El pasado domingo, muy temprano, llegó una sorpresiva noticia por WhatsApp: Susana Baca estaba en casa. La artista peruana fue dada de alta después de cinco meses de hospitalización. Su esposo y compañero, Ricardo Pereira, estaba emocionado: “Hoy nos llevamos a Susanita, hoy regresó a casa… El milagro de la vida se hizo en ella”, decía parte de su mensaje.
En estos meses de incertidumbre, el calor de los seguidores de Susana se hizo más fuerte cada día. Los mensajes de buenos deseos eran abrumadores por las redes sociales y no era para menos: nuestra gran artista, ganadora en tres oportunidades del Grammy, la mujer de voz calma estaba mal de salud y su país aguardaba, preocupado por ella, su recuperación.
MIRA TAMBIÉN: A la conquista del mar: Sol Aguirre, Florencia Chiarella y las hermanas Palacios y cómo se preparan para tentar una medalla en París 2024 | CRÓNICA
Pero el peligro ha pasado y podemos festejar sus 80 años con ella, así como toda una vida llena de música, poesía, de espíritu reivindicativo y de arte, mucho arte. Instalada en su casa de Chorrillos, compartió con Somos algunas declaraciones en exclusiva para esta nota celebrativa por un año más de vida.
“Me siento resucitada, siento que la vida tiene otro sentido mayor y es la capacidad que tiene el alma humana, el cuerpo humano y la ciencia y, sobre todo, la energía de la fe para poder rescatarnos de los momentos muy difíciles. Siempre supe que la gente no solo es un cuerpo que camina, también es un alma que alumbra y un corazón que late, y la vida es como una ciencia que se ratifica como proceso de sabiduría”, escribe Susana en el cuestionario que le enviamos.
Más que canciones
Nació un 24 de mayo de 1944. Descubrió la música desde pequeña, en la guitarra y voz de su padre, el artista del callejón; en los bailes de su madre, aplaudida por quienes la rodeaban; y en las jaranas familiares. Y esta música se apropió de ella hasta convertirse en el aire que respira. Así lo describe: “Es así de simple, sin la música creo que respiro la mitad. Y si respiro la mitad, mi corazón trabaja la mitad, mis pulmones la mitad, mi vida tiene la mitad. En cambio, si tengo música, estoy plena, soy toda, soy cien por ciento”. Pero su deseo de convertirse en artista y cantar se reafirmó cuando descubrió que las canciones podrían ser más que diversión. Escuchaba a Violeta Parra, Billie Holiday, Edith Piaf y Chabuca Granda, con la cual tiene el orgullo de haber mantenido una significativa amistad. Este deseo se reafirmó al constatar que la poesía también puede existir en la música.
Eran otras épocas. Mira al pasado y recuerda que se construyó como artista en tiempos en que “uno hacía todas las cosas a pie, donde ir de un lugar a otro podía demorar días”, afirma. “Hubo un camino de sacrificio, yo he caminado a pie mi arte, lo he caminado descalza a casi puro corazón. No he desplegado mis alas para convertirme en un cliente de las casas discográficas sino para decir las verdades que brotaban de mi corazón y hoy lo digo sin ningún empacho, soy una de esas artistas formadas, creadas, construidas en 80 años no haciendo concesiones a la industria, solo haciendo concesiones al corazón, creo que esa es mi fuerza como artista y eso espero que sea mi legado, la honestidad en el arte”.
Susana está fuerte, se siente en sus palabras, estoicas como el recuerdo de su madre. Su visión del proceso de vivir es admirable. Haber estado en el hospital fue solo parte de un momento: su espíritu, nos dice, no ha decaído. “¿Ahora qué voy a hacer? Tomar las cosas con más calma, aprender de los más grandes filósofos el valor de la vida en el momento en que estás vivo”.
-¿Cómo te sientes con el calor, amor, respaldo de la gente en redes sociales al enterarse que estuviste en UCI? Las muestras de cariño han sido inmensas.
Uno se entera de que no ha desaparecido, porque existen las redes, redes que te recuerdan que existes y que hay quienes que te quieren, sientes un algo de lo que has sembrado en la vida. Con las redes tengo una relación ambigua. Por una parte, amo las redes porque aprendo tantas cosas sobre tantas otras cosas que antes no sabía, pero, por otra parte, tengo una relación pésima con las redes que se enredan en tu vida, que te invaden, que opinan como juicios, que inhabilitan tu libertad... me quedo con esas redes que solidariamente apostaban a qué yo tuviera la fuerza para dar el gran salto, el regreso donde estoy.
