La historia de amor de Gabriela Johnson y Patricia Silva Novoa empezó hace cinco años. Ellas se conocieron porque el destino así lo quería. Patricia era clienta de Gabriela -quien tenía un emprendimiento de almuerzos saludables- pero nunca se habían visto frente a frente. Hasta que en una de las entregas, Patricia decidió hacerle caso a sus compañeros de trabajo y salir a conocerla. Muchos mensajes después, citas y una temporada de convivencia, las llevó a plantearse la idea de formar una familia juntas.
En exclusiva con El Comercio, la pareja revela las dificultades de vivir su amor en el Perú; los retos legales y el sueño de criar a su pequeño hijo en total libertad.
Los retos de amar en el Perú
En el Perú, el 8% de los adultos se identifica con una orientación sexual no heterosexual, según el “Estudio sobre familias homoparentales y diversas en el Perú”, elaborado por IPSOS en el 2019. En cifras reales, esto indica que 1.7 millones de peruanos aman de manera diversa. Sin embargo, ese amor sigue sin ser reconocido por la ley. Recientemente, Gabriela y Patricia cumplieron dos meses de casadas. Luego de cinco años juntas, la pareja tuvo que viajar a Estados Unidos para celebrar su amor porque en el Perú el matrimonio de dos personas del mismo sexo no es legal.
“Lamentablemente, aquí en el Perú nuestro matrimonio todavía no es legal, pero estamos iniciando un proceso para intentar registrarlo ante la RENIEC. Una vez que nosotras nos casamos, tenemos 90 días para poder registrar nuestro matrimonio como si fuéramos una pareja heterosexual. Evidentemente, sabemos que esta institución nos va a rechazar el registro y lo que nos tocará hacer es apelar a otras instancias”, explica Gabriela. “Pero la idea es que entre más familias hagan lo mismo, la RENIEC identifique ésta como una realidad que debe ser visibilizada”, agrega.
La relación entre Gabriela y Patricia empezó a través de Facebook. Se veían por fotos, videos, se daban “Me gusta”...hasta que se dieron cuenta que tenían muchísimo en común. “Empezamos a conversar y conocernos. Teníamos amigos en común pero también intereses que compartíamos, como la comunidad LGBTQ+”, precisa Gabriela. De hecho, en ese momento ella apoyaba a la ONG Presente -una de las organizaciones líderes en diversidad con más precedencia actualmente- y este fue otro de sus temas de conversación. Ni un viaje de seis meses, ni miles de kilómetros de distancia pudieron con esta relación que se transformó en una linda convivencia luego de un año.
En el 2019 ambas se comprometieron en un viaje a Estados Unidos. Aunque su relación llevaba pocos meses, el amor superaba cualquier medida de tiempo. “Fui yo quien tomó la iniciativa de decir ‘hay que comprometernos, hay que hacernos anillos, quiero estar contigo siempre’”, indica Gabriela. Cuando por fin llegó el momento de casarse, la celebración no fue tal y como ellas la habían soñado. “Si bien firmamos unos documentos de respaldo legal en Miami, no hemos tenido la oportunidad de celebrar nuestro matrimonio como nos hubiese gustado o como aún nos gustaría hacerlo”, continúa.
Según la misma encuestadora, 9 de cada 10 peruanos adultos no heterosexuales quisiera casarse con su pareja en el Perú y, al no poder hacerlo, se ven en la necesidad de viajar a países como Argentina, México y Estados Unidos; al igual que Gabriela y Patricia. Además, el 18% de esta población se encuentra en una batalla legal por el reconocimiento de su matrimonio en el Perú. A pesar de las cifras, en pleno 2023 las parejas homosexuales y diversas aún no tienen derecho a casarse ni recibir -o brindar- beneficios y garantías a sus seres amados en el Perú.
Pero, ¿qué tan lejos estamos de esa realidad? A nivel nacional, la unión civil ha sido lo más cerca que se ha logrado llegar en términos del reconocimiento de parejas homosexuales ante la ley. “Lo que nosotros como comunidad queremos es el matrimonio igualitario para tener los mismos derechos de una pareja heterosexual. También pedimos que en la Constitución se cambie el término ‘matrimonio entre hombre y mujer’ por ‘matrimonio entre personas’”, explica una de las madres.
¿Cómo es tener una familia homoparental en el Perú?
Hace tres años, Gabriela y Patricia decidieron tener hijos. Mientras que para algunos la pandemia fue un momento de mucha oscuridad, para esta pareja fue una de las mejores cosas que les pudo pasar. “Quiero ser mamá. Este es mi momento porque estoy súper tranquila, trabajando desde casa, no me estoy enfrentando a tráfico ni a contaminación así que quiero embarazarme ahora”, fue lo que le dijo Gabriela a Patricia, sabiendo que ella no tenía pensado tener hijos -hasta ese entonces-.
