Durante cinco años el pueblo matsés recorrió su territorio para elaborar un mapa completo de todo lo que allí conservan y tiene un valor cultural para ellos. Más de 500 000 hectáreas de bosques, ríos, cabeceras de cuenca, lugares de importancia histórica y todos los espacios que tienen algún significado para este grupo indígena —asentado en el distrito de Yaquerana, provincia de Requena, departamento de Loreto, frontera con Brasil— fueron georreferenciados y llevados a mapas virtuales.
“Este mapa nos va a servir para defender nuestro territorio. Muchas veces, cuando el Estado quería dejar entrar a las empresas petroleras mencionaba que no era nuestro”, señala Daniel Vela, jefe de la comunidad matsés.
Un informe elaborado por los especialistas de Acaté Amazon Conservation, organización que promovió y acompañó a los matsés en el levantamiento de información de todo su territorio, señala que antes solían guiarse por mapas creados por personas foráneas que dejaban algunos espacios vacíos y puntos muy dispersos a lo largo de los grandes ríos. “Para los Matsés, las áreas en blanco en estos mapas no eran vacíos, sino el corazón vivo de su territorio”, señala el documento.
Los lugares marcados en los mapas eran aquellos elegidos y reconocidos por los misioneros, y eran identificados con nombres en español. Ahora, con este trabajo, se ha logrado incluir todos los lugares que los matsés consideran importantes para su cultura y, por primera vez, estos llevan nombres en su idioma.
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Cinco años de trabajo
El primer paso fue enseñarles a los matsés a usar la tecnología que les permitiría marcar el punto exacto de ubicación de cada uno de sus lugares sagrados o de relevancia para su cultura. El paso siguiente: incluir esta información en los mapas digitales del territorio.
Fue así como un grupo de matsés recibió clases para aprender a manejar el software de mapeo, las computadoras y el GPS. Una de las primeras salidas la hicieron a las cabeceras de cuenca de los ríos Gálvez y Loboyacu. Para ello formaron equipos integrados por una persona experta en el manejo de la tecnología, un sabio de la comunidad y un joven matsés.
Todos ellos visitaron las cuencas en busca de algunos de los sitios históricos más importantes para esta etnia. Dos meses llevó este recorrido que permitió construir poco a poco el mapa del territorio matsés.
“Equipos de tres personas hicieron el trabajo en cada anexo de la comunidad. Una vez que se georreferenciaban cada zona, se llevaba la información a la computadora”, explica el jefe de la comunidad.
Las caminatas eran bastante largas, considerando que muchos de los lugares ancestrales están ubicados en zonas remotas porque antes del primer contacto en 1969, los matsés vivían lejos de los rios y riachuelos navegables para evitar a los no-indígenas, que los querían asesinar. Recorridos por pantanos y selva virgen sin caminos conducían al equipo a sitios de gran significado histórico.
“Los ancianos siempre necesitarán ese mapa para enseñar a los niños que los antiguos guerreros vivían en esos lugares y para mostrar cuál era nuestro territorio. Para eso lo hemos hecho, para defender nuestro territorio”, repite Daniel Vela, jefe de la comunidad.
Según el reporte de Acaté Amazon Conservation, cuando se ingresaron los datos de la Reserva Nacional Matsés y del Parque Sierra del Divisor se observó que estos estaban superpuestos sobre los territorios indígenas de los matsés. En ese momento no contaban con un mapa que les permitiera demostrar el área total de su territorio.
Pero ahora, Vela asegura que el nuevo mapa les servirá para presentarlo a las autoridades que correspondan y defender todo lo que les pertenece. Y lo más importante –agrega– para que los niños y jóvenes en las escuelas aprendan más de su cultura, historia y territorio.
El mapeo de los matsés consideró 17 categorías, entre ellas, lugares de importancia cultural, de ocupación de pueblos ancestrales, sitios de entierro, vías fluviales, áreas ecológicas que incluyen sitios de caza, pesca, recolección y captura.
“El mapa es importante para que la generación más joven defienda nuestro territorio y no olvide nuestra historia”, dice Rómulo Tëca Nacua Chapa, del anexo de Puerto Alegre, quien encabezó la expedición para mapear las cabeceras del río Yavari.
Durante los recorridos cada equipo llevaba una cámara y equipos GPS de mano. “El trabajo de los más jovenes consistía en documentar la mayor cantidad de información posible sobre las localidades a las que hacían referencia los ancianos”, explica el informe de Acaté Amazon Conservation.
“Antes no sabía cómo usar una computadora, ahora estoy haciendo mapas para marcar el territorio de mi pueblo”, señala Felipe Ëpë Bai Unan, quien se ha convertido en un experto en el uso de la tecnología para el mapeo.
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Respeto por el territorio
“El mapeo es un proceso bien interesante, porque implica la revitalización cultural de un pueblo”, señala Beatriz Huertas, antropóloga especializada en pueblos indígenas.
Huertas agrega que, mediante este proceso, los pueblos indígenas van reconociendo sus asentamientos más antiguos, las zonas sagradas, identifican sus ríos, los lugares de producción de determinado recurso, entre otras características del área que ocupan. “Implica la transmisión de conocimiento sobre su territorio y la transmisión de conocimiento de viejos a jóvenes y niños. Es la revitalización de su cultura y de su identidad”.
El territorio matsés resguarda bosques intactos y protege a pueblos indígenas en aislamiento, pues sus tierras limitan con la propuesta de creación de la Reserva Indígena Yavari Tapiche, que aún está a la espera de ser reconocida por el Estado peruano como área de indígenas no contactados.
“Estos mapas son la base para la gobernanza territorial y para fortalecer la apropiación administrativa, económica y cultural de su tierra. Pero también se usa para definir las zonas amenazadas por invasiones, cultivos de coca y madereros, entre otros”, agrega Huertas, para quien estos mapeos de los pueblos indígenas son una herramienta política para fundamentar sus demandas ante el Estado.
Mientras participaban en las tareas de mapeo, el Gobierno peruano intentó crear una zona de amortiguamiento de diez kilómetros dentro del territorio matsés en el Alto Yavari, que sobrepasaba los límites acordados previamente. La propuesta fue rechazada y con ello se reforzó la necesidad que tenían de demarcar sus territorios tradicionales.
La antropóloga Huertas señala que el pueblo matsés está amenazado por madereros desde hace mucho tiempo, además que existe la propuesta de construcción de una carretera que va desde la localidad de Colonia Angamos hasta Jenaro Herrera, atravesando tierras matsés. “Esta vía ha sido promovida por comerciantes de la Colonia Angamos, capital del distrito de Yaquerana, pero es una amenaza para el territorio matsés porque se convertiría en un camino para traficantes de tierras y narcotraficantes”.
Christopher Herndon, presidente y cofundador de Acaté Amazon Conservation, señala que antes de empezar este trabajo, los ancianos matsés no transmitían todo su conocimiento ancestral a los jóvenes. En cambio, ahora, hasta han creado una enciclopedia médica indígena. “Estamos viendo que jóvenes hombres y mujeres matsés, quienes enfrentan racismo y discriminación fuera de su territorio, ahora se han convertido en líderes con un renovado orgullo de su cultura y con la decisión de continuar con el legado de su pueblo”.
El artículo original de Yvette Sierra Praeli fue publicado en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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