-En tus memorias cuentas que eras una niña muy traviesa (imposible no reírse con la anécdota del frijol en la nariz). ¿Sigues siendo traviesa? ¿Qué guardas en ti de tu niñez?
Guardo de mi infancia mas que la anécdota del vivir, guardo las esencias, las esencias que aprendí en mi casa, de mi familia, la esencia de lo auténtico de bailar con emoción, guardo la esencia de mi madre estoica, fuerte, sin quebrarse que me enseñó a ser fuerte. Guardo de mi infancia los valores que tengo y, claro, guardo también las ganas de ser traviesa, aunque ahora ser traviesa en mas bien romper el molde, así, guardo la libertad a mi manera de vestirme de rojo aunque entre los negros parezca una mosca en un rocoto.
-En tus canciones, en tu vida, en tus memorias, ser mujer afroperuana ha atravesado toda tu historia. ¿Qué espera para la comunidad afroperuana, especialmente para las artistas mujeres?
Espero que lo afroperuano sea un modo de ser y no un color. Quisiera que en mis hermanas afroperuanas se rescate de lo mas importante de nuestra presencia, que ha sido hecha con dolor, pero que también ha sido construida también con perdón, me encantaría que guardemos el principio de la fidelidad, el principio de reírnos con amplitud, el principio de comunidad, de solidaridad, de ayudarnos la una con el otra de no ser frívolas. Creo que de las mujeres afro yo rescataría valores sobre la necesidad de ser estoicas, fuertes, honestas y solidarias.
-Una vez recuperada, ¿qué planes tienes para los próximos años?
¿Recuperada? ¿Alguna vez estuve mal? No, solo ha sido un proceso de vivir, mi cuerpo lastimado y ya pasó, yo no siento que haya decaído mi espíritu, yo siento que mas bien me ha enseñado a conocer el lado oscuro de una parte de la vida que normalmente no conoces, pero sí redimida... espiritualmente crezco. He aprendido a perder el miedo al desprendimiento. Yo regreso a rezar por lo menos una oración en la noche, no por el culto eclesiástico, sino por la necesidad de darle a tu alma esa parte misteriosa, pero fuerte que tiene la oración y tu relación con Dios cual sea su nombre.
Para no olvidar
Su compañero de luchas y aventuras, Ricardo Pereira, nos cuenta que hizo una travesura mientras estaba en UCI. En contra del reglamento puso la canción “Cariño” de Manuel Acosta Ojeda y fue así que, al escucharla, Susana abrió los ojos y lo miró. Este fue el primer gesto que terminó con esos meses de tristeza. “Ser compañero de Susana en general es como una especie de lotería de la vida, construimos juntos parte de la trayectoria y el camino con su gran ternura y solidaridad”, nos dice con mucha felicidad.
¿Cómo quieres que la recuerden?, le preguntamos. Ricardo se remite a las palabras que les escribió Chabuca Granda poco antes de partir y no regresar: “Susanita y Ricardo, no me olviden. Cántenme”: “Siempre comprendimos que la manera de no olvidar y, más bien, de recordarla es cantarla siempre. Así me gustaría que recordáramos a Susana, siendo cantada por los jóvenes, no sé si repitiendo sus letras o su voz, pero eso sí llevando como principio el valor de la honestidad que debe llevar un artista”.
-¿Cómo te sientes ahora que Susana salió de UCI?
Me siento como ella con ganas de mirar adelante, me siento como ella de haber pasado también y con ella, de esa franja de la sombra a la luz, sufrí mucho al verla casi inerte en una cama de UCI cada tarde.
-Tú que las ves a diario, ¿cuéntanos cómo es ella? ¿Qué es lo que no vemos de ella y nos estamos perdiendo?
El verla a diario como me preguntas me deja sin respuestas, porque lo que a ella le gusta preparar y comer, ahora también me gusta, entonces ya no es de ella es de los dos, excepto el chuño. Ella ahora, descubro que, en estos días de penumbra, ha crecido en su memoria, está como un niño, llena de asombro, su felicidad es de las pequeñas cosas, ríe con las pequeñas cosas, se admira y me pregunta en momentos qué pasó, porque ella siente que fue como estar dormida.
El editor de las memorias de Susana Baca, “Yo vengo a ofrecer mi corazón” (2022), Luis Rodríguez Pastor, se une a este homenaje emocionado. Él no solo es de las personas que más ha investigado a Susana Baca, sino que la conoce desde que era solo un niño: “Me emociona pensar en la trascendencia de Susana a través de su inmensa obra, que renovó los sonidos afroperuanos, se nutrió de diversas culturas, letras e instrumentos, que dio varias veces la vuelta al mundo mostrando el rostro más bello de nuestra cultura”.
