La alerta se dio en Villa Sepahua cuando se confirmaron los dos primeros casos de personas positivas al COVID-19. A este pueblo, ubicado en la provincia de Atalaya, en la región amazónica de Ucayali, llegaron dos indígenas de la etnia yine provenientes de la comunidad de San Fernando, a 10 minutos de distancia por vía fluvial, con los síntomas de la enfermedad del coronavirus. Ambos dieron positivo a las pruebas rápidas, informó en un comunicado la Microred de Salud Sepahua.
Ahora se teme que el virus avance hacia la Reserva Territorial Kugakapori, Nahua, Nanti y otros (RTKNN), habitada por indígenas en aislamiento y contacto inicial. “Los pueblos en aislamiento son población inmunodeprimida porque sus defensas no son adecuadas para enfermedades externas. Si se contagian puede haber muchas muertes”, dice la antropóloga Beatriz Huertas, experta en pueblos indígenas.
No es la única reserva para Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (Piaci) que está en riesgo. “Tenemos cuatro zonas vulnerables. Dos de ellas donde hay casos de COVID-19 cerca”, señala Iván Brehaut, director de programas de la Asociación ProPurús, dedicada a la conservación de bosques, el uso sostenible de recursos naturales y el desarrollo equilibrado de los pueblos indígenas. Además de la reserva ya mencionada, Brehaut señala que las reservas Murunahua y Mashco Piro, así como la propuesta de reserva Cacataibo —ubicadas en la región Ucayali— también están expuestas al coronavirus.
En la región Loreto, las propuestas de reservas indígenas Yavarí Tapiche, Yavarí Mirín, Sierra del Divisor Occidental y Napo-Tigre también podrían estar en riesgo, agrega Beatriz Huertas.
Según el Ministerio de Cultura, son cinco los territorios habitados por pueblos en aislamiento que han sido categorizados hasta el momento como reserva. Tres de ellas —Isconahua, Murunahua y Mashco Piro— fueron designadas como reservas indígenas en el año 2016. Las otras dos tienen categoría de reservas territoriales. Otros cinco territorios aún están en proceso de categorización desde hace más de 20 años.
El avance del virus en Ucayali
Tras la confirmación de los dos casos positivos, un equipo de la Microred de Salud Sepahua realizó 34 pruebas rápidas en San Fernando y encontró que otras 12 personas eran positivas al COVID-19.
El riesgo del contagio para los indígenas en aislamiento se incrementa porque la población nahua en contacto inicial que vive en la comunidad Santa Rosa de Serjali, dentro de la Reserva Indígena Kugakapori, Nahua, Nanti y otros, acostumbra a llegar hasta Sepahua para abastecerse de alimentos y otros insumos.
Hasta el momento, 38 indígenas nahua que habían llegado hasta Sepahua permanecen en el pueblo y han iniciado aislamiento por 15 días antes de que retornen a su comunidad Santa Rosa de Serjali, un pueblo donde habitan nahuas que desde 1990 se encuentran en contacto inicial.
El Ministerio de Cultura informó a Mongabay Latam que ha coordinado con la Microred de Salud de Sepahua para fortalecer su capacidad de respuesta frente al COVID-19. Entre las medidas adoptadas menciona la entrega de alimentos, útiles de limpieza y mascarillas a las 120 familias de Santa Rosa de Serjali, así como a las 38 personas del pueblo nahua que se encuentran actualmente en Sepahua.
Desde el ministerio también precisaron que se realiza un monitoreo constante de las zonas de acceso a la Reserva Indígena Isconahua, cercanas a la ciudad de Pucallpa, por tratarse de un lugar con alto riesgo epidemiológico. “Se mantiene un especial monitoreo de la población en situación de contacto inicial Isconahua que vive en las comunidades nativas aledañas a la reserva, debido a que se han presentado alertas en dichas comunidades”, precisó.
Con respecto a las otras reservas ubicadas en la región Ucayali, Iván Brehaut, de Propurús, menciona que la presencia de personas positivas al COVID-19 en comunidades cercanas, así como el ingreso de quienes se dedican a las actividades ilícitas, como la tala ilegal, constituyen los mayores riesgos para los pueblos en aislamiento y contacto inicial.
