¿Qué hacer para disfrutar la comida del avión según la ciencia?

Mientras que para algunos no está nada mal, otros viajeros encuentran la comida del avión algo insípida y sin gracia. La realidad es que puede que no se trate del sabor en sí sino de todo el ruido al que están expuestos en la cabina.

Según un estudio realizado por Barry Smith, fundador del Centro de Estudios de los Sentidos, el sonido de los motores hacen que la lengua distinga un 15% menos entre lo dulce y lo salado. ¿Otro punto negativo? Ese mismo ruido acentúa el sabor amargo.

Para realizar el experimento, Smith tomó un mismo vuelo de ida y vuelta: en uno utilizó audífonos con cancelación de ruido y en el otro no. Lo que descubrió es que, sin sonido en el avión, pudo sentir más los sabores de la comida en otros aspectos del plato como el aroma.

Al tener un único sentido estimulado por un largo tiempo, en este caso el oído, el resto de ellos tienden a “disminuir” su capacidad. Esto podría explicar porque el gusto y el olfato no funcionan de forma adecuada durante un vuelo.