentos, nunca sintió miedo a pesar de la soledad.
/ Gerson Ferrer

Nacer para investigar

“De niña era muy curiosa y mis papás fueron muy pacientes. Preguntaba de todo y me daban libros que devoraba rápidamente. Uno que amo y me marcó muchísimo es el ‘Gran libro de preguntas y respuestas de Carlitos’ (Charlie Brown). Mi imaginación viajaba lejos y en el camino crecía mi sensibilidad por el mundo natural”, nos cuenta Fanny M. Cornejo.

De su archivo personal, la bióloga peruana Fanny M. Cornejo (derecha) comparte una imagen de su primer trabajo en Iquitos, Loreto.
De su archivo personal, la bióloga peruana Fanny M. Cornejo (derecha) comparte una imagen de su primer trabajo en Iquitos, Loreto.
/ Archivo personal

A la naturaleza llegó por sus padres. Como geólogos la involucraron en sus viajes y trabajos de campo. Creció rodeada de fósiles, montañas y el contacto con la flora y fauna peruanas hasta decidir dedicarse a trabajar por la conservación de las especies como bióloga desde las aulas de San Marcos. Hasta ese momento no pensó que al conocer a una monita aulladora roja de nombre Fica durante sus prácticas dentro del Parque de las Leyendas, estaba delineando su destino alrededor de los primates. “Fica fue una experiencia de vida, era como una bebita que llevaba a casa para cuidarla. Representa los efectos de la mala relación que tenemos los seres humanos con la naturaleza porque Fica fue víctima del tráfico y no podría volver a la naturaleza”, resalta.

/ Gerson Ferrer

Ella sabía que para dedicarse a estudiar a los monos debía salir, explorar, y llegar a Iquitos para practicar bajo la tutela del profesor Rolando Aquino, investigador peruano con mucha trayectoria en el trabajo con primates. “Mi primera experiencia en la Amazonía con el profesor Aquino consistió en un campamento, durante tres semanas, en la mitad de la selva donde era la única mujer. “Para llegar, tuvimos que viajar un día entero en bote y dos días caminando. Perdí como 15 kilos por el esfuerzo físico y nada de la ropa me quedaba. Fue brutal”, nos comenta sobre este gran esfuerzo.

Mono choro de cola amarilla.
Mono choro de cola amarilla.
/ WILHELM OSTERMAN

La bióloga peruana resistió por la ilusión de ver los monos en estado silvestre, ese fue su gran impulso. Pero esta misma experiencia le sirvió para que la invitaran, en 2007, a Amazonas para una siguiente expedición que definiría su carrera y así estudiar de lleno al mono choro de cola amarilla.

Diario de la expedición

El terreno era durísimo. Era un bosque cargado de nubes y lluvias constantes que le impidieron ver el sol durante un mes. “Mi ropa siempre estaba mojada, a veces no podía tomar notas porque mis manos se agarrotaban de lo congeladas que estaban. Me caí muchas veces. Para poder estudiar mejor a los monos, trasladé mi campamento al bosque, me llevaban comida cada semana. Solo tenía mi carpa y una cocinita a gas. Nunca tuve miedo”. Todo valía la pena por ver y estudiar a esa población de monos choro de cola amarilla; además, su mamá la había preparado para este momento, le enseñó desde niña a pedir permiso a la naturaleza antes de entrar a un territorio y a ser agradecida con ella.

La moneda de un sol en homenaje al mono choro de cola amarilla.
La moneda de un sol en homenaje al mono choro de cola amarilla.

La primera vez que los vio fue con la compañía de los habitantes de la zona. Estaban en medio de la niebla y solo eran sombras: “Fue cinematográfico”, recuerda Cornejo. “Cuando el día se despejó los pude distinguir por su silueta. Fue una gran emoción”. Esa cola larga y prensil, que usan como si fuera una mano más, bastó para reconocerlos.

/ Gerson Ferrer

El trabajo de Fanny consistía en perseguir a los monos choro de cola amarilla y tomar notas, día y noche. En su soledad, les prometía que haría todo lo posible por salvarlos, pero a cambio debían dejarse ver para conocerlos más, así como los territorios por donde se trasladan, su alimentación y dinámicas de vida. “Quiero creer que una vez me fueron a buscar”, dice Fanny sonriendo. Eran 11 individuos que estaban entre las ramas que cubrían su carpa. Tuvo que volver a ponerse la ropa húmeda, coger su libreta y comenzar nuevamente la rutina de perseguirlos.

La organización Yunkawasi trabaja con las poblaciones y producen café que garantiza la conservación de la naturaleza.
La organización Yunkawasi trabaja con las poblaciones y producen café que garantiza la conservación de la naturaleza.

“¿Cuál es la situación de esta especie? ¿Por qué se están extinguiendo?”, le preguntamos a Fanny: “Porque se ha perdido más del 80% de su hábitat y lo que queda está sometido a la perturbación y degradación. Que se vaya fragmentando quiere decir que la calidad del bosque va bajando, si estas tendencias continúan se va a perder más hábitat y se quedará sin un lugar donde vivir”. Es muy poco aún lo que se sabe de esta especie en peligro, pero Fanny con su equipo interdisciplinario de la organización Yunkawasi seguirán trabajando por ellos, la conservación de la fauna silvestre amenazada y el desarrollo de productos sostenibles (como el café, cacao, panela y artesanías) con beneficio a las poblaciones. //

Además…
Achórate con el mono choro de cola amarilla

Únete a la campaña Achórate por el mono choro de cola amarilla y colabora en https://perupornaturaleza.com/campaigns/achorate-por-el-mono-choro

-En 2007, Cornejo fundó junto a su madre, la ingeniera Fanny Fernández (1955-2015), la organización Yunkawasi que lidera actualmente. 

-La moneda de un sol en homenaje al mono choro de cola amarilla se acuñó a partir de una foto tomada por Fanny Cornejo.

-El mono choro de cola amarilla es el animal endémico más grande que tenemos. Es símbolo de la biodiversidad de los Andes tropicales y habita entre 1000 a 2800 m.s.n.m., principalmente en los departamentos de Amazonas y San Martín, y en pequeñas áreas en Junín, La Libertad, Huánuco y Loreto. 

-Al ser un mamífero grande cumple el rol de dispersor de semillas y polinizadores, por lo que son importantes para la estructura, función y resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático.

-Se alimenta de frutos, hojas, flores, raíces, bulbos e insectos. Pesa aproximadamente 8 kilos. 

-Fue redescubierto en 1974. Se encuentra categorizado como especie en peligro (EN) por la legislación peruana y en peligro crítico (CR) en la lista roja de especies amenazadas de la UICN. Si las tasas de deforestación se mantienen, se espera que en 2030 se pierda todo el hábitat que no está protegido. 

Achórate con el mono choro de cola amarilla

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