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Milett Figueroa

Natalie Portman ha contado en más de una oportunidad que ella tuvo que rechazar en su carrera un sinnúmero de papeles para desvincularse de la imagen de chica sexy. Era la única forma, argüía, de que se le permitiese trabajar otro tipo de roles en las películas. Natalie Portman es una de las actrices que más admira , una referencia de la cual aprender, aunque discrepe de aquel proceder. Es injusto, dice, porque esa decisión se tomó obligada por los prejuicios de su entorno, de su sociedad. Quizás del globo terráqueo. Y por qué, pues. Eso no quiere decir que le pase a ella. Lograr que la actuación sea el eje sobre el que gire su carrera es algo que se ha tomado en serio desde hace dos años. Por eso ha buscado maestros como Miguel Iza, Ramón García y Bruno Odar. El mes que pasó, de hecho, arrancó clases con el reconocido director Roberto Ángeles. Cuatro horas diarias del 2018 se dedicará, cuenta, a leer dramaturgia peruana, a tomar lo mejor de la experiencia de sus compañeros, a practicar, practicar y practicar. Además de lidiar con, según sus palabras, el bullying de la prensa de farándula, de la que ha sido blanco durante toda su carrera.

Milett Figueroa podría parecer bien relajada al hablar, pero subrepticiamente es cuidadosa. Sabe que cualquier cosa que diga puede ser tomada en su contra, como pasa la mayoría de veces ‘por las puras’. Por generar titulares, tráfico en portales de Internet, chismes en cualquier tiempo muerto. Ella, hay que decirlo, nunca se comparó con Portman. Tampoco ha sido esa la intención en este texto. La mención vino a colación por las críticas de las que es motivo porque quiere actuar sobre las tablas, en estudios de televisión o sets de filmación por el resto de sus días. ¿Una modelo y ex estrella de reality shows, acaso, merece la chance de intentarlo? ¿Ser muy guapa y sensual tiene algo que ver con todo eso? Ella no responde directamente, pero aclara: “Yo acepto papeles que me llaman la atención. Algunos se han parecido a mí, a cómo me veo, y otros no. Creo que todos, todos, tenemos que empezar en algún lado. El taller con Roberto Ángeles me está ayudando a interpretar mejor personajes que no tengan relación conmigo. Pero eso es cuestión de tiempos y procesos”.

Milett llega a la sede de El Comercio para esta entrevista vestida con un traje suelto, sin maquillaje y en slaps. Así, en la calle, la figura pública casi casi podría pasar desapercibida. La chica bonita, de 25 años y 1,75 m de alto, probablemente no. La jornada la tiene agitada porque por la noche estrena Qué difícil es amar, la cinta protagonizada por Diego Bertie y Óscar López Arias. Lo que va del año lo tiene agitado porque por un mes ha filmado otra película, esta vez codirigida por Joel Calero y el actor Lucho Cáceres. La comedia se llama Solteros inmaduros y se estrenaría en setiembre. El trabajo de ambos, como se recordará, fue reconocido nacional e internacionalmente en el 2017 por La última tarde. “Me convocaron y me encantó el proyecto. Yo soy la socia/amiga de Lucho, un tipo que tiene varios problemas que sortear. La experiencia ha sido maravillosa porque me he nutrido mucho del diálogo con mis compañeros”. 

IR CONTRA LA CORRIENTE

Cáceres, uno de los actores más respetados del medio, entiende bien la premisa que dicta que todos tienen que empezar por algún lado. “Te lo dice un ex modelo de Gisela”, fue parte de los argumentos que utilizó para defender a Figueroa, luego de que Juliana Oxenford se expresara peyorativamente de ella. Él había criticado en Facebook al periodismo nacional y la mujer de prensa le increpó que no generalizara: “Es como si yo dijera, ¿no hay actrices increíblemente talentosas en Lima que hay que llamar a Millet [sic] Figueroa? ¿Acaso una producción nacional no puede funcionar sin un par de tetas expuestas a toda pantalla? Y si eso se necesita para vender, perfecto, lo entiendo, pero de ahí a llamarla ‘actriz’...”.

La artista, campeona además de programas de concursos de baile, está acostumbrada a opiniones sobre ella que van en sentido contrario, especialmente, esgrime, de la prensa de espectáculos, por lo que lo ocurrido con Oxenford la tomó por sorpresa.

¿Cuán grande es tu correa para lidiar con estos asuntos?

Mira, he pasado por tantos momentos difíciles... Estoy desde muy chica en el mundo de la TV y me he topado con mucha gente. Todos tienen, tenemos, un grado de locura, entonces... Igual siento que hay muchos prejuicios, sobre todo con las mujeres. El comentario que recibí fue gratuito y de una mujer hacia otra. Hoy más que nunca estamos en tiempos de darnos la mano, de empoderarnos a nosotras mismas, de apoyarnos. Ella, de hecho, trabaja en un canal que hace campaña por ello. Todo es bastante contradictorio.

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