*Este artículo es una colaboración periodística entre Mongabay Latam y Rutas del Conflicto en Colombia.
El pico de deforestación en Colombia ocurrió en 2017, cuando las cifras del IDEAM señalaron la pérdida de casi 220 mil hectáreas en el país. En los siguientes dos años el Gobierno celebró que los datos mostraron una disminución. De hecho, el registro en 2019 fue de 158.894 hectáreas, un 28% menor al de 2017. Sin embargo, en el nuevo balance presentado en rueda de prensa por el Ministerio de Ambiente, junto a otras entidades del orden nacional, se mostró un incremento del 8% en el monitoreo del 2020. El país perdió en total 171.685 hectáreas, el equivalente a cerca de 6.979 veces el área total del Estadio Nacional de Río de Janeiro, el conocido ‘Maracaná’, uno de los más importantes del continente y donde se jugará la final de la Copa América del 2021.
El 70% de la deforestación de Colombia se concentró en los departamentos de Meta, Caquetá, Guaviare, Putumayo y Antioquia. El ministro de ambiente, Carlos Correa, señaló también que la mayor pérdida se ha registrado en la Amazonía, considerando que 2 de cada 3 hectáreas de bosque que hay en el país están en esta región, la que pasó de perder 98 mil hectáreas en 2019 a 109 mil en el 2020, un aumento de 11 mil hectáreas. “Esta deforestación que vemos sobre todo en la Amazonía está afectando nuestra biodiversidad, nuestra calidad de vida y tiene un impacto social enorme”, señaló el ministro, quien también confirmó que hubo un aumento en la pérdida de bosque en la región Andina pues se arrasó con 3.771 hectáreas más que en el 2019, cuando la cifra superó las 25 mil hectáreas, y el Caribe con 105 más que las 12.791 arrasadas el mismo año.
El director de la Fundación Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), Rodrigo Botero, asegura que en el corto plazo podría haber grandes zonas ecológicas fragmentadas, por lo que estas cifras siempre hay que tomarlas con cuidado porque no se necesita deforestar toda la Amazonía para desestabilizar su funcionalidad ecológica. “Con 1 o 2 millones de hectáreas que perdamos en sitios estratégicos, en 10 años podríamos detener la deforestación pero a la vez contar con un paisaje fragmentado, llegando al famoso tipping point, o punto de no retorno, en donde la funcionalidad del gran ecosistema amazónico empiece a colapsar por esa falta de conectividad”, asegura Botero.
Botero apela a una analogía para explicar la gravedad del problema estructural que se podría generar en la Amazonia. “Es como el cuerpo humano, si usted no se cuida y se quema con el sol, le salen llagas, que si no les pone atención se le pueden convertir en cáncer de piel y después le empieza a afectar otros órganos. Así funcionan estos ecosistemas”, afirma Botero.
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La deforestación no da tregua
Las cifras presentadas muestran un aumento del 2% en la deforestación al interior de los Parques Nacionales Naturales (PNN). Hubo 15.886 hectáreas de bosque talado en estos espacios protegidos. Durante la rueda de prensa, PNN de Colombia mencionó los esfuerzos hechos en el último año para conservar las áreas protegidas. Aunque no se presentaron cifras específicas de la deforestación en ellas, destacaron que el PNN Tinigua, por ejemplo, uno de los más afectados históricamente por la pérdida de bosque, perdió 800 hectáreas menos con respecto al año anterior. También dijeron que, en el primer semestre del 2021, el Parque El Tuparro tuvo una reducción del 93% en las hectáreas quemadas. Pasó de tener más de 100 mil hectáreas incendiadas a 7.237.
Para Rodrigo Botero hizo falta presentar las cifras y la situación de los PNN que, según el investigador, “es crítica a corto plazo”. La fragmentación de las áreas protegidas está amenazando la conectividad de estas zonas en el país.
El ministro de ambiente señaló que la deforestación aportó un 33% a las emisiones totales de gases de efecto invernadero del país, por lo que luchar contra la pérdida de bosque es uno de los objetivos del Gobierno Nacional para cumplir la meta de reducir el 55% de estas emisiones para 2030. “Nuestra meta es cero deforestación al 2030”, aseguró Correa. Para Rodrigo Botero la meta es bien intencionada, pero podría llegar tarde. “Cero deforestación, pero ¿Cuando quede cuánto bosque? […] la pregunta es qué va a pasar de acá a 10 años que es la meta, ¿tendremos capacidad de hacer restauración?”.
Las causas de deforestación en 2020 fueron: principalmente la praderización (talar el bosque para introducir pasto) para el acaparamiento de tierras, seguida de las malas prácticas de ganadería extensiva, la infraestructura de transporte no planificada, los cultivos de uso ilícito, la extracción ilícita de minerales, la tala ilegal y la ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas.
También se mencionaron 12 núcleos donde está concentrada el 67% de la deforestación: Sabanas del yarí, en el Bajo Caguán (16,7%); Guaviare, en la Marginal de la Selva (16%); Sur del Meta (10,5%), Putumayo (5,5%); Mapiripán, en Meta (5,1%); Andina Centro Norte – Nororiente de Antioquia/Sur de Bolívar (5%); Andina Norte, en el Catatumbo (4,6%); Pacífico Norte (1,8%); Andina Sur, en Cauca (0,5%); Andina Sur, en Nariño (0,5%); Pacífico Sur (0,3%); y Sarare, en Arauca (0,1%).
