La veda establecida para la pesca de tiburón martillo podría mejorarse si es que se tomara en cuenta el conocimiento que los pescadores tienen acerca de la distribución de los juveniles. Foto: Oceana
La veda establecida para la pesca de tiburón martillo podría mejorarse si es que se tomara en cuenta el conocimiento que los pescadores tienen acerca de la distribución de los juveniles. Foto: Oceana
Mongabay Latam

Una investigación científica recientemente publicada demuestra que el conocimiento empírico que tienen los pescadores, respecto a la distribución del tiburón martillo (Sphyrna mokarran), coincide con los datos científicos por lo que considerar ese saber, a la hora de establecer medidas en la conservación de la especie, podría arrojar resultados exitosos.

Joanna Alfaro, , señala que existen ejemplos en los que ya se ha comprobado que el conocimiento tradicional puede ser utilizado como fuente para la ciencia. “En comunidades indígenas de la Amazonía se ha colectado información que ha resultado ser muy parecida a la obtenida luego por biólogos”, dice. Aún así, “si bien algunos estudios han incorporado el conocimiento local con modelos ecológicos, las aplicaciones en ambientes marinos y pesqueros son limitadas”, asegura la publicación.

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El conocimiento de los pescadores
En el Perú, la pesca de tiburón martillo está permitida aunque forma parte de la lista de  especies Cites, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, por lo que su exportación está sujeta al cumplimiento de una serie de normas. Se calcula que unas 500 toneladas son desembarcadas anualmente constituyendo la tercera especie de tiburón más comúnmente capturada en Perú.

La investigación científica se centró en examinar la distribución del los tiburones martillo juveniles a lo largo de la costa peruana, puesto que la captura de estos jóvenes animales es la principal causa de preocupación en la conservación de esta especie considerada vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La falta de datos acerca de su distribución como de su historia de vida, dificulta aún más su protección. Y es que “los costos de recopilar datos pueden ser prohibitivos para las especies poco estudiadas en áreas remotas”, señala el texto, por lo que “una posible solución es incorporar el conocimiento ecológico local a lo largo del proceso de planificación”, agrega.

En el Perú, la pesca de tiburón martillo está permitida aunque forma parte de la lista de  especies Cites. Foto: Oceana
En el Perú, la pesca de tiburón martillo está permitida aunque forma parte de la lista de especies Cites. Foto: Oceana

Eso fue lo que hizo este grupo de científicos. Aplicaron 87 encuestas a pescadores en tres puertos diferentes del Perú: Máncora, Salaberri y San José con preguntas tales como de qué tamaño son los tiburones, en qué temporada los capturan, cuántos pescan en cada salida, en qué lugares están, etc. Además, los pescadores dibujaron sus zona de pesca lo que luego fue analizado con la ayuda de softwares de polígonos y mapas. Por otro lado, los científicos llevaron los datos que ellos habían obtenido en viajes de pesca a un modelo espacial. Luego de cruzar y analizar toda la información, el resultado fue que “lo que los pescadores indican es muy parecido a los datos que nosotros, como biólogos e investigadores, tenemos” dice Alfaro.

La experta explica que “esto es bueno porque significa que los pescadores pueden ser una fuente de información en lugares donde no hay datos”. Y es que, si bien los investigadores procesan grandes cantidades de información de diferentes pesquerías, “existen lugares en donde no hay información. Entonces, en esos casos, se podría usar el conocimiento empírico que tienen los pescadores. Ese es el mensaje de la publicación”, dice Alfaro.

Tiburones martillo (Sphyrna lewini). Foto. Fundación Malpelo.
Tiburones martillo (Sphyrna lewini). Foto. Fundación Malpelo.

El conocimiento ecológico local de los pescadores puede ser utilizado para ampliar series cronológicas científicas, perfeccionar evaluaciones de stock, diseñar áreas protegidas marinas y proporcionar una visión social valiosa para la gestión de la información. Además, la incorporación del conocimiento local en modelos ecológicos puede legitimar las decisiones de gestión y empoderar a las comunidades en la gestión de recursos, asegura la publicación.

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Un sistema de veda que puede ser mejorado
Desde el 2016, la pesca de tiburón martillo en el Perú está vedada desde 1 de enero hasta el 10 de marzo de cada año por ser el período de reproducción de esta especie. Esta veda se da en forma uniforme en los casi 3000 kilómetros de costa peruana aunque los tiburones, puesto que vienen viajando con corrientes del norte o de sitios oceánicos, “no aparecen en toda la costa al mismo tiempo, sino que su aparición es gradual”, dice Alfaro, es decir, que la época de aparición de juveniles cerca de las áreas de pesca ocurre en diferentes temporadas, dependiendo de si se trata de la costa norte o la del sur del país.  Es por ello que para que la veda sea realmente efectiva y logre proteger a los juveniles de la pesca “es recomendable tomar en cuenta el conocimiento de pescadores que conocen más de los movimientos de estas especies en el mar”, dice Alfaro.

Los tiburones, los vertebrados marinos más amenazados a nivel mundial, también son los más deficientes en datos. En particular, “los datos limitados sobre la explotación en las pesquerías de pequeña escala representan un desafío para la conservación de las especies de tiburones en todo el mundo”, asegura la publicación.

De hecho, no está claro de dónde vienen los tiburones martillo del Perú, aunque se piensa que probablemente provengan de Galápagos y de Colombia. Así mismo, se “se asume que se reproducen en el Perú porque se han visto hembras adultas preñadas y juveniles, pero no tenemos la prueba que nos gusta a los biólogos que es ver un nacimiento”, dice Alfaro. Lo que sí está claro es que estos animales tienen un patrón de distribución y “la estacionalidad de los tiburones martillo, cuando llegan al perú, varía entre el norte y el sur del país”, asegura la científica.

Una mejor comprensión de la distribución de los tiburones martillo juveniles contribuiría al conocimiento regional de esta especie y permitiría mejorar la gestión de pesca. Para lograrlo, el conocimiento innato que tienen los pescadores es una valiosa información que está disponible para llenar los vacíos de datos que hasta ahora la ciencia no ha podido colmar. De tomar en cuenta dicho conocimiento, las leyes y normas se verían mejoradas en beneficio de una mayor protección para esta especie.

El artículo original de fue publicado en Mongabay Latam.

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