El cocinero peruano se ha realizado un análisis genético. Los resultados se conocerán esta semana.
Nora Sugobono

El nombre de Gastón Acurio es sinónimo de peruanidad en el mundo entero. Nacido en Lima en 1967, Acurio es hijo de la trujillana Jesusa Jaramillo y el ex senador cusqueño Gastón Acurio Velarde. Su trabajo como chef, empresario y embajador de la cocina peruana abarca más de dos décadas. Precisamente, los restaurantes de su grupo gastronómico son reflejo del mestizaje culinario que define nuestra olla. “Tengo todas las razas, afortunadamente, habitando en mí”, cuenta a Somos. 

Como parte del proyecto ‘De Inga y de Mandinga’, Acurio se ha sometido a una prueba para determinar los porcentajes de etnicidad que lleva en su ADN. Los resultados del análisis científico, a cargo de Laboratorios Biolinks, saldrán esta semana. 

¿Cómo empezó su historia de éxito? ¿Qué cosa ocurrió en el camino que cambiaría para siempre el transcurso de su historia? Un extracto de una nota realizada a propósito de los 20 años del restaurante Astrid & Gastón -publicada en Somos, en febrero de 2014- lo ilustra. 

Aventura culinaria
Lima, 1993. Recién llegado de un período estudiando cocina en Paris -tras decepcionarse de la carrera de derecho- Gastón Acurio de 25 años había regresado a su patria para ser chef, una profesión más que cuestionada en el Perú de aquella década. Dos pensamientos cargaban sobre su mente: quería hacer gastronomía francesa y tenía un hogar por mantener. Acababa de casarse con una joven alemana de nombre Astrid Gutsche y se había mudado a un departamento que era de su madre, quien les alquilaba la propiedad y les prestaba también el auto que él usaba, entre otras cosas, para recoger a su mujer del local donde ella trabajaba haciendo postres: el popular Cherry de 2 de mayo en San Isidro. 

Al salir del trabajo la llevaba a comer. Caminaban por las calles aledañas a su domicilio, en Benavides con La Paz, y soñaban con el proyecto que tenían en conjunto: abrir un restaurante propio. Una noche, regresando de comer, la pareja se topó con una casa. Convenció a la dueña, reunió el dinero con préstamos a familia y amigos e inauguró su restaurante el 14 de julio de 1994. Abre sus puertas con este anuncio: ‘Astrid & Gastón Restaurant. Haute cuisine’. Desde esa vez y para siempre, sería el nombre del local que cimentó un imperio. 

La revelación
Los primeros fueron tiempos de foie gras. Tres años tardaría en llegar el tacu tacu a la carta de Gastón Acurio. Un plato temeroso, confundido, abría un menú que se cocinaba a fuego lento. “Una vez, cuando mis hijas eran chiquitas, fuimos de viaje a Huaraz”, cuenta él. “Habíamos llevado desde Lima carne para hacer una parrilla en el campamento donde nos quedábamos. Nos cruzamos con unos niños que vendían papas nativas, ollucos, oca. Cosas que nunca habíamos visto. Les propusimos un intercambio. Ellos nos daban sus papas, nosotros nuestra carne. Fue el comienzo”. El Perú era una enorme despensa que empezaba a revelarse ante el cocinero que le devolvería su orgullo a través de su visión sobre la gastronomía. Pero él todavía no lo sabía. “Nunca fue algo pensado, consciente, simplemente se dio”. 

Con el cambio de siglo vino la aventura. Acurio emprendió un largo viaje por el país que lo llevaría a conocer otras realidades, aquellas que involucraban a cientos, miles de productores en cada rincón del territorio y cuyas historias se quedaron con él desde ese momento. En 2002 lo plasmó todo en su primer libro “Perú, una aventura culinaria". Le seguiría un programa de televisión con el mismo nombre y más publicaciones. Ese mismo año él y su esposa abren Tanta, la primera de 8 franquicias que venderían dentro y fuera del Perú en menos de una década. La Mar, Chicha, Panchita, Madam Tussan, Papacho’s, entre otros proyectos, componen una corporación que da trabajo a más de tres mil profesionales en todo el mundo. Las suyas son mesas donde se juntan todos los sabores y todas las influencias. 

“Créanme, solo es posible cumplir sus sueños personales si tenemos un sueño nacional anterior. El éxito personal solo llegará si nuestros objetivos trascienden al ámbito individual para formar parte de una gran aspiración colectiva”, enunció Acurio en un discurso en la Universidad del Pacífico, en 2006. Dos años después nacería Mistura. Al año siguiente, la escuela de cocina Pachacutec. Desde 2014, la Casa Moreyra es la sede principal de su restaurante bandera, Astrid & Gastón. 

El resto ya es historia.

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