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Estrategias para detener la deforestación
Hay dos estrategias para detener la deforestación que se han presentado desde el Gobierno Nacional: la militar, con el despliegue de la campaña Artemisa, y los proyectos de inversión social por medio de pago por servicios ambientales. En la rueda de prensa se destacó que la fuerza pública logró el control de más de 14.500 hectáreas de bosque gracias a 10 operaciones ejecutadas como parte del plan Artemisa.
Para el investigador en temas de deforestación del Centro de estudios de derecho, justicia y sociedad (De Justicia), Carlos Olaya, no existe aún un estudio que mida el impacto de qué tanto se ha detenido la deforestación con los operativos militares. “Lo que uno puede ver en el trabajo en territorio es que en algunos lugares sí se detuvo la deforestación, en otros no”, dice Olaya. El experto pone como ejemplo lo ocurrido en dos veredas cercanas a la vía Marginal de la Selva, donde los operativos detuvieron la tala indiscriminada de árboles por un tiempo, pero luego regresó.
Las comunidades han denunciado en varias oportunidades, además, que estos operativos terminan afectando a los pequeños campesinos que no tienen el poder económico para deforestar grandes hectáreas de bosque. Carlos Olaya señala que hay que tener en cuenta los diferentes tipos de persona que tienen tierra en las zonas donde hay deforestación. Existen campesinos sin tierra que han llegado hasta estas zonas a colonizar, también hay terratenientes locales e inversionistas de otras regiones del país. Estos últimos, según denuncian las comunidades e investigadores, son a los que menos persigue el poder estatal.
En febrero de este año se anunció un operativo contra “los 40 grandes deforestadores” en el que se capturó, según la Fiscalía, a los causantes de la tala indiscriminada de bosque en diferentes partes del país. El ministro Correa señaló que han trabajado de manera integral desde el Consejo Nacional de la Lucha Contra la Deforestación (CONALDES) con las Fuerzas Militares, la Policía, la Fiscalía y la Procuraduría. Sin embargo, representantes de algunas organizaciones locales, como la Asociación Campesina Ambiental del Lozada-Guayabero (Ascal-G), dijeron que “se trata de campesinos que hace muchos años viven en áreas protegidas y que hoy están siendo perseguidos y desplazados por el Estado”.
El ministro Correa destacó durante la rueda de prensa el acompañamiento de la cooperación internacional para la implementación de proyectos de inversión social. Además, dijo que hay más de 115 mil hectáreas de bosque protegida por medio de los Pagos por Servicios Ambientales. “A través de un contrato inicialmente a 10 años le entregamos una zona delimitada de baldíos y ahí estas comunidades se comprometen de hacer uso sostenible del bosque y de las zonas que estén incluidas”, dijo el ministro.
Asimismo aseguró que para el 2022 esperan “cerrar con 9.600 contratos de conservación y más de 20 mil familias en Colombia con pago por servicios ambientales”. Pero aunque esto representa un avance no es suficiente todavía, indicó Botero, para quien queda claro que “mientras el Estado no asuma el tema de la resolución de los conflictos por el acceso a la tierra, va a ser insuficiente pensar que con servicios ambientales y la estrategia militar se va a lograr el resultado esperado”. Además, Carlos Olaya señaló «que las comunidades sienten que están saturados de proyectos sin ver muchos cambios en las regiones».
También se destacó la meta de sembrar 180 millones de árboles para 2022. Hasta la fecha se han sembrado más de 63 millones y se espera finalizar este año con 125 millones que permitan avanzar en la restauración de los ecosistemas del país.
La reducción en la deforestación
Las dos regiones del país que tuvieron una reducción en la deforestación, comparada con el año anterior, fueron el Pacífico, que pasó de perder 14.120 hectáreas a 12.261, y la Orinoquía que tuvo una reducción de 271 hectáreas con respecto a la cifra de 2019. De igual manera, el ministro Carlos Correa resaltó una mejora en municipios como Riosucio, en Chocó; Cartagena del Chairá, en Caquetá, y Cumaribo, Meta.
Desde el ministerio de Ambiente destacaron que las recientes mediciones indican que en los primeros meses de este año se ha registrado una reducción en la deforestación en los departamentos del Meta, Caquetá y Guaviare. “En términos de superficie deforestada, para el primer trimestre del año 2021 para esos departamentos se identificaron al menos 41.600 hectáreas deforestadas. Esto quiere decir que tuvimos una reducción de cerca del 30 % comparado con el mismo trimestre del año 2020, cuando se habían identificado al menos 62.200 hectáreas deforestadas”, aseguró Francisco Cruz, viceministro de Políticas y Normalización Ambiental. Los índices más altos de la reducción se presentaron en los departamentos del Caquetá (38 %), Meta (36 %) y Guaviare (20 %).
Para Rodrigo Botero es necesario que el Gobierno empiece a analizar las cifras de una manera distinta. “Lo que seguimos jugando es con números brutos de deforestación y no con tasas reales, es decir, porcentualmente cuánto bosque nos queda de esa cobertura forestal original”, afirma.
Finalmente, el ministro de ambiente señaló que uno de los compromisos de la entidad es acelerar la presentación y consolidación de las cifras de deforestación, considerando que se han publicado seis meses después de finalizado el año. “Históricamente las cifras se han presentado el primer semestre del año después, de acá en adelante semestralmente vamos a poder ir haciendo control en la medida en que la tecnología nos lo permita”, aseguró Correa.
El artículo original fue publicado por Santiago Luque en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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