De esta artista tan completa que se formó como maestra, con más de 20 discos, llegó a ser ministra de Cultura y que ha compartido escenarios con estrellas como Fito Páez, Natalia Lafourcade, Mercedes Sosa, Calle 13, Gilberto Gil, Omara Portuondo e infinidad de estrellas, nos queda toda una obra por conocer y, felizmente, todavía tenemos la oportunidad de hacerlo mientras la celebramos en vida. //
Amistades la celebran
Cecilia Barraza
“Nuestra querida y admirada artista Susana Baca es, indiscutiblemente, motivo de muchísimo orgullo para todos los peruanos. Su calidad interpretativa, esa fina sensibilidad y el hondo sentir de su canto la convirtieron en una artista de culto, logrando —con su finura y gracia— hacer conocer la música popular peruana en diferentes escenarios del mundo. Merecidos sus significativos premios y el agradecimiento de todos los peruanos que seguiremos aplaudiendo su inmenso talento”.
Guillermo Niño de Guzmán
“Susana Baca posee una voz dulce, como un delicado arrullo, y, a la vez, una profundidad en la que resuenan los ecos de una tradición tan rica como la afroperuana. Sin embargo, sería un error confinarla dentro de un marco de reivindicación étnica. Ella ha bebido de diversas fuentes de la música popular, no solo local, y ha logrado depurar una expresión propia que trasciende nuestras fronteras culturales. Cuando Susana canta, más que interpretar canciones con una gracia y ritmo sin par, lo que hace es compartir aquellos relámpagos de vida y jirones del alma que definen su ser”.
Ana Correa
“Conocí a Susana en el año 1973. Viajamos juntas, al lado de la delegación peruana, durante un mes en un barco rumbo al X Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Berlín bajo el lema ‘por la solidaridad, la paz y la amistad antiimperialista’. Ella ya cantaba con su delicada y hermosa voz y con los pies descalzos. Me dijo que los pies descalzos nos humaniza, nos hace iguales. La he visto década, tras década formarse con disciplina, perseverancia, e investigar las raíces afrodescendientes, afroperuanas y afroandinas. Y la he visto llenarse de amor por el Perú, por l@s niñ@s y jóvenes, por las mujeres, agudizando su mirada y voz crítica, poética, comprometida a favor de l@s más necesitad@s. Ella ha valorado de igual manera un recital en una escuela fiscal de su pueblo, como uno en los inmensos escenarios del mundo entero, cantando al alma, por la igualdad, por la justicia”.
Naysha
“Para mí Susana Baca es fortaleza, amor y, por supuesto, música. Es de las artistas que admiras y a la vez resultan ser humanos sinceros y apasionados. En ella he visto la fusión de esas dos realidades y hoy me siento honrada y agradecida de llamarla maestra y amiga. Siento que la mayor obra de su vida es su forma de entregarse a la música, su interés social y sobre todo su trabajo consecuente entre lo que dice, piensa y hace. He visto en sus ojos llenos de ilusión con cada nuevo nuevo proyecto musical desde que la conozco. Yo creo que ella es modelo de cómo mantenerse no solo vigente sino, firme y productiva en la música”.
-Susana Baca está cerca de cumplir 80 años y su vida es una historia de luchas por ser mujer y afroperuana, pero también de una artista que vive para brillar. Nació en Lince asistida por sus tías y una partera el 24 de mayo de 1944. Su madre, Carmen de la Colina, fue cocinera, y su padre, Ernesto Baca, chofer y quien sabía armar las jaranas.
-Creció en Chorrillos y estudió Educación en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta. Baca es estudiosa de sus raíces y la historia afroperuana. Tiene la dicha de guardar tres premios Grammy Latino en casa. Conoció a Ricardo Pereira (‘Gato’), su amor incondicional, en 1981. Fue ministra de Cultura en 2011. Es apasionada de la poesía peruana y gran amiga de Chabuca Granda. Le encanta cocinar para los amigos platos como carapulcra, causa y escabeche, y recibir amistades en su casa de Cañete.
-Fue portada de la revista Somos en 1989. Para Luis Rodríguez Pastor, editor de las memorias “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, Susana es “una artista que no elude, sino que enfrenta los problemas: habla sobre ellos, toma posición y comparte, algo cada vez más escaso en un mundo en el que es más conveniente el silencio”.