Un equipo internacional de científicos, perteneciente al proyecto europeo Nutrimenthe y coordinado por la Universidad de Granada, ha descubierto que el déficit de yodo durante el embarazo tiene efectos perjudiciales en el desarrollo cognitivo del niño.
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista “The Lancet, han revelado que los niños nacidos de madres que presentaron deficiencia de yodo durante la gestación mostraron, a los ocho años, un coeficiente intelectual tres puntos inferior que los demás, y peor habilidad para la lectura a los nueve años, ha informado la Universidad de Granada.
El yodo es esencial para el crecimiento, el desarrollo cerebral, la síntesis de hormonas tiroideas y la regulación de numerosos procesos metabólicos en el organismo.
La deficiencia de yodo determina alteraciones del desarrollo cognitivo y, por lo tanto, un correcto estado nutricional en yodo resulta especialmente relevante durante la gestación y los primeros años de vida para el desarrollo del cerebro del bebe.
PROBLEMA COMÚN El déficit de yodo en la población no es un problema únicamente de países en vías de desarrollo, pues informes recientes revelan índices bajos de yodo en países industrializados.
En el Reino Unido, donde se ha llevado a cabo la investigación, se ha detectado que la deficiencia de yodo es muy común: afecta a dos tercios de las mujeres, especialmente a aquellas en edad fértil.
Otros países como Holanda, España y Dinamarca hace tiempo que adoptaron medidas de prevención como la suplementación de la sal común con yodo para asegurar un mayor aporte de este mineral a través de la alimentación.
Ante estos resultados, los expertos recomiendan una ingesta suficiente de yodo en las mujeres embarazadas, procurando obtenerlo a partir de alimentos naturales, principalmente del pescado, marisco y productos lácteos.
Se desaconseja el consumo de algas o suplementos que las contengan, pues podría provocar problemas tiroideos por exceso de ingesta de este mineral.