“En Yurua no hay un control adecuado. Están entrando brasileños por toda esta zona para instalar sus chacras y sacar madera. Esto ocurre desde hace tiempo, pero ahora es mucho más riesgoso”, comenta Brehaut.
Para el representante de Propurús, el ingreso de ilegales a la zona de Yurua pone en riesgo a la población de Puerto Breu, capital del distrito de Yurua, así como a las comunidades asentadas en esta zona y a la población en aislamiento de la reserva Murunahua.
Una situación similar se vive Puerto Esperanza, en Purús, también en el límite con Brasil. En esta zona de frontera —comenta Brehaut— ya se han detectado casos positivos al COVID-19 en dos centros poblados del lado brasileño.
Una situación similar se vive Puerto Esperanza, en Purús, también en el límite con Brasil. En esta zona de frontera —comenta Brehaut— ya se han detectado casos positivos al COVID-19 en dos centros poblados del lado brasileño.
Desde el inicio de la pandemia, la Asociación Propurús en coordinación con otras instituciones y organizaciones indígenas realizan un monitoreo con reportes semanales de los casos sospechosos y confirmados de COVID-19 en las comunidades nativas de la región Ucayali. En el último reporte publicado el 8 de junio la cantidad de personas sospechosas de coronavirus en comunidades nativas llegaba a 875, mientras que las confirmadas con la aplicación de las pruebas ascienden a 456. Los fallecidos suman 77 indígenas. Hasta el momento, según este monitoreo, el coronavirus ha llegado a 68 comunidades nativas de la región.
Miguel Macedo, especialista del Instituto del Bien Común —dedicado a la conservación del medio ambiente, el desarrollo sostenible y el respeto de los derechos de las poblaciones indígenas y no indígenas— cuenta que en la comunidad nativa de Puerto Nuevo, cercana a la propuesta de reserva indígena Cacataibo norte, se han detectado hasta el momento nueve casos de COVD-19, según informa la Red de Salud de Aguaytía.
Para Macedo los riesgos para los indígenas en aislamiento están en el contacto físico con personas de las comunidades nativas asentadas en zonas cercanas a sus territorios, así como en los instrumentos y objetos, como machetes y ollas, que se llevan de las comunidades a las que llegan o de las personas que entran a los bosques. “La situación es compleja para los pueblos en aislamiento y contacto inicial. El Covid-19 está aumentando en el ámbito rural mientras los infractores ingresan sin control a los bosques de las reservas”.
Hamer López, representante de programa de industrias extractivas y megaproyectos de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU), reconoce que el cobro de bonos y beneficios del Estado ha sido una de las causas de la propagación del coronavirus en las comunidades nativas, pues las personas se desplazaban hasta las agencias bancarias ubicadas en las ciudades para recibir el dinero, exponiéndose al contagio.
López lamenta que localidades como Yurua y Purús estén prácticamente “acorraladas” por el virus, tras el ingreso de ilegales desde Brasil y el avance de la enfermedad en el país fronterizo con Perú.
“Nos preocupa que desde Santa Rosa do Purus, en el Estado de Acre, en Brasil, llegan hasta Purús atravesando los controles. En esa ciudad brasileña hay muchos contagiados. También hay riesgos en la reserva Izconagua. Están acercándose a todas las reservas indígenas”, señala el líder de ORAU.
John Salcedo Ríos, gerente regional de Desarrollo de los Pueblos Indígenas del Gobierno Regional de Ucayali, dice que el último reporte de la Microred de Salud de Sepahua indica que son 27 los casos de indígenas que han resultado positivos al COVID-19.
“Se han enviado 700 pruebas rápidas y medicamentos para la atención en Sepahua y en Santa Rosa de Serjali. Se trata de un foco de contagio muy preocupante por la cercanía con la reserva de indígenas en aislamiento”, dijo Salcedo.
El funcionario también mencionó que Ucayali fue la primera región en aprobar un plan regional para atender a los pueblos indígenas y que actualmente cuenta con cinco millones de soles para ejecutar las acciones establecidas en este plan. “Los hermanos indígenas tienen razón para decir que hubo respuesta tardía. Pero si no actuamos ahora nos exponemos a un rebrote cuyos efectos podrían ser fatales”.
Una versión ampliada del reportaje de Yvette Sierra Praeli fue publicada en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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