Cómo adaptarte a la cultura de tu nuevo trabajo
Cómo adaptarte a la cultura de tu nuevo trabajo

Pamela Díaz

De la primera semana de trabajo recuerdo escuchar el teléfono de un compañero y ver a alguien correr desde lejos para contestar la llamada. Mi pensamiento fue: «debe ser muy importante». Cuando sucedió nuevamente, no aguanté la curiosidad y pregunté: «¿cuántas llamadas importantes tienen al día?». Una breve sonrisa dibujada en la cara de mi compañera me hizo ver que mi pregunta no era del todo correcta. Su respuesta me dio una alerta sobre los temas que debía consultar más: costumbres y cultura de la empresa. «Ningún teléfono puede sonar más de una vez. Al gerente no le gusta escuchar los teléfonos sin atender. Para él, los clientes no deben esperar». Entendí que debía hacer una investigación a detalle para no cometer errores involuntarios.

Conocer el puesto para el cual has sido contratada es una tarea de saque. Saber si estás reemplazando a una persona, si es un puesto nuevo, entre otros factores. Pero luego de tener información sobre tu posición laboral, es momento de que sepas cuál será tu entorno de trabajo. Es decir, tal vez cambiaste de empresa nacional a multinacional o viceversa y con ello vienen nuevas costumbres. No las subestimes, pues adaptarte a tu nuevo entorno te facilitará el cumplimiento de los objetivos otorgados.

ELEMENTOS A CONSIDERAR

Para adaptarte a tu nuevo entorno laboral, conviene que conozcas los elementos que configuran la cultura organizacional de una empresa.

Según el autor Edgar Schein, a medida que la organización crece, se crean diversas creencias, historias, estrategias, estilos de pensamiento, estilos de comportamiento que distinguen a una empresa de otra. Estos elementos pueden ser:

- Organizacionales: políticas de la compañía (horario de trabajo, permisos, vacaciones, código de conducta), estructura organizacional (horizontal o vertical), fechas memorables, premios y reconocimientos.

- Personales: estilo de liderazgo (controla, delega, empodera, autoritario), toma de decisiones (racional, objetivo, analítico, subjetivo, emocional, arriesgado), estilo de trabajo (individualista, trabajo en equipo, énfasis en el resultado o en las personas).

- Contextuales: desigualdad social, mayor o menor individualismo, implicaciones sociales de la masculinidad y la feminidad, la propensión a la incertidumbre o el control, visión a largo plazo o corto plazo.

SIGUE LAS REGLAS

El error más común al entrar a una nueva empresa es no adecuarse al horario de trabajo. Al cambiar de centro de labores, debemos medir nuestros tiempos para llegar a la hora indicada. Es incómodo cuando llegas a tu oficina y todos tus compañeros ya están en sus sitios o, por el contrario, cuando aún no llega nadie. Ahí debemos recurrir a nuestra investigación de cultura organizacional. Identifica a tu compañera más afín o a tu jefe directo y hazle las preguntas de rigor: ¿Cuál es el horario de ingreso? ¿Cuánto tiempo puedo tomarme para almorzar? Lo importante es que hagas las consultas y estas queden resueltas. No puede suceder que vayas probando día a día.

¿Qué otras consultas podemos realizar? Aquellas relacionadas con el uso de redes sociales. A veces solemos «taggearnos» en nuestro Facebook y colocar ubicación de la empresa. Pero, ¿has leído los usos y condiciones de la marca en redes sociales? También compartimos contenido confidencial en LinkedIn, todo con excelente intención, pero hemos obviado si para la empresa es correcto hacerlo. Aquí entra en juego una competencia que todo profesional debe desarrollar: la flexibilidad al cambio. Otro aspecto importante y sensible en todas las empresas es el de las relaciones interpersonales.

Debemos consultar si son aceptadas las relaciones de pareja entre dos compañeros de trabajo ya que, por conflictos de intereses, a veces están prohibidas. Y para no dejar de lado el tema controversial de toda empresa en el mundo: aborda el tema de los permisos. ¿Pueden ser tomados a discreción o se toma un día a cuenta de las vacaciones? Por eso siempre te sugiero que preguntes con anticipación y sobre todo que tomes nota para que la adaptación a tu nuevo trabajo sea de una manera armoniosa y tanto como tú y la empresa se sientan cómodos de trabajar en equipo.

Recuerda que las comparaciones sobre las prácticas en tus antiguos centros de trabajo no suman. Es momento de adecuarse y ser gestor del cambio porque, más allá de las normas que puedas encontrar en un nuevo centro laboral, quien decide si las va a cumplir serás tú. Mucha apertura, flexibilidad y comunicación son las claves para que desde un inicio vean la excelente profesional que eres.

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