“Fusilaron al monstruo”, fue el titular de la portada del diario El Comercio el jueves 12 de diciembre de 1957. Jorge Villanueva Torres, tildado por la prensa de la época como el ‘Monstruo de Armendáriz’, se paró frente al pelotón de la Guardia Republicana a las 5:40 de la madrugada y los fusileros descargaron sobre él su castigo en las instalaciones de la Penitenciaría de Lima. Esta fue la última vez que vio un amanecer.
¿Cuáles fueron los terribles crímenes cometidos por Villanueva Torres, que lo llevaron a ser sentenciado a la pena capital? En 1954, se lo había acusado de asesinar a un niño de 3 años a quien, con engaños, habría llevado hacia una covacha en la quebrada de Armendáriz donde cometió el crimen. El cuerpo fue encontrado a pocos metros por unos estudiantes.
El caso paralizó Lima. La historia empezó a consumirse como si fuera una novela, a través de los artículos periodísticos que abundaban en los diarios de aquel entonces. Pero su muerte no logró eliminar del imaginario la duda en torno a la condena, que persigue al emblemático caso hasta el día de hoy.
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Se piensa que fue el racismo y el clasismo los males que condenaron a Jorge Villanueva, un hombre negro de 35 años, ladrón sin hogar, ni familia, ni futuro; y que la presión social terminó por emitir la sentencia mucho antes de que pudiera demostrar su inocencia. El uso político del caso como cortina de humo es otra de las variables. Nunca se encontraron pruebas certeras que lo incriminasen, solo indicios.
"La presión social terminó por emitir la sentencia mucho antes de que pudiera demostrar su inocencia"
El único testigo, el vendedor de turrones Ulderico Salazar, declaró haberlo visto con el niño y que le entregó una moneda por la compra de un turrón: “Era un sujeto negro y alto. Me compró 20 centavos de turrón para el niño. Yo lo puedo reconocer”, dijo a los agentes. Dicha moneda fue tomada en el juicio como prueba, así como el testimonio del vendedor, comprobándose después que se contradijo más de 30 veces en sus declaraciones.
Jorge Villanueva sí fue un delincuente, pero de poca monta: “En su niñez fue un ‘pájaro frutero’”, comenta el historiador Juan Luis Orrego sobre el acusado. “Así se conocía en esa época a los niños ladrones. En su juventud fue un ladronzuelo en los tranvías que surcaban Lima. A sus 35 años, ya había pisado la cárcel y era conocido como vago y ladrón de poca monta en las comisarías”, agrega.
Pero Villanueva nunca aceptó ser un asesino, menos un violador, como lo llamaban las personas a pesar de que el ultraje fue descartado desde el inicio según lo señalado en el protocolo de autopsia. Víctor Maúrtua, el médico legista y testigo de la ejecución, publicó en 2004 detalles de la errática interpretación de la autopsia durante el proceso, siendo más probable un atropello vehicular que un ataque de Villanueva.
"Villanueva nunca aceptó ser un asesino, menos un violador, como lo llamaban las personas a pesar de que el ultraje fue descartado desde el inicio"
Un caso que no se olvida
El caso del ‘Monstruo de Armendáriz’ no será borrado fácilmente y regresa a la memoria cada vez que la pena de muerte vuelve a ponerse sobre el tapete. En 2017, Duberlí Rodríguez, el entonces presidente del Poder Judicial (vinculado después a Los Cuellos Blancos), nombró a Jorge Villanueva Torres al comentar a los medios de comunicación que la pena de muerte puede estar cargada de errores judiciales: “Ahora existen muchas evidencias de que habría sido una condena a un inocente. Pero, en fin, son errores ya irreparables”, refirió Rodríguez ese año y deslizó la posibilidad de absolver póstumamente a Villanueva.
Casi 70 años después de los hechos y con el expediente del caso desaparecido, la historia del ‘Monstruo de Armendáriz’ regresa convertida en pieza teatral en el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico. El director Malcolm Malca recuerda que la primera vez que escuchó la historia fue por la canción de “Los Nosequien y los Nosecuantos” en primero de secundaria.
El vals criollo, muy al estilo del grupo noventero, dice así: “Esta es la historia de un hombre / injustamente condenado por el Poder Judicial / una persona que por error de hecho / y de derecho / fue injustamente condenada / fue injustamente tildada / de... de antisocial”.
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Cuando Malca indagó más le dijeron que “se trataba de un caso famoso de un tipo que violó a un niño; pero, que la cosa no estaba tan clara. Hubo una carga muy fuerte por limpiar la sociedad de gente como Jorge Villanueva. Los adjetivos que se utilizan para hablar de él y de su procedencia étnica estaban cargados de racismo”, nos dice el director sobre su investigación, por ello quisieron llevar al teatro la esencia del conflicto que llevó a la muerte de Jorge Villanueva: “La obra tiene que ver con características que están vigentes en nuestra sociedad como la discriminación que es muy poderosa y se ejerce en diferentes niveles”.
Según las crónicas de los años cincuenta, durante el proceso y hasta en sus últimos segundos de vida frente al pelotón, Jorge Villanueva Torres gritó y juró su inocencia como nunca antes se había visto, pero nadie le creyó ni pudo demostrarla. //
Dirigida por Malcolm Malca, la pieza teatral estará en el Teatro de la Universidad del Pacífico hasta el 1 de mayo. Entradas en joinnus.com
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