Poco después, Gabriela agendó una cita con su ginecólogo y descubrió que la mejor opción para convertirse en mamá era a través de la inseminación artificial. “Mi doctor me dijo ‘yo te voy a ayudar’, así que nos fuimos de la clínica en la que yo siempre me atendía a otra en la que él sí me podía hacer todo el procedimiento”, señala. Según ella, cada vez hay más doctores abiertos a la comunidad LGBTQ+ y totalmente dispuestos a ayudar.
Fue en ese periodo que investigaron acerca de clínicas y resolvieron muchas de sus interrogantes. “Durante toda la etapa previa nos hicimos varias preguntas como: ‘¿quién iba a ser el donante?’ ‘¿de dónde íbamos a traer el esperma?’ ‘¿en qué clínica íbamos a realizar el procedimiento?’, etc”. La pareja logró conseguir el soñado embarazo en enero de 2021, en un tiempo récord tratándose de una modalidad de reproducción asistida. “No tuvimos que pasar por tantas pruebas ni tratamientos porque un intento fue suficiente para quedar embarazada”, explica Gabriela.
La inseminación articial consiste en colocar en el interior del útero de la mujer una muestra seleccionada de semen con la finalidad de incrementar el potencial de los espermatozoides y las posibilidades de fecundación del óvulo. Este el método de concepción es uno de los más populares entre las familias homoparentales en nuestro país. Conforme al estudio de IPSOS, el 35% de los hijos de parejas homosexuales fueron concebidos mediante fecundidad asistida, mientras que el 19% acudió a la inseminación artificial.
Una vez que la pareja se enteró que el tratamiento había funcionado, Gabriela admite que no sabía a lo que se enfrentaba. “Yo creía que todo iba a ser mucho más difícil. Felizmente, el embarazo no me afectó emocionalmente. Creo que a Patricia le afectó más (ríe). Ella estaba súper nerviosa porque al comienzo nos dijeron que iban a ser dos bebés, pero resultó siendo solo uno”, cuenta. Con el paso de los meses, el embarazo de Gabriela continuó en total normalidad. “Luego de los tres meses, yo nunca me sentí embarazada. Caminaba, hacía todas las actividades que podía hasta un día antes de dar a luz”, precisa.
El pequeño Ilán nació un 12 de octubre de 2021. “Pensábamos que teníamos todo resuelto, pero en verdad no fue así. Cada bebé viene con muchas sorpresas, pero felizmente nuestro hijo nació muy sano”, explica Gabriela. Como todo recién nacido, Ilán llegó a cambiarles la vida por completo. El día se volvió ocupado y las noches se sentían eternas. “Recuerdo que estaba muy asustada por el tema de la muerte súbita en los bebés, así que durante los tres primeros meses Ilán durmió sobre mi pecho porque me daba mucho miedo dejarlo solo en la cuna y que pudiera ahogarse”, revela.
Más allá de los retos diarios que presenta la maternidad primeriza, Gabriela y Patricia tenían otras preocupaciones en mente. La pareja se chocó con una realidad dura: el poco reconocimiento y la discriminación hacia las familias homoparentales en el Perú. “Muchas veces a Ilán le dicen ‘tu mamá y Patricia’ y yo me encargo de hacer que él entienda que ambas somos sus mamás. Las personas saben que Patricia está conmigo, que somos una pareja pero no saben exactamente el rol que cumple con Ilán”, explica Gabriela.
Pero el reconocimiento y la tolerancia es solo el primer paso. La imposibilidad de formar una familia que permita tener hijos reconocidos por ambos padres o madres es uno de los principales limitantes de las familias homoparentelas en el Perú. “Patricia no tiene ningún tipo de reconocimiento. De hecho, hay un poder que vamos a firmar para que ella pueda matricularlo, llevarlo de viaje y no haya ningún inconveniente, pero ante el gobierno, la ley y el Estado, ella no es nadie para Ilán”, explica Gabriela. “Ilán no lleva el apellido de Patricia y yo figuro en la RENIEC como madre soltera. Sabemos que cuando nuestro hijo crezca va a ser súper doloroso para él saber que su mamá no tiene ninguna injerencia en él y que ella no puede hacer absolutamente nada por él”, continúa.
Sin embargo, la pareja mantiene la esperanza. “Hay una lista bastante amplia de colegios y nidos que tienen familias diversas. He tenido buenos comentarios de instituciones en las que tienen como parte de su currícula el ítem de familias homoparentales y cómo trabajar con ellas”.
Afortunadamente, familias como la de Gabriela, Patricia e Ilán han encontrado en la Asociación de Familias Homoparentales y Diversas del Perú una red de soporte. A través de esta organización, también han conocido a muchos de sus amigos y han podido compartir experiencias relacionadas a la crianza de sus hijos. “El hecho de nosotras poder visibilizar nuestra familia le da la oportunidad a otras personas de entender que sí es posible. A veces uno cree que todo pasa en Lima, pero no es así. En ciudades como Pucallpa o Trujillo también hay familias homoparentales, lo que nos deja claro que estamos en todos lados”.
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